capitulo 9

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Donna estaba harta, siempre estaba harta, pero fue la gota que colmó el vaso la noche que bajó a la cocina por un poco de agua y encontró a Alicia haciéndose unas rayas con un tipo que no había visto en su vida. Montó un escándalo, gritó histérica, agarrando a la chica de su huesudo brazo y sacándola de allí de un tirón; acto seguido entró en la habitación de Mikey, donde este dormía sin enterarse de nada y lo sacó de la cama de un tirón.

- ¡¿Eres conciente de lo que estaba pasando?!- le gritó.- ¡¿Lo eres?!- Mikey la miró con los ojos a medio abrir, temblando de la acción repentina.- ¡Eres un estúpido! ¡No puedo creer que seas hijo mío! ¿Pero no te das cuenta de que esa... lo que sea, te está utilizando, Mikey?!

- Mamá, ¿qué pasa?- dijo al fin, despertándose definitivamente.

- ¡Me acabo de encontrar a esa mal nacida drogándose en mi casa, con uno de los chulos con los que anda! Y tú estás aquí, como un idiota, sin enterarte de nada... ¿cuándo demonios le has dado una llave de casa?

- Yo que sé... no pensé que...- se intentó defender.

- ¡Ya, tú nunca piensas! ¡No te enteras de nada, pues ya se acabó!- abrió el armario, tirándole algunas prendas encima.- ¡Te vas! Ya es hora de que me de cuenta de que no eres un niño, ya basta de protegerte...- lo agarró del brazo, llevándolo a rastras hasta la puerta.- No voy a dejar que una desconocida haga en mi casa lo que no le permití a mi propio hijo, y tu tampoco se lo vas a consentir.- abrió la puerta y le dio el teléfono móvil.- No quiero que vuelvas, Michael...- dijo con lagrimas en los ojos.- llama a tu hermano o a quien sea con quien andes ahora, pero no vas a pisar esta casa hasta que no seas mi hijo otra vez.

- Mamá...- la puerta se cerró y pudo oír los sollozos de Donna tras la puerta.

Se sentó en el umbral, pensando, tratando de poner en orden todo lo que acababa de ocurrir y lo que le había dicho su madre. No acababa de entender lo que había pasado, parecía que Alicia había echo algo... ¿drogándose, dijo? Le dolía la cabeza, era como si la realidad le golpeara de lleno. No era idiota, sabía que Alicia no era precisamente una buena chica, pero la quería por alguna razón, y desde que descubrió la primera vez que le quitó dinero se empeñó en esconderlo. Era cuestión de tiempo que su madre lo descubriera, Alicia prácticamente vivía en su casa. No recordaba haberle dado ninguna llave, de todas formas.

Suspiró. Buscó en el móvil el número de Gerard y marcó, pero colgó en seguida. Gerard no era la persona más indicada para llamar a las tantas de la noche, al menos así había sido desde que cada uno empezó a frecuentar otro tipo de compañías, desde que se fue Frank. Entonces recordó que Frank había vuelto. Rezó por que en el teléfono de su madre estuviese el número de Frank, después de todo, para Donna era como otro hijo. Buscó y buscó, pero no estaba por "Frank", "Frankie", "Iero"... bufó. ¿Cómo que Donna no tenía el número de su "cariño"? Entonces lo pensó mejor, buscó de nuevo y, evidentemente, había un número con el nombre de "Darling".

Rodó los ojos "que cursi eres, mamá...". Marcó, esperando que, efectivamente fuese Frank y no algún novio secreto o algo.
Por suerte era Frank.

- Gracias tío, por venir y eso... ¿este no es el coche de Ray?- preguntó, montándose.

- Evidentemente, dale las gracias a él por dejármelo. Parece que voy a tener que pillarme uno ya mismo, por que la verdad que me hace falta... En Edmonton cogía el de mis padres, pero aquí... tengo que dejar que Jamia me lleve a todos lados.- rió.

- Ah, si, tu novia... y, ¿qué? ¿Os van bien las cosas y eso?- preguntó sin saber muy bien de que hablar, el camino era muy largo.

- Si, claro... y, ¿tú qué?- preguntó solo por continuar la conversación.

Uno (frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora