4ta [Si regresar]

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Me desperté por sus ronquidos de Alejandro, lo moví con mis piernas (por no decir que le metí una patada), dejó de roncar para acomodar se, estábamos recostados cada quien en un puf, apagué la tele y revisé mi celular, no tenía nada nuevo solo publicaciones de Bri en sus vacaciones, Rosty se cómodo a un lado mío, como si supiera que hablo de su mamá, lo acaricié, se había portado bien todo el día, al menos no intentó morder a Ale, hablando de portarse bien, Andrea seguía sin dar señales de vida pero sabía muy bien donde estaba, en su retiro espiritual, sin señal, sin tecnología, les sorprendería cuánto te pude cambiar una persona con mucha influencia sobre tí, me alegraba por ella, no sé si estaba siendo feliz pero al menos si tenía paz en ella misma, algo que claramente me hacía mucha falta ahorita.

Me volví a quedar dormida.

— ¡Debiste estar! ¡Te odio! — era la voz de Ale.

Me gritaba, respiré profundo, desperté de golpe,  ¿has soñado cuando caes en un vacío y despiertas con tu corazón palpitando tan fuerte que lo sientes en la garganta, la respiración muy agitada ? Pues de esa forma desperté.

— ¿Ale? — logré decir después de jalar aire hasta por la boca.

Nada.

— ¿Ale,  dónde estás? — adapté mis ojos.

Se me olvidó que había puesto las cortinas obscuras para ver las películas, busqué a tientas mi celular, eran las 10 AM se me hacía tarde para ir a la oficina, ví mis mensajes en la bandeja había un mensaje de Ale.

Ale: " Me fuí antes de que me volvieras a tener cautivo en tu casa todo el día, broma te amo, gracias por el día de ayer me hacía mucha falta un día así, te veo luego."

Yo: "Bruto, no me despertaste para ir contigo a la oficina, que fea persona eres, te amo más, cuando quieras repetimos, esos días reinician la vida, te veo en un rato."

Me pare deprisa, me metí a bañar a regañadientes, me cambié, le dí de comer a Rosty, tomé un plátano de la cocina, un yogurt y bajé corriendo en las escaleras.

— Bye — le dije al portero del edificio.

— Hasta luego señorita — contestó.

Me subí a mi auto, intenté poner algo de música, abrí la guantera buscando un cable para cargar mi celular en lo que se vinculaba al auto, cuando la abrí se cayó la cartera de Jean, por completo lo había olvidado, creo que sería lo último que haría con respecto a él, se la entregaría y dejaría de hablarle, por respeto a Ale, a el daño que nos causaron, si, eso haría, revisé su billetera para buscar una identificación, debo decir que no tenía mucho efectivo pero si muchas tarjetas de débito, su ID tenía su dirección, la misma que su permiso para conducir, entonces me dispuse a ir, ví un mensaje de Ale en mi celular.

Ale: " Bruta tu, es día de descanso, te veo luego, disfruta, no todo en esta vida es trabajo, byeeeee."

Pegue mi frente al volante «tonta, tonta, tonta» me dije, es verdad, hoy vamos a descansar, que distraída soy, está situación me tiene por las nubes, no se ni cuál día es hoy, de todas formas iré a dejar eso, no quiero ya nada que ver con él. Arranqué, mientras iba en camino y escuchando una playlist aleatoria me puse a pensar en todo, lo ocurrido estos días, lo ya pasado, como unas simple acción puede cambiar tu vida por completo.

Entré por una colonia, las cosas estaban muy hermosas, pude identificar el auto de Jean fuera de una casa color blanco con un rosa pastel, muy bonita, estacioné, tome sus cosas y me baje a tocar la puerta.

—Hola— dije.

Un niño de aproximadamente 7 años fué quien me recibió, curioso porque tenía un parecido tremendo a una foto de Alejandro que ví en casa de sus padres; él tenía un yeso en el brazo.

— Hola — contesto.

— ¿Se encuentra JeanCarlo León? — asintió.

— ¡Papi, te hablan! — el pequeño se volteó.

¿¡PAPI!?
Un dolor en el estómago estuvo a punto de doblarme, la sorpresa de corroborar lo que sospechaba, tenía hijos, ¿Estará casado? Fue la siguiente pregunta.

— ¿Quien es? — su vos se aproximaba.

— Una señora — «Uy no tampoco, niño» pensé.

Si era de la edad de su padre pero seguía siendo joven. Jean salió detrás de la puerta, sus ojos se abrieron de sorpresa.

—Itzel, que sorpresa — hubo una pequeña pausa incómoda, el miró a su hijo — ve adentro.

El niño se dió la vuelta desapareciendo al interior de la casa entre alguna puerta.

— Lo siento, no te esperaba, ¿Ahora tu me acosas a mi? — sonrió pícaramente.

Sin duda no estoy para bromas, la puerta con una corriente de aire se abrió por completo, antes de que él pudiera cerrarla detrás de él se escuchó.

— ¿Quién es, Jenner? — esa vos.

Cuando Jean se movió un poco pude ver cómo Darían salía detrás de él, ella al igual abrió los ojos con tal sorpresa que casi se salían de sus órbitas, mi respiración poco a poco iba disminuyendo, casi sentía como mi cuerpo iba a desvanecer, esa si era una sorpresa muy grande, traté de tomar el control de mi cuerpo, respiré profundo y hable con firmeza.

— Espero no incomodar, solo vine a dejar su billetera señor León — le ofrecí la billetera que él tomó, en su rostro había extrañeza — no quiero causar ningún problema, que pase buenas tardes, señora León — miré a Jean — adiós.

Lo dije con mucho desprecio; me dí la vuelta y solo caminé, no quería verlo, no sé ni porque me ponía de esa forma, era obvio que debía estar casado, ¿Con quién más? «tonta, tonta, tonta»

—Itza— escuché como alguien corría detrás de mí — Itzel, por favor espera.

—¡No! — me voltee muy molesta — no, no quiero esperar, no te quiero escuchar, no te quiero volver a ver en mi vida, ¿Ok?

— Pero esque las cosas no son así, bueno si, pero no es de esta forma que lo estás viendo — puso sus manos en mis hombros, las quite con brusquedad.

— No me importa, no quiero saber nada, me basta con saber que siendo un hombre casado me buscaste para volver, ¿Que querías? — lo empujé — ¡Dime! ¿Que esperabas? ¿Que fuera la otra? ¿Le ibas hacer lo mismo a ella? ¡Hablá! Ahora sí explica todo.

Él solo quedó callado, me miraba con cautela.

— Exacto, eso esperaba — me dí la vuelta.

Cuando estaba en mi carro ví como él solo miraba a la nada, unas lágrimas en sus ojos, yo limpié las mías, no me fijé en que momento comencé a llorar, pisé el acelerador y solté el freno.

Llegué al departamento, cerré la puerta con llave, apagué todas las luces puse las cortinas obscuras, me fuí directo a mi cama, ni siquiera tome el tiempo para quitarme la ropa, así como entré me cobije, lloré todo lo que resta del día, «debí hacerle caso a mis instintos, debí tener más información antes de ilusionarme con él otra vez, era demasiado cierto para ser verdad» no podía sacar esos pensamientos y en cada ocasión era peores, me quedé dormida mientras seguía llorando.

*Hi, espero les guste, fue un poco entretenido, pero estoy a unos capítulos de terminar, tal vez uno o dos más, espero sus votos y sus comentarios* xoxo

Mi Cliché (Mini Serie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora