𝐄𝐋𝐋𝐀 ━━ Dance with Devils [TERMINADA]

Capítulo O7

❝TRAICIÓN Y ÁNGELES❞

    La tercera biblioteca solo era ruidosa por parte del perro de Rem, Urie, Shiki y Mage los últimos días. Porque a decir verdad, por Rem y por mí, sería silencio total. Ninguno hablaba cuando el otro estaba presente, incluso evitábamos mirarnos. Por lo que ir con el Consejo se había vuelto algo incómodo, y preferiría no asistir de vez en cuando.

Aquel era uno de esos días, Lindo no había asistido a clases, y yo entonces estaba tomando una siesta en la ventana de uno de los pasillos donde nadie me molestaba. Hubiese seguido durmiendo si no fuese por el aleteo de un ave que voló tan cerca de mí que me despertó del susto.

Suspiré de mal humor por no haber podido volver a conciliar el sueño, así que solo me quedé viendo al resto de los alumnos desde el segundo piso. Todos yendo de un lado a otro por sus clubes.

Veía pasar a las chicas de primer año, las parejas de los de tercero y...

¿Shiki?

¿No debería estar con el Consejo a esta hora?

Por como caminaba dando zancadas, supuse que estaba molesto. Y estuve por ignorar la situación hasta que me fijé el como se sentaba tras un arbusto de los rosales amarillos y arrancaba las flores.

Parece realmente agitado, ¿se habrán vuelto a burlar de él los del consejo? 

Los últimos días, Urie y Mage no habían dejado de molestarle sobre sus alas. Por lo que apostaría a que se trataba de lo mismo.

No podía ignorarle por más que quisiera. Rendida, bajé mas escaleras lo más rápido que pude hasta llegar a su lado, viendo sus manos lastimadas de tantas espinas que ignoraba al arrancar las rosas.

—Oye, Shiki.

—Déjame solo —demandó él siguiendo con lo suyo.

—¿Otra vez Mage y Urie dijeron algo sobre tus alas? —al sentarme a su lado, logré captar su atención, al fijarse de mi presencia dejó de arrancar las flores.

—Oh, eres tú, Akira.

—Déjame ver tu mano —ordené viendo como este giraba su cuerpo en mi dirección, tendiéndome sus manos—. Por suerte ustedes no sienten ese tipo de dolor. De todos modos evita lastimarte, hombre.

—Solo si eres tú quien me lastima la próxima vez —Shiki tenía un extraño fetiche que hacia público con que yo le maltratara, y en verdad no lo entendía muy bien.

—Lavemos tus manos —me puse de pie tomando su muñeca para que este se levantara de igual forma y ambos empezaramos a caminar hacia la fuente más cercana—. Te ayudo —murmuré sujetando sus manos bajo el agua para intentar limpiar lo mejor que podía dichas heridas.

—Mi dulce Akira, eres el Ángel más maravilloso que he visto en mi vida —comentó con una expresión intensa como su mirada, teniendo un rubor en sus mejillas. Le miré con pereza y continué limpiando sus heridas, él siguió observándome aun así.