capitulo 2

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- Eres un mierda, pero un mierda integral, Ray.- replicó Gerard.

- Pero, ¿que dices, tío? Si fuiste tú el que me pidió que me “infiltrara”, que te emparanoyaste todo con lo de que yo era el profesor X, que si lo de la información para la venganza y todo ese rollo.- Ray no comprendía nada.

- Ya, si, lo que tú digas. Yo te pedí que te hicieras su colega, pero no que me dejaras tirado a mi, joder. Pero, ¿de que vas, tío?

- Gerard, yo no te entiendo, cuando sepas que quieres hacer de verdad me avisas, tío, pero se te está yendo la olla. ¿Sabes que? Si te cae mal, díselo y déjate de tonterías, pero que sepas que Frank es un tío de puta madre.

- Perfecto, ahora a ti también te ha lavado el cerebro…- se echó las manos a la cabeza.

- Se te va, tío. Frank es genial, si le dieras la oportunidad de…

- ¡Es un psicópata!- extendió los brazos, dándose énfasis.- ¡Quemó su instituto, por el amor de dios!

- Venga ya, ¿te crees esas cosas?

- ¿Y por qué no te las crees tú?

- ¡Es un tío simpático!

- Si, ya, Charles Manson también era un tío simpático.- ironizó.

- Oh, al menos la comparación no ha sido con un malo de cómic…

- Ese tío no merece que lo compare con ningún malo de cómic.

- Pues ya lo hiciste, así que…

- ¡Ray!- lo agarró de los hombros.- ¿¿No ves que intento salvarte??- lo miró con los ojos desencajados.

- Vale… ahora si que me das miedo…- se lo quitó con cuidado de encima.- Voy a pedir, ¿tú que vas a querer?

- No tengo hambre…- apoyó la frente sobre la mesa.

- ¿Hemos venido a una hamburguesería para no comer?- preguntó desconcertado.

- Llevo días sin pegar bocado… no tengo hambre… ¡Todo esto me está quitando el hambre, Ray!- dijo como si recitara una frase del Apocalipsis.

- Joder… le recomendaré a todo el mundo la dieta Frank.- rió.

- No es coña, gilipollas… Ese tío va a acabar conmigo…- murmuró.

- Gerard…- se volvió a sentar a su lado.- si lo piensas bien… realmente no es que Frank te haga nada… de hecho creo que te has obsesionado con una gilipollez.

- ¿¡Por qué!?- exclamó de pronto.- ¿Por qué nadie me entiende?- preguntó mirando al techo.

- Gerard, estás desvariando…- se levantó de nuevo.- Voy a pedirte lo de siempre y vas a comer… lo que me faltaba es que te me murieras aquí.

Gerard no conseguía entender que le veía todo el mundo a Iero, especialmente no entendía que le veía todo su mundo a Iero. Y ni siquiera un sábado en la hamburguesería lograba que se le fuera de la cabeza. Por suerte ese día no había tenido que verlo, y por eso el fin de semana adquiría una nueva razón para ser lo mejor de la semana. Realmente necesitaba un descanso. Tal vez Ray tenía algo de razón y se estaba obsesionando un poquito, porque en ocasiones se había descubierto a sí mismo escribiendo en sus cuadernos “Odio a Frank Iero”, y eso no tenía muy buena pinta.

A los pocos minutos llego Ray con la comida, poniéndosela delante a un Gerard que parecía en otro universo.

- Come, o te vas a morir y muerto no te podrás vengar.- Gerard cogió una patata y se la metió en la boca, pero entonces se le iluminó la mirada.

Uno (frerard)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora