Trigésimo séptimo.

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Maldito. Miércoles. De. Educación. Física. De. Mierda.

Jennie se sujetó la coleta casi con furia y espetó una palabrota entre dientes al tiempo que se inclinaba para ajustarse las medias y el short de licra debajo del short de tela holgada.

Jisoo le dio una nalgada a causa de la posición en que se encontraba. La morena se irguió rápidamente con las mejillas sonrojadas.

—¿Qué? —La corredora esbozó una sonrisa inocente—. Antojable.

Jennie rodó los ojos y en cambio se ajustó también el top deportivo que llevaba encima del sujetador -en un intento de mantener sus pechos en su lugar por si acaso le tocaba correr- y volvió a resoplar.

—Eso fue malditamente inapropiado.

—¿Por qué? Es algo completamente normal entre amigas heterosexuales —Jisoo se encogió de hombros y luego se aseguró de que su coleta estuviera firmemente sujeta. Jennie le dedicó una mirada incrédula—. ¿Por qué me miras así?

—Estoy segura de que no reconocerías la heterosexualidad incluso si te golpeara el rostro —la morena se burló. La castaña rodó los ojos.

—Mira quién lo dice —masculló.

Una vez en el gimnasio, Rosé se unió a ellas y Jennie tuvo que admitir que ella y Jisoo hacían una pareja malditamente adorable, solo que lo adorable se volvió molesto cuando empezaron a besarse justo en sus narices como para refregarle en el rostro que ella no podía hacerlo así con la chica que le gustaba.

Estuvo a punto de patearle la espinilla a una de los dos para alejarlas. Tan a punto...

Afortunadamente, la entrenadora lo hizo por ella y para mantener a las chicas alejadas, llamó a Rosé a su lado para explicar la actividad que debían llevar a cabo en parejas.

Con cada movimiento que mostraban, Jennie solo podía preguntarse cómo haría aquello sin romperse o terminar en el hospital a causa de un dolor intenso en todo el cuerpo que muy posiblemente la enviaría a estado de coma y no le permitiría vivir para ver que Lisa volviera a pedirle una cita.

Había sido tan estúpida al decirle que no. ¿Por qué le dijo que no? Maldito orgullo Kim. ¿Por qué se apellidaba Kim? Debería cambiarse el apellido. ¿Qué tal Yoon? ¿O Manoban? ¿O Manofoot? ¿O López? Jennie López. Uhm... no, demasiado latino. Nadie creería que era latina si no podía unir más de dos frases en español y...

—Jennie.

—¿Uhm? —La morena solo salió de su ensoñación cuando Jisoo la zarandeó para llamar su atención—. Perdona, me perdí.

La corredora rodó los ojos como diciendo "si no lo hubieras mencionado te juro que no lo habría notado" y prosiguió a explicarle lo que debían hacer, y a cada palabra saliente de los labios de su amiga, el semblante de Jennie caía y se convencía de que definitivamente no viviría para saber lo que era ir a una cita con Lisa Manoban.

Luego de cuarenta minutos de tortura física interminable, dos casi desmayos, falta de oxígeno, lamentos internos, sudor y lágrimas -literalmente lágrimas-, y uno que otro calambre horrible, la clase terminó y todo mundo se dirigía a las duchas.

Jennie cogeaba y no tenía ni idea del por qué, pero cogeaba y estaba segura de que se veía como una estúpida. A eso debía sumarle el rostro enrojecido y sudado y la coleta deshecha y seguramente daba un resultado catastrófico. Por eso, cuando divisó a Lisa en el corredor, la inundó el pánico y trató de correr lejos de allí para evitar que la viera.

Sin embargo, su intento de escape se vio frustrado cuando la rubia vio en su dirección -viéndose tan guapa que la morena se quedó sin aliento por un segundo-, y Jennie se quedó en su lugar porque si corría estaba segura de que no llegaría lejos de todos modos y terminaría por avergonzarse a sí misma cayendo de culo al piso.

—Por Dios, no me veas, estoy horrible —la morena se cubrió el rostro con las manos un segundo y dejó salir un sonido avergonzado cuando Lisa estuvo de pie ante ella—. Esto es peor que la vergüenza que me hizo pasar Rosé ayer.

—Te ves hermosa, Jen —la chica tailandesa esbozó una sonrisa amplia y quitó algunos mechones del rostro de la morena para verla mejor—. Absolutamente hermosa.

—Pfft, ¿qué? —Jennie se sonrojó y balbuceó con torpeza mientras hacía un ademán—. Solo mírame.

—Es lo que estoy haciendo —respondió la rubia.

La morena tragó saliva de forma forzada al ver el brillo apreciativo en los iris miel y los latidos de su corazón titubearon, y luego, Lisa se inclinó a plantar un beso delicado en sus labios, mismo que le robó el aliento y la hizo apretar los puños a sus costados porque, ¿qué otra cosa podía hacer?

—Absolutamente eres la encarnación de la Diosa Venus —la rubia murmuró contra sus labios.

—¡Más gay no puedes verte, Lisa! —Chilló Miyeon Cho a unos metros.

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˗ˏˋ𝐒𝐭𝐨𝐥𝐞𝐧 𝐊𝐢𝐬𝐬𝐞𝐬ˎˊ˗ 〔 Jenlisa 〕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora