Capítulo 5

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Las mañanas llegaron con el chasquido de los leotardos, el suave deslizamiento de un par de medias, y el ¡shhh! de las salpicaduras del grifo del agua caliente sobre el fregadero. Las pajitas desenvolviéndose y las latas de Cola abriéndose con un siseo. Pinzas para el pelo derramadas sobre el mostrador. Puertas chirriantes abriéndose y cerrándose, y luego pasos. El desayuno era un asunto apresurado; la mayoría optaban por evitarlo.

El vestuario de las chicas cerca de la academia de baile estaba espolvoreado con talco. Las chicas se congregaban alrededor de los bancos, flexionando y golpeando sus zapatillas de ballet. Cintas perdidas yacían acurrucadas en el suelo como pétalos.

Los sonidos de la mañana eran como una canción conocida cuando Vanessa se dirigió hacia el espejo. Había estado en la academia durante una semana, estaba empezando a conocer los rostros de todos, y la mayoría de sus nombres también. Una línea de chicas —Jessica, Isabelle, Tabitha— vistiendo mallas rosas y calentadores en las piernas estaban delante de los lavabos, pellizcándose y espolvoreando sus caras.

—Disculpad, —dijo Vanessa, y se separaron, dejando que se apretara entre ellas.

Se mojó la cara con agua, se frotó las mejillas, y se metió cinco horquillas entre los labios. Torció su melena de pelo largo de color rojo hasta que estuvo apretada contra su cabeza y la sujetó en su lugar con alfileres. Inclinó la cabeza a la izquierda, luego a la derecha, para asegurarse de que era seguro. Con los dedos húmedos, se echó hacia atrás los mechones.

Sus amigos estaban sentados en uno de los largos bancos de madera que se alineaban en el vestuario, golpeando sus zapatillas de punta. Vanessa dejó caer su bolso y se sentó junto a Steffie, cuyo pelo negro estaba recogido en un nudo impecable.

—Parece que fue sólo un accidente, —estaba diciéndole a Elly y TJ mientras desenrollaba un paquete de gasa—. Él estaba saliendo con la primera bailarina en París, pero peleaban todo el tiempo. Al parecer, él tiene un muy mal genio.

Desde su encuentro con Josef, Elly parecía pensativa, distraída. Ella había dicho Josef que la había reprendido por su incapacidad para controlar sus reacciones. Si quería hacerlo como una bailarina, decía él, tendría que aprender a estar en silencio, y en consonancia con su aviso, Elly se había negado a divulgar cualquier otro detalle sobre su reunión.

Tras el estallido de Josef en el ensayo, Vanessa y Steffie habían vuelto al dormitorio y buscaron por internet, tratando de averiguar cuál fue el escándalo que le había forzado a salir de su compañía en París.

—Se cayó así, —continuó Steffie—. Durante un ensayo los otros bailarines escucharon a Josef y a la bailarina principal discutir tras los bastidores. Entonces, en medio de un baile, la bailarina saltó un écarté*,sólo que en lugar de terminar el levantamiento, Josef la dejó caer.

(*Écarté Separado. Amplio. Es una de las ocho direcciones del cuerpo (método Cecchetti). En esta posición el bailarín afronta cualquiera de las dos esquinas delanteras del espacio (cuarto). La pierna más cerca a la audiencia señala a la segunda posición à terre o levantada a la segunda posición en l’air. El torso es sostenido en perpendicular. Los brazos son sostenidos en la actitud del levantado que ha de ser sobre el mismo lado que la pierna ampliada.)

Vanessa se estremeció, imaginando el salto de la bailarina en el aire donde se suponía que los brazos de Josef la atraparían. Pero en cambio, ella se deslizó a través de sus manos y cayó hasta el suelo de madera con un fuerte crujido. La escena le había acechado desde que ella y Steffie habían leído sobre él.

Los ojos de TJ se ensancharon y Elly se quedó sin aliento, tapándose la boca con la mano.

—Ella se rompió un tobillo y quedó fuera por el resto de la temporada. Afirmó que Josef la dejó caer a propósito. Él lo negó, pero la compañía todavía le obligó a salir. Intencional o no, nadie quiere un bailarín que deja caer a las chicas en el escenario.

Dance of shadowsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora