Octagésimo octavo.

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Tirada en su cama con la mirada puesta en el techo y llena de un aburrimiento en serio insoportable, Jennie exhaló un suspiro y gimió patéticamente por lo que pareció ser la enésima vez en los últimos cinco minutos. Estaba tan aburrida, necesitada de la atención de su novia -de cualquier tipo, en serio- y tan absolutamente frustrada, que su mera existencia le resultaba insoportable en ese momento.

Para empeorar las cosas, la residencia de su familia estaba en un silencio sepulcral poco alentador debido a que su padre estaba de viaje por negocios, su madre tenía consejo escolar ese sábado, Taehyung había decidido sacar a pasear a Kuma, Rosé y Jisoo estaban pasando el día juntas porque la mamá de Jisoo no estaba en la ciudad, y Lisa estaba recuperándose de la paliza que Somi le propinó a todas las integrantes del equipo de fútbol en la práctica del día anterior.

Estaba completa, absurda, y absolutamente sola.

Maldito fraccionamiento de mierda que era el más tranquilo y agradable de la ciudad. A veces, Jennie deseaba vivir en uno de esos lugares con vecinos ruidosos y pandillas peligrosas, y al darse cuenta de eso, se dijo que necesitaba terapia porque, ¿quién en su sano juicio cambiaría el perfectamente perfecto fraccionamiento por un barrio lleno de pandillas, balas perdidas y niños insoportables?

—Necesito agendar una cita con la doctora Go —se dijo con seriedad—. Oh, Jennie, eres patética hablando contigo misma.

Solo por tener algo que hacer y en un movimiento involuntario, la morena llevó su mano izquierda hacia el lugar entre sus piernas -cubierto solo por unas pequeñas bragas- y se sobresaltó cuando el suave golpe de sus dedos allí envió una sacudida de calor a sus terminaciones nerviosas, sin embargo, eso también le hizo recordar que había pasado un tiempo desde que ella y Lisa habían tenido sexo.

Entre sus reuniones con el club de ajedrez, las prácticas de Lisa y el hecho de que alguno de sus padres siempre estaba en casa, no habían tenido mucho tiempo para recrearse de esa forma tan genial que Jennie en serio extrañaba, y en ese momento, donde la morena tenía la residencia para ella sola al menos hasta las ocho, Lisa estaba exhausta en casa por culpa de la estúpida de Somi.

Para variar, las hormonas de Jennie estaban a tope porque su ciclo menstrual estaba cerca y al final cedió a sus impulsos físicos, obviamente con su novia en mente para que todo aquello fuera más fácil e intenso. A veces le preocupaba lo mucho que Lisa lograba afectarla.

Mientras sus dedos encontraron el camino hacia el interior de sus bragas, la mente de la morena reprodujo de forma vívida la forma en que el día anterior Lisa la llevó a uno de los cuartos de limpieza y la empotró contra una pequeña mesa para besarla por todas partes gracias a que la noche anterior tuvo un sueño en serio elaborado que incluía a Jennie, un conjunto de lencería oscura y tacones poco salubremente altos.

Jennie jadeó ante el recuerdo de los dedos de su novia buscando a ciegas el botón de sus vaqueros mientras se besaban en el espacio cerrado y caliente, y las conocidas palpitaciones en su clítoris -así como su lubricación- se hicieron presentes apenas sus dedos pasaron de forma suave sobre su monte venus.

La morena jadeó cuando sintió el fantasma de los labios de Lisa en su mandíbula como usualmente cuando se besaban a solas y tensó los músculos de sus piernas cuando un pálpito particularmente fuerte latió en su clítoris debido al recuerdo, lo que hizo que presionara sus dedos con más fuerza contra la creciente humedad sobre su nudo de nervios y sus caderas se movieran de forma involuntaria contra su propia muñeca.

Sus pezones se tensaron contra la ligera tela de su camiseta de algodón y llevó su mano derecha a acunar su pecho al tiempo que extendía más las piernas en busca de un mejor ángulo, y una vez que tuvo más espacio, empezó a mover sus dedos de forma descuidada y moderadamente rápida contra su clítoris palpitante.

Cuando Jennie empezó a sentir que la presión en su vientre bajo iniciaba a acumularse como lava ardiente y sus dedos se frotaban de forma fluida sobre su clítoris gracias a toda la humedad que el pensamiento de Lisa tocándola produjo, también escuchó pasos por el pasillo fuera de su habitación, lo que la llevó a entrar en pánico, dejar de lado su excitación y tensarse en su cama.

Sin embargo, antes de que pudiera colocarse presentable o incluso sacar su mano del interior de sus bragas, la puerta de su habitación fue abierta sin previo aviso y ella exhaló un grito horrorizado antes de rodar por el colchón -tratando de cubrirse al menos mínimamente- y caer al piso con un ruido sordo.

—Mierda, Jen —Lisa maldijo y corrió hacia el otro lado de la cama para ayudar a su novia—. ¿Te rompiste algo?

—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —Espetó la morena en tono molesto -aún tirada en el piso- y con las mejillas sonrojadas—. ¿Cómo infiernos entraste?

—Eh... subí porque la puerta estaba entreabierta y quería verte —articuló la chica tailandesa de forma distraída, sin apartar la mirada de los muslos desnudos de Jennie, la obvia mancha de humedad en sus bragas y los pezones tensos contra la camiseta delgada—. Jennie, ¿estabas...

—Pfft, claro que no —se apresuró a decir la morena—. Yo... yo estaba bebiendo agua y la maldita cosa cayó encima de mí y eso —balbuceó—. Uhm, ¿pensé que estabas recuperándote de la paliza de la práctica?

—Bueno, es que de hecho estoy mejor y quería verte —murmuró Lisa antes de finalmente tomar asiento en el piso—. Nini, ¿puedo ayudar con tu problema? Podría y me gustaría ayudar.

Jennie asintió sin dudarlo, discutir o tratar de defender que no estaba masturbándose porque era estúpido tratar de negarlo, y solo entonces la rubia la tomó por la base del cuello para unir sus bocas en un beso honestamente demasiado pasional para ser el primero de su sesión de besos, y la morena se tensó ligeramente y siseó cuando la mano derecha de su novia encontró el interior de sus bragas y acarició su piel hasta llegar a su clítoris.

Las caderas de la morena buscaron la mano de Lisa y esta separó sus labios brevemente para escuchar el gemido entrecortado que escapó de la boca de Jennie, quien se precipitó rápidamente hacia el orgasmo solo por el conocimiento de que su abstinencia había llegado a su fin y el hecho de que tenía los dedos de su novia en su vulva.

Los muslos de la morena se cerraron con fuerza y atraparon la mano de Lisa cuando el orgasmo la golpeó, y al mismo tiempo, una de sus manos cayó a la rodilla de su novia para sostenerse, entretanto, la rubia acunó suavemente la mandíbula de Jennie antes de murmurar:

—Nini, estoy enamorada de ti.

La morena se tensó al escuchar a su novia y su cerebro se bloqueó por completo al tiempo que la euforia post coital y el conocimiento de que su novia estaba enamorada de ella se asentaron en su mente, por lo que en lugar de usar esa oportunidad perfecta para al fin expresar que ella también estaba estúpidamente enamorada de Lisa, terminó por decir:

—¿Sabías que Dalgom mordió a Rosé cuando ella y Jisoo estaban teniendo sexo? —Aún con la mano de Lisa en el interior de sus bragas.

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˗ˏˋ𝐒𝐭𝐨𝐥𝐞𝐧 𝐊𝐢𝐬𝐬𝐞𝐬ˎˊ˗ 〔 Jenlisa 〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora