Flufftober Todobakutodo 2021

Día 17- Regalo | Todobaku

Pov Omnisciente

El cumpleaños del bicolor se acercaba, y el rubio aun no sabía que regalarle a su pareja.

Quería hacerle una fiesta de cumpleaños perfecta, después de todo, el mayor no había tenido las... mejores fiestas en su infancia.

Así que, ¿Por qué no tener una que fuese perfecta acompañado de sus amigos y su pareja?

Si, quizás el bicolor se había negado a tener alguna fiesta de cumpleaños con la excusa de que no era necesario, sin embargo, el rubio, y sus compañeros, se habían encargado de hacerle una buena fiesta sorpresa, después de todo, Shoto era su amigo, y era lo mínimo que quería hacer por él.

Por un lado, estaban sus amigos, quienes estaban encantados con la idea de celebrar un año más de vida del bicolor.

Y por otro lado estaba el rubio, quien, aunque feliz, también estaba preocupado por el regalo que le fuese a dar.

Esto ya que, ¿Qué demonios le puedes dar a alguien que se puede comprar todo lo que quiera con tan solo robarle la tarjeta de crédito a su viejo?

Al inicio había pensado en regalarle algún manga que el mayor quisiese, sin embargo, cuando se dio cuenta de que este tenía todos los que quería, se había arrepentido de aquella idea.

¡Lo peor es que lo mismo pasaba con el resto de cosas!

El bicolor solía tener todo aquello que quería. Y no a mal modo, no, era bueno, pero, en cierto sentido, el rubio iba a comenzar a odiar aquello.

Durante semanas se la había pasado pensando en aquello.

Rompiéndose la cabeza por no saber que darle.

Y tampoco es como que le pudiese preguntar, pues el chico bicolor ya le había dicho que no era necesario darle algo. Que no quería nada.

Y, dios, eso no le ayudaba en nada. Ni siquiera una pequeña pista de lo que podría querer y lo cual no quería decirle por x o y razón.

Aun así, al final, se había decidido por regalarle un pequeño gatito que, una vez, después de la escuela, había visto como el mayor acariciaba.

Por lo que sabía, aquel pequeño animal era callejero, no tenía dueño y mucho menos lo estaba buscando alguien.

Así que, sin más, después de atraparlo; lo había llevado a un veterinario para que lo revisaran y bañaran, para, al final, cuidarlo en secreto hasta que llegase el momento de dárselo la mayor.

- ¿Es...- había balbuceado este el día en el que el rubio se lo había dado en su habitación- es como nuestro hijo? - había cuestionado feliz y con los ojos iluminados.

Y, al instante, el rubio se había sonrojado.

No le había dado la razón, pero... tampoco lo había negado.