Esta ciudad no es tan grande, me atrevería a decir que la conozco de memoria, tanto Jason como yo, desde pequeños papá siempre nos llevaba a recorrer cada rincón de esta con el fin de mostrarnos la historia detrás de cada grieta. A él le encantaba instruirnos y nosotros amábamos la pasión con la que él lo hacía.
Me obligo a mí misma a cambiar de pensamientos cuando me cambia el humor, recordar a mi padre me enfurece, y mucho.
Ni siquiera sé porque estoy pensando en mi padre en medio de una fiesta. ¿Quién me entiende?
Voy hacia la barra improvisada que se encuentra en el otro extremo de la casa y pido otra cerveza, me la bebo de un golpe y automáticamente la vista se me nubla dándome un pequeño mareo ¿Cuántas me he tomado? Ya decía yo que ligar tantas bebidas no traería nada bueno, pero, ¿Acaso me importa? para nada. Veo una borrosa Sofie que se acerca a mí tambaleándose.
-Aaaamiigaaa bailemos -canturrea arrastrando las palabras y automáticamente me doy cuenta de la borrachera que se carga.
-Estás toda borracha Sofie -alzo la voz debido a la música- mira a ver si esta vez no terminas en un coma etílico.
-El que tenga miedo de morir que no nazca -sube su vaso como si brindara con la nada y comienzo a reír.
Nos dirigimos a la enorme sala sin muebles, o bueno, lo que ahora es una pista de baile y empezamos a mover nuestras caderas al ritmo de las canciones de The Weeknd, movido y sensual sin perder el ritmo, y a pesar de los grados de alcohol en mi organismo y que con las luces parpadeando aumenta mi mareo, me sento raramente bien.
Cuando ya no puedo más entre el sudor, el dolor en las piernas y mi gran ebriedad enfoco a Dex hablando en un grupo de chicos a los que reconozco, son sus amigos de Canadá, los que se mudaron para la mansión que construyó la empresa de su padre a unas cuadras de mi casa, y claro, como soy una persona tan social, carismática y en estos momentos sobria * nótese el sarcasmo * me acerco a ellos esquivando a un grupo de chicos que fumaban impregnándome todo el olor a humo.
-Hey -saludo muy entusiasmada en cuanto llego al grupo donde mi amigo habla con dos chicos y una chica.
La chica parece de mi edad, o no, tal vez uno o dos años menor. Tiene mi estatura por lo que levemente puedo detallar, su cabello, es castaño, muy hermoso, y sus ojos son marrones, o eso creo, no puedo especificar el color debido a las luces de colores. Uno de los chicos es de cabello castaño como la chica y ojos claros muy bonitos, azules si no me equivoco a diferencia del otro que tiene el pelo dorado casi rubio y un poco largo. Hay varias diferencias entre ellos pero a la vez se parecen tanto!
-Hola Jane -me abraza Dex de la misma forma- Se nota que estas ebria a lo lejos -me susurra para que solo yo pueda escucharlo- Ellos son los hijos de la familia Waylon, los que compraron la mansión de la que te había hablado -los señala y yo solo muestro una pequeña sonrisa poniéndome firme de inmediato, no va a ser la primera vez que vea a esta gente y voy a estar echa un desastre y desbordada de alcohol, bueno, en realidad si lo estoy pero hago todo lo posible porque no se note.
-Hola mi nombre es Kaira Waylon -la chica saluda y me da un pequeño abrazo en modo de saludo, abrazo que no tardo en responder- Y ellos son mis hermanos, Karl -señala al chico castaño, este me da un leve asentimiento de cabeza- Y Kyan -ahora señala al rubio quien no se inmuta ni a mirarme.
Yo me quedo en blanco mirándolos anonadada por unos segundos ¿Cómo pueden lucir tan bien estando parados como unas momias? Definitivamente hay gente que nace para ser estrellas y otros que nacen para estrellarse, como yo por ejemplo.
-Mi nombre es Jane, me da gusto conocerlos, supongo que al ser nuevos en la ciudad no conocerán mucho de ella y aquí tienen una compañera de aventuras si así lo desean -Kaira me mira sonriente y asiente emocionada y sus hermanos solo me dan la ignorada del siglo.
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Cuando las luces se apagan [EN PROCESO]
Teen FictionElla es Jane Kennedy. Una chica simple con un pasado difícil y una vida monótona. Una chica que vivía corriendo en un laberinto mental al que no le veía salida, encerrada en un cajón de miedos y cicatrices, creyendo que su vida era una pesadilla, si...