Manuel

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Maraton 3/3

—¡Manu espera!— gritó Mía detrás mío, pero preferí ignorarla —Manuel te estoy hablando—

Yo caminé aún más rápido, casi corrí pero esas cosas estaban prohibidas en el campus, solo aceleré mis pasos, pero pude oír unos tacones corriendo detrás mío, la rubia se paró frente a mi cruzada de brazos, vaya que es insistente.

—¿No te dijeron las reglas? esta terminantemente prohibido correr, pueden ponerte una multa— le recordé con enfado

—Nadie lo noto, aparte te estoy gritando y vos ni me miras ¿qué te pasa?— se cruzó de brazos

—Lo siento, no te vi— me encogí de hombros y seguí caminando

—Hace dos días me estas ignorando Manuel ¿Qué te pasa conmigo?— ella se detuvo y yo por más que no quería también

—Contigo nada, es con otra persona, mejor vete—

—Bueno no se nota porque a la única que ignoras es a mí— se cruzó de brazos nuevamente

—¿Y por qué te afecta que yo te ignore? al fin y al cabo nos conocemos hace cuanto ¿cuatro días? ¿cinco?—

—No sé porque me afecta, es que habíamos tenido muy buena onda al principio, pensé que podíamos ser amigos—

—Yo no puedo ser amigo de la hija de un asesino— luego de eso le di la espalda y seguí caminando, pero ella me tomó del brazo

—Mi padre no es ningún asesino, buscate una excusa mejor— dijo enojada

—Tu padre fue el que mató al mío, investiga un poco, princesa— 

—Me estas mintiendo ¡decime la verdad Manuel!— chilló —¿Por qué me ignoras?—

—¡Por que me gusta tu hermana, no tu!— mentí —Luz tenía razón, Marizza y yo somos el uno para el otro y si me sigue viendo contigo jamás va a prestarme atención, debo esforzarme por ella—

—¿Ah si? y me imagino que te debe doler un montón que Marizza este detrás de Tomás ¿no?— elevó una ceja

—Si claro, me lastima y es por eso que quiero luchar por ella— trate de sonar lo más convincente posible.

—Error, a mi hermanita le gusta el modelito, se nota a kilómetros— sonrió con falsedad —¿Me vas a decir la verdad o me vas a seguir mintiendo?—

—Simplemente no me agradas ¿no lo entiendes? no quiero tener nada que ver contigo— volví a caminar, esta vez Mia no me siguió lo cual lo agradecí mucho.

Mia era un encanto de persona y eso nadie puede negarlo, pero se que gracias a Franco Colucci yo perdí a mi padre, la poca familia que me quedaba, ahora cada vez que veo a Mia a los ojos no puedo evitar pensar en ese accidente que me arruino la vida hace dos años.

Cuando llegue con mi padre a Argentina para estudiar, una noche salimos de un restaurante, papá estaba cruzando la calle y yo iba detrás de él, un auto que iba a toda velocidad paso el semaforo en rojo, llevandose la vida de mi padre con él. 

No tengo el recuerdo muy claro, pero Luz me contó lo que paso ese día. Ella me ayudo, me dio una beca completa para estudiar. Me metió en el juego. Luz Inchausti me salvo.
En parte por eso también es tan importante la competencia para mi, si no conservó la beca puedo perder todo.

—Manuelete— me llamó Tomás —¿le paso algo a Mia? digo, porque se fue corriendo ¿no le dijiste que esta prohibido?—

—No me hables de esa ahora, si tengo suerte se la llevan presa o algo así— resople 

—No me digas que te peleaste con ella— se cruzó de brazos —Mia Colucci es un sueño, cualquiera querría estar con ella ¿cómo vas a pelearla?—

—Si tanto te gusta la princesita te la regalo, es toda tuya—

—Es hermosa pero a mí no me interesa, pero veo que a vos si... yo tengo a otra chica en la cabeza— sonrió —harían una linda pareja, algo me dice que son el uno para el otro—

—¿Eres Luz ahora que armas parejas? — pregunté irónico —Yo no quiero tener nada que ver con la hija de un asesino—

—¿De qué hablas Manuel?— frunció el entrecejo

—Su padre es Franco Colucci, el asesino de mi padre, lo descubrió Luz hace poco—

—Pero si tu papá no...— de repente se calló —Manuel, ella no tiene la culpa de las cosas que hace su papá—

—No puedo evitar pensar en eso cada vez que la veo... pero a la vez tengo una inmensas ganas de besarla y eso me hace sentir súper culpable— confesé

—Manuel ¿queres un buen consejo?—

—A ver ¿cuál?—

—No creas en todo lo que dice Luz, y no te pierdas a una mujer como Mia Colucci—

—Luz me salvó la vida ¿cómo no voy a confiar en ella? ¿Qué te pasa Tomás? estas tarado hoy—

—Luz me arruinó la vida, nos esta arruinando la vida a todos Manuel ¿cuándo vas a notarlo?— suspiró

—No hables así de la jefa, si estas enojado porque la nuevita no te mira no es culpa nuestra— dije recordando la llegada de Pilar, y como Tomas no mira a otra que no sea a ella desde ayer.

—Como me gustaría que te despiertes Manuel, esta versión tuya me saca de quicio— Tomás dio la vuelta y se fue, yo olvidando las reglas corrí hacía él

—Ven aquí, explicame eso antes de que te golpee— lo amenacé, pero alguien me detuvo

—Aguirre, acaba de romper dos reglas ¿lo sabe?— preguntó René, la mano derecha de la jefa de ministros.

Una mujer joven, de cabello corto, anaranjado y con muchos rizos. Es pequeña de estatura, siempre viste formal, usa lentes y es simplemente insoportable. René es tan desagradable.

—Lo siento, las olvidé— mentí

—No pasa nada, vamos a repetirlas hasta que las recuerde de memoria, sígame, Aguirre— me tomó del brazo y me llevo a la fuerza a dentro de la institución, me dio una copia del reglamento, yo lo leía mientras caminábamos.

Un reglamento de más de cien leyes.

 No correr. No pelear. No alzar la voz. No manifestar opiniones negativas en público. No demostrar sentimientos negativos en público. No discutir. No debatir. No opinar sin consentimiento de alguna autoridad.

No. No. No. No. NO.

Más que llamarse reglamento de la institución nueva era tecnológica debía llamarse los mil No's.

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Gracias por leer :)

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