Cuadragésimo segundo.

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Jennie no esperó que la tarde de ese mismo día, Lisa apareciera fuera de la reja de su casa sosteniendo -por lo menos- tres docenas de rosas blancas y rosadas en un ramo atado con un lindo listón plateado.

El corazón de la morena se aceleró, tropezó y volvió a latir de forma frenética al visualizar a la rubia de sus sueños -muy literalmente- sosteniendo ese arreglo floral entre los brazos y vestida de forma pulcra. Tenía el cabello rubio recogido en una coleta y llevaba las gafas de pasta que solía usar, los pantalones de tela estaban planchados de forma minuciosa y la camisa azul -debajo de una chaqueta formal- estaba abotonada por completo.

—Por Dios, Lisa —Jennie exhaló un suspiro tembloroso al no encontrar palabras que pudieran explicar su asombro—. Es... esto es...

—Oh. Hola, Jen —la rubia esbozó una sonrisa brillante y reacomodó las rosas entre sus brazos para poder ver a Jennie a los ojos—. Estás hermosa.

Era mentira, por supuesto.

La morena vestía un par de shorts de mezclilla -que más bien parecían calzoncillos debido a lo cortos que eran- y una sudadera que era quizás tres o cuatro tallas más grande de lo que era la ropa que ella normalmente usaba. Estaba descalza, también, y tenía el cabello apenas recogido en un moño desordenado que dejaba algunos mechones sueltos que se enroscaban a la altura de su hombro.

Jennie no pudo evitar caminar hasta la reja para abrirla y que la rubia ingresara, y apenas Lisa estuvo dentro de la propiedad de los Kim, la morena volvió a cerrar. Luego, cuidó el no estropear las rosas y tomó las mejillas de la chica tailandesa para unir sus bocas de forma suave.

Sus labios juguetearon un pequeño momento con los de la otra y cuando se separaron, había un par de sonrisas idénticas en sus rostros.

—Son hermosas —murmuró Jennie luego de liberar el rostro de la rubia.

—¿En serio lo crees? —Cuestionó Lisa con cierta duda—. Justo ahora creo que pude haber elegido mejor.

—Te lo juro, Lisa, son perfectas —respondió la morena.

Lo que siguió fue más bien incómodo.

Jennie trató de tomar las rosas entre los brazos de Lisa, pero cuando tiró del ramo para acogerlo en sus manos, la rubia tiró de él para quitárselo, y cada vez que Jennie tiraba, Lisa también lo hacía para no perder su agarre sobre el arreglo. Aquello se repitió varias veces hasta que una vez que la morena se cansó de aquello, se cruzó de brazos y frunció el entrecejo.

—¿Qué sucede?

—¿Qué? Nada. No sé de qué hablas —respondió la rubia.

—Las rosas —murmuró la morena en tono de obviedad.

Lisa frunció el entrecejo en confusión, pero cuando pareció que Jennie iba a hablar de nuevo, fue interrumpida por la voz de su madre, que estaba a sus espaldas y de pie en el pórtico.

—¿Sucede algo? —Cuestionó con una mirada de extrañeza.

—Cosas de compañeras de instituto, madre —respondió Jennie antes de girarse para verla de frente.

—Directora Kim —Lisa irguió su postura y se giró rápidamente para ver a la mujer, luego tragó saliva de forma forzada y le ofreció las rosas antes de añadir en un hilo de voz—: Para usted.

Chaerin tomó las rosas de forma cuidadosa y con expresión de sorpresa, al mismo tiempo, la chica tailandesa se sonrojó profundamente y Jennie balbuceó groserías.

—Oh... gracias, señorita Manoban. ¿A qué debo el honor?

—Yo... me preguntaba si le gustaría ir a cenar conmigo esta noche —respondió Lisa con las manos temblorosas a causa de los nervios—. Me sentiría honrada si usted aceptara ser mi cita.

Jennie entreabrió la boca con toda la indignación que pudo reunir en su expresión y se cruzó de brazos. Chaerin parpadeó un par de veces, pasmada ante la proposición, y Lisa... ella estaba de pie torpemente frente a la directora de Kim's High.

—¿Qué demonios, Lalisa? —Terminó por espetar la morena para luego tensar la mandíbula y tratar de mantener a raya su disgusto—. ¡Se supone que es a mí a quien debes invitar a salir! ¡No a mi madre!

—Jennie, tranquila —Chaerin le dedicó a su hija una mirada represora.

—¡No me voy a tranquilizar, madre! —Chilló la morena en un tono casi histérico—. ¡A mi no-novia le gustan las sugar mommys!

—¡Ruby! —Espetó Chaerin con el entrecejo fruncido.

—¡Ruby nada! —Volvió a gritar la morena antes de entrar a la residencia con pasos furiosos.

Chaerin se quedó de pie aún con las rosas entre los brazos y dejó salir un suspiro, Lisa parecía confundida y se veía descolocada, luego murmuró:

—¿Qué es una sugar mommy?

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˗ˏˋ𝐒𝐭𝐨𝐥𝐞𝐧 𝐊𝐢𝐬𝐬𝐞𝐬ˎˊ˗ 〔 Jenlisa 〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora