Capítulo 6.

38 10 5
                                    

Son exactamente las 5:45am, si digo que he dormido más de tres horas miento. No he parado de dar vueltas silenciosamente en la cama para no despertar a mi amiga. No hago más que pensar en lo que paso horas atrás, no sé qué dije o que hice para hacerlo sentir de esa manera. Me dolió bastante su brusco cambio de actitud.

¿Debería buscarlo para que me explique o esperar que él recurra a mí? Creo que no debería darle tanta importancia.

Cuando por fin estoy dispuesta a cerrar los ojos para intentar dormir el despertador de Sofie no me lo permite. Ella ni se inmuta, siempre ha sido de sueño pesado, podría jurar que tiro una bomba a su lado y lo más q hace es removerse. Ayer cuando regrese de la salida ella ya estaba profundamente dormida, así que debo prepararme mentalmente para la serie de preguntas que se avecina.

Me levanto para ir al baño y arreglarme para otro día de infierno. Miro en el espejo las horrorosas ojeras que se formaron por el insomnio. Me meto en la ducha con el agua prácticamente hirviendo. Esa es la táctica a la que recurro para que mis músculos se relajen y mi mente se aleje de los problemas. Ahora mismo lo único en lo que puedo pensar es en lo caliente que está esto, podría quemarme si estoy mucho tiempo.

¡¿Ves como si funciona lo del agua caliente?!

Salgo del baño envuelta en la toalla y me dispongo a mover a mi amiga con fuerza e insistencia.

—Un ratico más porfis -habla tapándose cabeza y todo.

— ¡Son las 7 :30 Sofie llegaremos tarde! -le grito y esta se levanta de un golpe cayendo de culo en el piso.

Una carcajada sale de mi garganta y me mira como si fuera a matarme. No es esa hora en realidad pero tenía que hacerlo. Es muy divertido.

—Que graciosa amaneciste -me saca el dedo del medio y se mete en el baño.

—Si no fuera por estos días -digo negando con diversión.

Coloco corrector debajo de mis ojos para verme menos cansada. Peino mi cabello húmedo y lo seco un poco, en los labios solo aplico un poco de gloss, pongo mi uniforme sin la chaqueta y un par de zapatillas blancas, agarro unos lentes cuadrados oscuros, cojo el bolso y cuando voy a buscar las llaves de la moto me encuentro el papelito de anoche, lo había olvidado.

Me preguntaste porqué te lleve a ese lugar…
¿Nunca has escuchado que un árbol es un ser que vive para darnos vida?... Pues eso haz hecho tú, le das luz y vida a los rincones más oscuros de mi alma.

Lo leo una y otra vez tratando de comprender como después de pasar, decir y sentir algo tan bonito, pudo actuar así. Necesito hablar con él, necesito que me explique el motivo de su incomodidad, de su cambio, necesito saber. Necesito respuestas.

No puedo jugar a ser la reina del hielo después de esto, no puedo pretender desinterés y frialdad luego de comprobar que lo que sentí fue real, que esa magia lo fue, y que no fui la única.

Vuelvo a doblar en papelito poniéndolo nuevamente en el bolso. Me giro hacia mi amiga quien está muy ocupada arreglándose.

—Te espero abajo para desayunar -me dirijo hacia la puerta.

—Ahora bajo -la escucho decir.

Cuando llego a la cocina veo a Jason haciendo sus famosas arepas y a mi madre sentada moviendo un pie impaciente.

—Que delicioso huele -abrazo a mi hermano por la espalda- verdad que mi mitad es todo un chef.

Mi madre sonríe, la noto algo ansiosa y preocupada.

—Tú sabes que lo soy- dice Jason altanero.

Lo ignoro completamente y voy hacia dónde está mi madre tomando asiento a su lado.

Cuando las luces se apagan  [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora