Flufftober Todobakutodo 2021

Día 5- Café | Todobaku

Pov Omnisciente

La luna comenzaba a salir para, así, poder gobernar el cielo después del sol.

O, bueno, lo haría si tan solo no fuese tapada por un montón de nubes furiosas listas para sacar toda aquella agua que cargaban en sí.

Mientras tanto, cierto chico de cabello bicolor corría por la ciudad buscando un lugar donde poder refugiarse de aquella lluvia que, desde hace unos momentos, había comenzado.

Había olvidado su paraguas en casa así que no tenía con que protegerse, y su coche, oh dios, hace unos días se lo había prestado a su madre, así que solo podía regresar a casa a pie, o pidiendo un taxi, pero allí no veía a ninguno.

Así que, sin más, había decidido entrar a un local, el cual parecía ser un café, pero eso no le importo pues, mientras le protegiese de la lluvia, sería perfecto.

Al entrar, lo primero que había visto había sido un chico omega rubio vestido de maid.

Y, dios, no lo negaría, era bastante atractivo.

- Buenas tardes, señor, por aquí- le había dicho aquel joven rubio con una voz fuerte, pero agradable.

- A-Ah, si- había respondido el mayor, sorprendiéndose de sí mismo por haber tartamudeado.

Él solo quería un refugio, no un café, sin embargo, por aquel chico rubio, hasta se le había olvidado aquello.

- ¿Qué le gustaría ordenar? - cuestiono el rubio después de haber guiado al bicolor a su mesa, y que este se sentase en ella.

- Un café negro está bien, gracias- había respondido totalmente embobado por el hermoso rostro del rubio.

No sabía porque, pero después de eso había regresado a aquel local.

Bueno, en realidad sabía que era por el rubio, pero no entendía el porqué.

Se había hecho la idea de que, quizás, aquel chico no era como el resto de personas atractivas a las que veía diariamente, pues estas jamás habían pasado de ser simples extraños.

Pero no, el rubio no había sido como aquellos. A él en verdad lo había querido conocer y tratar; por lo que, después de un par de días más de haber seguido yendo a aquel café, le había pedido su número de teléfono.

Y el rubio, por su parte, un tanto burlesco, pero alegre, se lo había dado.