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Uno de los días mí madre y yo estábamos en la habitación, ella me decía que es lo que tenía que pintar y yo la hacía caso.

El doctor que estaba encargado en mi enfermedad entró. Sonreía.

—Os tengo una buena noticia— mi madre le miraba, expectante.

Unos pequeños nervios se instalaron en mí estómago.

Sí los finales tristes desaparecieran ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora