Kyle:
Esto no puede ser cierto. La noche perfecta con la chica perfecta. Eso era, esa era una de las tantas palabras que Jane representaba. Perfección. Sin dejar de mencionar paz, libertad y luz. Ella es de esas que te hacen tocar las estrellas con tan solo mirarla a los ojos. Es el tipo de arte que se admira a solas, el tipo de música que se escucha con los ojos cerrados. Este poco tiempo me ha servido para darme cuenta de ello.
En el momento que la miré se me hizo imposible no fijarme en ella, su cabello castaño haciendo un gran contraste con su blanca piel, sus largas piernas, sus ojos café, y esos labios que me han mantenido la mente en un limbo. Aunque la primera vez que la vi no fue en esa fiesta, fue en el centro comercial, en la cafetería de mi abuela, y no podía parar de mirarla. La manera en la que juntaba su entrecejo para comer me parecía graciosa, en el tiempo que estuve observándola rodó los ojos como cinco veces, era tierna y sensible, todo lo opuesto a lo que yo me había convertido. Hubo un momento donde estalló en carcajadas haciéndome reír. Me hizo reír, a mí, que llevaba más de dos años atrapado en una tortuosa amargura. Desde esa vez solo quería conocerla, hablar con ella, escuchar su voz, así que en cuanto la vi en esa fiesta no dudé ni un segundo en acercarme. Cosa de la que me arrepentí al notar la intensidad de su mirada y todo lo que con ella transmitía. Quise retroceder, no sabía qué hacer, en toda mi vida no he tenido que esforzarme para llamar la atención de una chica, y su atención era todo lo que quería.
Me sentía extraño, atrapado y expuesto a nuevas emociones, así que me mostré indiferente. Siempre he sido seguidor de la frase:
<<No hay que dejar que se den cuenta que te interesan, porque te liquidan>>
Y así es. Eso he hecho siempre, si nadie sabe lo que sientes, nadie puede lastimarte. Aunque eso no duró, no pude evitarlo. Quería más. Así que eso hice, la busqué y me acerqué. Ella es diferente, y sus tonos hacen un contraste maravilloso con los míos.
No me soporto en estos momentos por pensar en cosas tan cursis, pero mirarla a ella me hace ser así, me hace olvidarme de la mierda que cargo a diario. Hace muchísimo tiempo que no me sentía de esta forma. Libre de mis propios demonios.
Llegué a esta ciudad con el objetivo de dormir a la bestia de recuerdos y pesadillas que vive dentro de mí, con el objetivo de crear una nueva vida olvidando los errores cometidos, olvidando lo que verdaderamente soy. Aunque siempre he sabido que eso es imposible de olvidar, mi padre me lo recuerda en cada momento. Pero como dicen, el karma es una mierda, y sí que lo es. Quería encontrar paz conmigo mismo y terminé encontrándola en ella, en la hermana de la persona a la que intento olvidar.
Vine aquí huyendo de mis miedos y resulta que coincidí con la otra cara de mis temores.
En cuanto escuché su nombre el corazón se me detuvo, mi cuerpo se tensó y los recuerdos invadieron mi mente, chocando. No supe que hacer, que decir. La botella de vino no me fue suficiente, y sí, lo arruiné, me he comportado como una mierda luego de eso, porque a pesar de todo, ella no se merece a alguien como yo.
Debo eliminar todos estos pensamientos y este interés que ha surgido en mi hacia la castaña, no puedo contradecir órdenes de mi padre.
Salgo de mi habitación en busca de Katie. Estoy solo con ella en casa luego de que todos salieran y me dejaran de niñero. La busco por todos los lugares donde siempre se esconde y no está, seguro ya descubrió nuevos rincones. Ella y su espíritu de rebeldía. Voy rumbo a la cocina cuando me la encuentro.
—A ti te etaba buscando Kylito –dice sonriendo en cuanto me ve.
Ese es mi apodo desde que aprendió a hablar, todos tenemos uno. Dice que ese me hace ver menos rudo.
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Cuando las luces se apagan [EN PROCESO]
Fiksi RemajaElla es Jane Kennedy. Una chica simple con un pasado difícil y una vida monótona. Una chica que vivía corriendo en un laberinto mental al que no le veía salida, encerrada en un cajón de miedos y cicatrices, creyendo que su vida era una pesadilla, si...