Mia

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De repente desperté.
Abri mis ojos casi de inmediato al sentirme en movimiento.

Desperte, sin saber donde me encontraba, sin recuerdos, sin saber quien era.

Me sentía mareada, estaba confundida, no lograba comprender absolutamente nada de lo que estaba pasando. No podía recordar mi nombre, ni donde estaba sentada.

Miré a mi al rededor, estaba en un auto, frente a mí habían dos personas, un hombre conduciendo y una mujer en el asiento del copiloto, a mi lado había una chica joven, que parecía tranquilamente de mi edad, aunque no podía reconocerla. El ambiente era frío, y muy silencioso. 

No recuerdo como llegué hasta el vehículo, no se quienes son ellos y no se donde estoy yendo.

Poco a poco empecé a desesperar, mi cabeza estaba completamente vacía y no lograba comprender que ocurría. Mis latidos se aceleraron.

—Enhorabuena, por fin despertaste Mia Colucci— me dijo la pelirroja mirándome fijamente.

—Mia Colucci...— repetí en un susurró, para mi misma.

Su manera de hablar era extraña, lenta y pausada, sin expresión alguna en su rostro, sentí miedo por un instante.

La chica a mi lado estaba muy bien vestida, siendo sincera tenía un excelente gusto para vestir, llevaba una blusa blanca y una falda negra, tacones negros, una boina del mismo color y un bolso rosa pastel. Su maquillaje era sutil y su cabello rojo estaba perfectamente planchado.

Cuando pose mi vista en mi misma, estaba casi igual, falda de Jean, camisa Blanca, tacones negros. No se a donde íbamos pero estábamos muy elegantes. Aunque no pude evitar pensar que nos faltaba algo de color.

No podía ver a las personas frente a mí, ni siquiera podía escucharlos, por más que intentaba no podía verles el rostro. Algo no me permitía moverme.

—¿Dónde estamos?-— fruncí el ceño

Ella continuó sin expresión en su rostro pálido, me observó en silencio, luego de unos segundos sonrió forzadamente y me contesto.

—Estamos en el automóvil, avanzando por la carretera—

¿Acaso me estaba haciendo una broma? claramente estábamos en un auto, y claramente estábamos avanzando en una carretera ¿es tonta o se hace?

—Eso ya lo sé ¿pero a dónde vamos?— la chica volvió a quedarse seria, como si pensara bien cada respuesta, como si analizara cada palabra.

—Estamos yendo hacía la universidad privada nueva era, más conocida como Ne, una de las mejores universidades de América Latina, solo los mejores estudiantes logran entrar allí—

¿Por qué hablaba como un maldito robot? no sabía que ahora los adolescentes hablaban así ¿me quede fuera de onda? Diablos, si esta chica está jugando conmigo porque estoy mareada o algo así me las pagará. 

La pelirroja en cuestión se me hacía familiar de algún modo, no era la primera vez que la veía, estaba segura de que la conozco, pero no puedo recordar de donde, no puedo entender por que se me hace tan familiar.

—¿Quién sos? ¿por qué no recuerdo nada?— lleve mi mano a mi cabeza, intentando aclarar la confusión.

—Soy Marizza Andrade, tu hermana— eso me dejó aún más confundida, estoy segura de que soy hija única y que esta chica no se parece en nada a mi —El viaje te habrá ocasionado mareos, relájate, pronto llegaremos, no estamos tan lejos—

— Yo soy hija única— afirmé asustada

—Tu padre Franco Colucci se casó con mi madre Sonia Rey este verano, ha sido una velada maravillosa— sonrió

No quería preguntar nada más, me atemorizaba su manera de hablar, pero a la vez tenía tantas preguntas que hacer. Todo era tan extraño, no dudaba de sus palabras, todo me parecía cierto, pero aún así no dejaba de preocuparme, algo en esta situación no me terminaba de cerrar.

Creía en cada una de las cosas que ella decía, se que mi padre se caso, se que tengo una hermanastra, se que conozco a Marizza, se que estamos yendo a la universidad... y entonces ¿por qué todo me parece tan raro? Diablos, me estoy volviendo loca.

Decidí bajar la ventanilla del auto, en un intento por recuperar el aire, estábamos pasando por casitas iguales, tan adorables, el césped era perfecto y el cielo azul no tenía ni una sola nube. Todos tenían muy buen gusto para vestirse y para decorar, la gente parecía amable. Esta ciudad era un sueño, todo en ella era perfecta. No pude evitar suspirar al verla, me enamore del lugar.

Llegamos a un gran campus, que parecía en realidad una mansión, Marizza y yo bajamos de inmediato, nuestros supuestos padres en ningún momento nos saludaron, y mucho menos bajaron del auto para saludarnos, tomamos nuestras valijas del baúl y nos dirigimos a la entrada, donde nos esperaba la dueña de este instituto.

Una mujer hermosa, fina y elegante. Ojos azules, similares a dos diamantes, una tez clara y cabello negro intenso.

—Bienvenidas señoritas— dijo la mujer sonriente —sus padres no mintieron cuando dijeron que eran dos diosas— nos halagó —Me presentó, yo soy Luz Inchausti, la dueña del campus y también la jefa de ministros—

—Yo soy Mia Colucci—  me presenté con emoción, olvidando todo lo sucedido en ese extraño viaje.

— Y yo Marizza Andrade, es un placer señorita Inchausti-— dijo mi extraña hermanastra.

—No saben cuanto me alegra que hayan elegido esta universidad, y claro, que se sumen al juego—

Luz nos dio un pequeño recorrido hasta las habitaciones en el segundo piso, la universidad era hermosa, amplia, elegante y sofisticada. Era una casita de muñecas con la que toda niña sueña. 

Marizza y yo compartimos el cuarto, hubiera preferido que me toque con una persona menos extraña, no me interesaba que sea un desconocido, Marizza no me daba confianza, por suerte  también había otra cama disponible para una compañera más en nuestra habitación, pero hasta ahora éramos solo ella y yo. 

Estaba decorado en tonos blancos, negros y rojos, pero lo mejor de la habitación era el retrato de nosotras en la pared. Ni yo podría haberlo decorado mejor. 

—¿Qué carrera estamos por estudiar?— pregunté confundida

—Vos vas a estudiar diseño de moda, Mia— dijo seria — Y yo... —Marizza se quedo quieta, en su rostro no había expresión alguna.

Tenía miedo de que en realidad sea una maquina y que comience a largar humo de su cabeza, hacer corto circuito o algo así.

— ¿Vos...?— intenté que continué, pero ella no respondía —¿Te sentís bien?—

—¿Dónde están?— preguntó con preocupación —¿Dónde están, Mia? tenemos que ir a buscarlos porque... porque están en riesgo— comenzó a desesperarse e hiperventilar. 

— ¿Quién esta en peligro, Marizza?— coloqué mi mano sobre sus hombros, pero ella rápidamente me empujo, nerviosa. 

—¡¿Donde están?!— exclamó furiosa, luego quedo en silencio unos segundos — Ah, no hace falta— susurró —Se murió—

—¿Quién murió, Marizza?— la pelirroja de golpe cayó al suelo, desmayada, corrí hacía ella, preocupada — ¡AYUDA!— grité 

Su cuerpo temblaba, ella estaba sufriendo convulsiones.
Grite con todas mis fuerzas hasta que por fin Luz entró a la habitación.

Ahora estoy más confundida que cuando llegué, pero por lo menos entiendo porque mi hermanastra me daba miedo. Realmente era extraña.

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Se que es algo confuso, pero poco a poco las cosas se van a ir acomodando, lo prometo.

MemoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora