❝Gol D. Roger esperaba encontrarse en la otra vida después de su ejecución. En cambio, encontró a un niño de siete años con su sombrero de paja más preciado.❞
✧ Actualizaciones los Domingos.
✧ Está historia no es mía, le pertenece a "staryty" en ao3...
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Cuando Sabo abrió sus ojos color avellana, lo primero que notó fue a Luffy, que lo rodeaba con sus brazos. Lo segundo que notó fue que los rayos del sol se colaban en las finas paredes de la cabaña. Era el momento adecuado para que se despertara por Sabo. Aunque le costó zafarse del agarre de Luffy, lo consiguió. Su hermano menor era así de pegajoso. Reprimió un bostezo antes de sentarse. Se frotó los ojos para deshacerse de cualquier resto.
Sabo observó cómo Luffy se volvía inmediatamente para aferrarse a Ace. Ace, aún dormido, le devolvió el abrazo. Sabo sonrió, disfrutando de la vista de sus dos hermanos. Sabo sabía que Ace no había dormido lo suficiente anoche. Tal vez, el abrazo de Luffy pueda alejar sus preocupaciones aunque sea por el momento.
Sabo se levantó con cuidado, sin querer despertar a sus hermanos. Siempre era el primero en levantarse. Luffy y Ace son siempre los que más duermen. Estiró los brazos y salió de la habitación. De camino a la planta baja, no escuchó ningún sonido procedente de los bandidos. No eran de los que se despiertan temprano.
En el salón, se vio a un Garp dormido que roncaba con fuerza. El anciano aún tenía un vaso en la mano. Sabo tragó saliva y aceleró el paso. Garp ya daba bastante miedo sin estar intoxicado. Le asustaba la idea de tratar con el viejo con resaca. Tenían que salir de aquel lugar lo antes posible si querían seguir viviendo.
Sabo salió al exterior. Cerró los ojos mientras la brisa fresca lo saludaba. Se escuchó un coro de pájaros piando. Todo parecía perfecto. Cerró los ojos y dejó que su cuerpo se perdiera por el momento. Porque era algo que nunca había experimentado en Ciudad Alta. La ciudad que le vio nacer era a veces embriagadora. Sabo siempre disfrutó de la tranquilidad que tiene en las montañas.
"Te has levantado temprano".
Sabo abrió los ojos, parpadeando. Le dedicó una sonrisa de dientes. "Buenos días, Roger-san. Se supone que esa es mi pregunta. ¿No tienes resaca?"
"¡Eso no fue suficiente para retenerme!" Roger se rió. "¡Deberías haber visto las fiestas en Oro Jackson! Son mucho mejores!"
"¿Oro Jackson?" Sabo se hizo eco, y entonces cayó en la cuenta. "Es tu barco, ¿no?"
"Sí. Es la mejor que hay. Me hubiera gustado llevaros a los tres allí. Disfrutaréis de las fiestas a bordo".
"Nos gustaría". Sabo estuvo de acuerdo.
"He querido preguntarte", dijo Roger. "¿Cómo os conocisteis Ace y tú?".
Sabo le miró antes de responder. Los ojos se entrecerraron, sin saber qué responder.
"¿Puedo confiar en ti?"
Roger le miró fijamente. La suavidad era evidente en sus rasgos. El hombre sonrió ligeramente, sin ofenderse por su pregunta.
"¿Me lo preguntas a mí o a ti mismo?".
Sus ojos color avellana se abrieron de par en par y la boca se entreabrió. Parpadeó un par de veces mientras seguía mirando al hombre.
