Sólo venías para la quimioterapia y para saludarme, pero luego volvías al lado de tu abuelo.
Tenía un mal presentimiento. No paraba de pintar en mi cuaderno— con mis pequeñas piernas moviendolas sin parar, al ser tan bajito no tocaba el suelo—, para evitar pensar en cómo estabas, si necesitabas un abrazo, hablar o cualquier cosa.
Éramos niños, pero en esa época sufrimos mucho.
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Sí los finales tristes desaparecieran ✔️
RomansNOVELA CORTA Te conocí por casualidad aquel día en el hospital. ¿Quién diría que serías la persona de la que me enamoraría? Esta es nuestra historia, una demasiada especial, que cada vez que la recuerdo me hace sentir vivo. Porque eso es lo que fue...