Mi madre me dió la mano y me acompañó a la sala del tratamiento. Cada día a las cuatro de la tarde tenía que ir a quimioterapia sin falta. La persona que me ayudaba y me guiaba era un hombre bastante alegre y que siempre me motivaba a pensar en positivo.
—Muy bien Dan— me felicitó cuando terminó de ponerme aquellos medicamentos.
Retiró la aguja de mí piel y miré al lugar donde me lo había inyectado. Mamá observaba desde lejos cada movimiento que hacía.
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Sí los finales tristes desaparecieran ✔️
RomantikNOVELA CORTA Te conocí por casualidad aquel día en el hospital. ¿Quién diría que serías la persona de la que me enamoraría? Esta es nuestra historia, una demasiada especial, que cada vez que la recuerdo me hace sentir vivo. Porque eso es lo que fue...