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Los ojos bajo la luna.

V I O L E T

Papá me vino a dejar hasta el cuartel para luego irse cuando estaba apunto de anochecer, había tenido un día lleno de mimos y por fin de relajo de la tensión de mentir y los entrenamientos fui a darme una segunda ducha para luego ir a dar un paseo, aún eramos muy pocos de los que habíamos llegado, no vi a Armin por ninguna parte, ya estaba más oscuro así que seguí dando un paseo hasta que me lo encontré debajo de un árbol, la luna estaba llena y brillante en su mayor esplendor el la miraba hipnotizado, me senté a su lado en silencio no salió de trance hasta que tuvo que parpadear y me miro suavemente.

—¿Como te fue?— sonrió calidamente.

—Fue grato, extrañaba a Jack— abrace mis rodillas.

—¿Le dices por su nombre?— pregunto curioso.

—A veces— jugué con mis dedos. —¿Que haces acá?—

—Quería estar un momento a solas, ya sabes despejar la mente— suspiro.

—Oh... ¿Interrumpo? Si gustas puedo irme— estaba apunto de ponerme de pie pero Armin me detuvo desde mi mano evitando que me mueva su mano estaba sobre la mía... mi corazón golpeaba con fuerza.

—Quédate Violet por favor... tu compañía es muy grata— mis mejillas y las de el se colorearon de rosa un rosa intenso, me mordí el labio suavemente de nervios. —Estas fría— se aproximo un poco a mi y me rodeo con su manta quedando ambos rodeados de esa aura cálida.

—Me había duchado hace poco debe ser por eso el que mi temperatura esté baja— sus manos no soltaban las mías mientras las sobaba suavemente.

—Se cuidadosa, no vayas a enfermar, no podrás tomarte tu tiempo de recuperación, Eren enfermo hace poco casi se desmayo en un entrenamiento— disfrutaba de como el se centraba en calentar mis manos.

Apreté sus manos sintiendo un hormigueo en mi estómago causando que el me mire un minuto.

—Armin, me siento muy bien cuando estoy contigo, desde lo más sincero de mi corazón eres una persona muy amable y haces sentir cálido mi corazón— explique.

—Violet sinceramente, contigo estoy dispuesto en volver a confiar en alguien más aparte de mis amigos, creo que al fin quiero abrirme a conocer a más amigos— apoye mi rostro en su hombro.

Y nos quedamos sentados bajo la luz de la luna con las manos entrelazadas, me sentía bien incluso grata fue nuestra sorpresa cuando Shima apareció y se acurrucó en medio de nosotros en las mantas, sabíamos que era nuestro pequeño por su ciega confianza depositado en nosotros.

Quien diría que ambos nos quedaríamos dormidos bajo la falda de aquel árbol acurrucados el uno al otro.

Sea of love. [Armin Arlet]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora