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Una llamada a la puerta anunció la llegada de Luz. Vestía unos pantalones ajustados de color marrón, una blusa de cuello abierto y una chaqueta del mismo color que los pantalones. Amity le echó una mirada y sintió que todo su ser se estremecía.
- ¡WOW! -exclamó en un suspiro.
Luz sonrió tímidamente y bajó la vista para mirarse.
- ¿En serio estoy bien? -dijo.
Luego cerró la puerta, se apoyó contra ella cruzada de brazos y sonrió.
- Ven aquí y repíteme eso, señorita Blight.
Amity sintió que se ruborizaba, pero siguió el juego.
- Yo no soy una de tus fans, Luz Noceda.
Estaba asegurando el cierre de su pulsera de cuando las manos de Luz se cerraron sobre sus muñecas para colocárselas alrededor del cuello. Los ojos de Luz despedían fuego.
- Hay veces que desearía que fueras una de ellas...
La boca de Luz, húmeda y cálida, rozó la de Amity. Su lengua se deslizó alrededor de la pintura de labios recién aplicada y luego presionó los dientes hasta que se abrieron. De repente, Luz se echó hacia atrás, no dejando lugar a dudas respecto al precio que estaba pagando para controlarse. Sus ojos apasionados buscaron los de Amity. La tormenta pasó y Luz pareció relajarse.
- ¿Vamos a ver qué nos tiene preparada la noche? -sugirió Amity con voz ronca.
Una vez en la sala de cine, se sintieron más relajadas, dispuestas a disfrutar de la película. Durante ella, Amity descubrió lo reconfortante que era ver reír a Luz.
La sesión fue animada por un miembro del Theater Organ Society, el cual acompañó las escenas de la película con un órgano inmenso y maravilloso qué surgió del suelo en un elevador neumático.
Cuando acabó la película y salieron a la calle, Luz se puso a imitar a Chaplin, andando con las piernas hacia fuera.
Qué fácil fue para Amity olvidar sus inhibiciones y adoptar el aire de una heroína de película muda, abatida por la desgracia.
Luz llegó hasta Amity, se miró tímidamente los pies, hizo una torpe reverencia y luego, con un ademán, indicó a su heroína que entrara en el coche. Blight sonrió afectadamente y se metió.
Cuando Luz se instaló a su lado y simuló que tocaba una bocina imaginaria a la vez que hacía 'moc-moc', ambas estallaron en carcajadas. Era maravilloso estar juntas y compartirlo todo.
Tomaron una cena italiana en un restaurante elegido al azar y estuvieron hablando de películas antiguas, pero ninguna dejaba de pensar en el final de la noche. ¿Acabaría con las buenas noches o los buenos días?
La risa había desaparecido cuando caminaban lentamente hacia sus habitaciones. Se detuvieron en el espacio que había entre ambas puertas.
- ¿Puedo pasar? -preguntó Luz por fin.
Amity observó sus ojos inquisitivos y acarició el hombro de la morena.
- ¿Sabes lo difícil que es para mí tener que responder no?
Luz aspiró profundamente y dejó caer la cabeza a la vez que cerraba los ojos. Amity se sintió infantil y despreciable; las lágrimas comenzaron a enrojecer sus ojos.
Luz lo vio y la abrazó, apoyando la barbilla en su cabello.
- Lo siento, bonita -murmuró-. Tienes razón, pero esto no hace las cosas más fáciles.
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HAY UNA CANCIÓN ETERNA EN MIS LABIOS -LUMITY ADAPTACIÓN-
RomanceAmity Blight no está nada contenta con su cuerpo, las chicas se acercan a ella, pero ninguna de ellas quiere realmente conocerla. Su hermano Hunter lleva a su amiga, Luz Noceda, a pasar unas vacaciones a su casa y por primera vez en su vida Amity pr...