Cuadragésimo cuarto.

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La noche de ese martes, luego de casi golpear a Lisa por la mañana, sofocar a Rosé con un golpe en el estómago y abofetear a Jisoo debido a la furia incontrolable en su ser, Jennie se obligó a tranquilizarse y volver a casa antes de que sucediera una desgracia.

Vio cómo Lisa pasó a invitar a su padre a cenar, y él aceptó luego de una pequeña conversación. ¡Él aceptó! ¡¿Qué demonios tenían en mente sus progenitores?!

De cualquier forma, la morena se las arregló para mantener a raya su disgusto y las ganas de gritar a los cuatro vientos lo que pensaba de la idiota tailandesa que había invitado a salir a sus padres antes de que a ella. ¡Era indignante! ¿Acaso Lisa pensaba pasar por todos los Kim antes de llegar a ella?

Jennie esperó de forma paciente hasta que un auto se detuvo frente a la residencia de sus padres y alzó la mirada para no perder detalle.

Del vehículo bajaron Lisa y Gong Yoo, la rubia con una sonrisa radiante y su padre con expresión casi pasmada. Parecía descolocado y un tanto temeroso, y de repente la morena se preocupó de que Lisa hubiera amenazado a su familia porque ¿y si los Manoban eran una banda de narcotraficantes? ¿Y si estaban planeando dominar el mundo y amenazaron a su familia para que les dieran a Jennie? ¿Y si Lisa era la mente maestra detrás de la mafia tailandesa?

-Oh, Jennie, ¿qué haces aquí afuera? -Cuestionó su padre al verla sentada en el pórtico-. ¿Tu madre salió y dejaste las llaves dentro?

La morena negó con la cabeza y se puso de pie con las piernas temblorosas para ver por encima del hombro de Gong Yoo en dirección a Lisa, quien se veía aún radiante, aunque un tinte de ansiedad se cernía sobre ella de cualquier forma. Tal vez estaba nerviosa debido al arrebato de furia que tuvo Jennie en el instituto.

-Gracias por acompañarme esta noche, señor Kim -la rubia se aclaró la garganta con torpeza y luego añadió-: Agradezco que se haya dado el tiempo de cenar conmigo hoy.

-Ah, sí -el hombre volvió a fruncir el entrecejo con algo de confusión y abrió la reja de la propiedad para ingresar, sin embargo, una vez que estuvo dentro, no cerró tras él-. Eh... de nada, supongo.

-Jen -llamó la chica tailandesa, lo que hizo que la morena volteara a verla de inmediato-, ¿podrías darme un segundo?

Jennie miró en dirección a su padre casi esperando que no le diera permiso, pero él se encogió de hombros y abrió la puerta de la casa para entrar sin más y cerrar a sus espaldas, por lo que la morena tragó saliva de forma forzada y caminó en dirección a Lisa con cierta reticencia porque ¿si la subía al auto y la raptaba y luego tomaban un vuelo privado hacia Tailandia? Para empezar, a Jennie no le gustaban los aviones.

Sin embargo, a pesar de su cautela y cierto dejo de desconfianza, la morena se plantó frente a la chica tailandesa y alzó la barbilla para mostrar su típico porte altivo y arrogante.

-¿Sí?

-Uhm -la rubia vio algo por encima del hombro de Jennie e hizo una mueca, luego la tomó por la muñeca y la dirigió hasta que su espalda estuvo contra el muro de piedra, de modo que sus padres no podrían ver lo que estaban haciendo-. Así está mejor.

Cuando la morena iba a preguntar de qué estaba hablando, Lisa se inclinó hacia enfrente y tomó su boca con seguridad para después empezar a mover sus labios de forma confiada.

Jennie casi se derritió ante el contacto y, de hecho, dejó salir un gemido ahogado cuando -al mismo tiempo que la lengua de la rubia buscó la suya- Lisa tomó sus muñecas y las posicionó contra el muro de piedra para retenerla justo allí.

Del mismo modo, la morena sintió que un escalofrío subió por su espina dorsal cuando uno de los muslos de la chica tailandesa se coló entre sus piernas separadas y dejó salir un suspiro entrecortado, lo que hizo que sus bocas se alejaran y Lisa aprovechara el momento para descender con pequeños y suaves besos por el costado del elegante cuello de Jennie.

-Oh, Lisa, maldita sea -gimió cuando el muslo entre sus piernas empujó hacia arriba y frotó el ápice antes sus piernas-. Otra vez, bésame otra vez.

Lisa tenía toda la intención de cumplir el deseo jadeante de Jennie, y lo habría hecho de no ser por el agua fría que les tiraron encima.

Las dos chicas se separaron como si la otra tuviera una enfermedad contagiosa y voltearon hacia la dirección de donde provino el agua helada, -Jennie con expresión homicida- para encontrarse con la profesora Yeon sosteniendo un cubo.

-No me miren así -murmuró con expresión resuelta-. Quise evitar un embarazo adolescente.

-¡Pero las dos somos chicas! -Espetó la morena en un tono casi furioso.

-Oh, mi error -respondió la profesora con una sonrisa burlona antes de volver al interior de su residencia.

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˗ˏˋ𝐒𝐭𝐨𝐥𝐞𝐧 𝐊𝐢𝐬𝐬𝐞𝐬ˎˊ˗ 〔 Jenlisa 〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora