❝Gol D. Roger esperaba encontrarse en la otra vida después de su ejecución. En cambio, encontró a un niño de siete años con su sombrero de paja más preciado.❞
✧ Actualizaciones los Domingos.
✧ Está historia no es mía, le pertenece a "staryty" en ao3...
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Roger cerró los ojos y disfrutó del momento. Al fin y al cabo, ésta sería probablemente la última vez para los dos.
Estaba tumbado junto a Rouge. Sus manos estaban en el abdomen de su amante, donde se encontraba su hijo. Pero era demasiado pronto para sentir una patada. Sólo deseaba estar todavía cerca para sentirla cuando llegara el momento.
Rouge tarareaba una canción de cuna. Roger la escuchó en silencio. Era tan relajante y reconfortante. Algo que seguramente echaría de menos.
Entonces, de repente, sintió humedad en la cara. Levantó la vista y miró a Rouge. Las lágrimas caían de los ojos grises de su amante.
"¿Qué pasa, mi amor?" Preguntó Roger, acariciando su pelo rubio fresa.
"Lo siento, Roger..." Ella se mordió los labios. "Es que... Odio pensar que nuestro hijo va a crecer sin ti".
Se hizo un silencio ensordecedor. Observó impotente como Rouge seguía sollozando en sus hombros. Le frotó la espalda en un intento de consolarla.
Roger no lo quería también. Si las circunstancias hubieran sido diferentes. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de estar con ellos. Pero la vida no funciona así. Era injusto, algo que Roger siempre había odiado. Pero al final, no le quedaba más que aceptarlo y desear que Rouge y su hijo estuvieran bien una vez que él se hubiera ido.
"Lo sé". La atrajo en un fuerte abrazo permitiéndole llorar más. "Pero todo irá bien. Todo estará bien. Nuestro hijo va a ser fuerte. Después de todo, sus dos padres lo son".
"Vas a ser un gran padre, Roger". Rouge se mordió los labios, mirando sus ojos negros con una sonrisa.
"Yo también lo espero". Roger le secó las lágrimas. "Si se diera la oportunidad..."
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Fracasó como padre. Eso era lo que Roger tenía en su mente.
Su hijo se odiaba a sí mismo porque estaba emparentado con él. La sombra que Roger proyectaba, Ace seguía viviendo en ella. Roger sentía que el mundo entero se reía y se burlaba de él. Como si fuera el castigo por los crímenes que cometió en el pasado. Y Ace era el desafortunado que sufría por ello.
