Mientras septiembre se convertía en octubre, los árboles que bordeaban Broadway se volvieron de un rojo ardiente, formando un brillante follaje sobre la acera. Vanessa y Steffie caminaban por debajo de ellos en una fresca brisa otoñal, cada una bebiendo a sorbos un té helado. El mes pasado cuando Elly desapareció, las hojas aún habían sido verdes.
Vanessa todavía no podía entender por qué Elly se había ido tan de repente sin despedirse. ¿Por qué no le dijo cómo se había estado sintiendo? Vanessa la había llamado y enviado mensajes de textos docenas de veces, dejándole mensajes de voz hasta que el buzón estuvo lleno. Le había enviado correos electrónicos y mensajes privados en Facebook, todos ellos, sin respuesta.
—A veces me pregunto si incluso éramos verdaderas amigas —dijo Vanessa—. Tal vez nunca conocimos a la verdadera Elly.
—No digas eso —dijo Steffie—. Por supuesto que la conocíamos.—Entonces, ¿por qué no confió en nosotras lo suficiente para contarnoslo? —dijo Vanessa, recordando cómo se había sentido cuando Margaret había desaparecido.
—Creo que está en un mal lugar en este momento. Quiero decir, ni siquiera ha actualizado su página de Facebook desde que se fue. ¿Puedes imaginarte dejar de bailar? Sería como empezar de nuevo.
Vanessa tomó un sorbo de su té, insatisfecha. Las palabras de Steffie tenían sentido, pero aun así no explicaban la desaparición de Elly.
—Mira esto —dijo Steffie, atrapando una hoja naranja y girándola por su tallo—. Incluso los árboles están empezando a recordarme al Pájaro de Fuego y en cómo no voy a ir a la audición. Es como si toda la ciudad estuviera tratando de estresarme.
—Sé lo que quieres decir —dijo Vanessa, manteniendo el equilibrio sobre el bordillo de la acera, con los ojos desviándose a través de la multitud—. Sigo teniendo esos sueños retorcidos en los que Josef me selecciona para un papel, pero justo antes de que se supone que me presente en la noche de estreno, me convierto en una paloma. —No mencionó los otros sueños de Zep, deslizando una nota debajo de su puerta, diciéndole que se encuentre con él en el estudio, donde la
tomará en sus brazos y luego… Porque la realidad era que habían
pasado más de dos semanas y Zep todavía no había hablado con ella.Había esperado que él al menos la saludara, pero cada vez que lo vio en los pasillos había estado con Anna, quien se aferraba a su brazo mientras reían. Era como si Zep nunca le hubiera escrito la nota a Vanessa en primer lugar.
Steffie se atragantó con el té, riendo.
—¿Una paloma?
—No es gracioso —insistió Vanessa—. Sé que es una locura, pero no puedo dejar de pensar en lo que escuché que Josef le decía a Hilda.
Después de que Vanessa había escapado por poco del descubrimiento fuera de la oficina de Josef, dejó su teléfono celular allí y corrió directamente hacia la habitación de Steffie, donde le contó todo. Al día siguiente después de clases, Hilda había llamado a Vanessa y le había devuelto su celular sin decir una palabra, con el rostro impenetrable.
—¿Qué está escondiendo Josef? —continuó Vanessa—. Él parece saber algo sobre la desaparición de Margaret. Tal vez también sabe algo sobre la de Elly. Tienes que admitir que son similares. —Sabía que Steffie tenía que estar cansada de la conversación, pero no podía evitarlo.
Steffie levantó una ceja.
—¿Quieres mi sincera opinión?
Vanessa asintió.
—Creo que estás infiriendo demasiado.
Vanessa mordisqueó la pajilla, no queriendo admitir que Steffie tenía un punto.
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Dance of shadows
Fiksi RemajaBailar con alguien es un acto de confianza. Elegante e íntimo, estás lo suficiente cerca para besar, lo suficiente cerca como para sentir los latidos del corazón de tu pareja. Pero para Vanessa, la danza es mortal... y debe ser muy cuidadosa en quie...