Capítulo 2

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Dos toques en la puerta me despertaron. Era el triangulito de nuevo, abrí mis ojos con dificultad y los talle. El me ofreció Sali con una mano indicándomelo. Todos estaban comiendo en sus "celdas", Sali y todos me miraban mal. No le había hecho nada y ya me odiaban.

Llegamos de nuevo al piso de hasta arriba. Cuando las puertas del elevador se abrieron. Se observo una mesa lista, con mucha comida. El líder estaba enfrente de mí, y me hizo con la mano que me sentara. Tomé asiento y comencé a comer tenia 2 días que no comía, había tendió problemas antes en casa y me saltaba las comidas. El solo me observaba comer. No se quitaba la mascara ni nada.

Termine de comer y me levante, el se acerco a mi y me limpio a un lado de mis labios. Lo mire a los ojos y el inmediatamente lo dejo aun lado y se alejo de mí. Hizo que me llevaran de nuevo a mi dormitorio y dijo que descansara. Esto había sido muy raro, me quede dormida. Al parecer ya era de noche, ya que apagaron las luces y todo se volvió obscuro, sin un rayo de luz.

Sentí como me tapaban la boca. Me moví violentamente, pero esa persona se subió encima de mí. Intente golpearlo, pero no puede, era mas fuerte que yo. Me tomo de las manos y las amarro, y no me dejo ir. Comenzó a besarme el cuello con una mano en mi boca, sin dejarme gritar. Por primera vez en mucho tiempo, tenia miedo, mucho miedo. EL hombre rompió mi playera con un cuchillo y toco mis pechos y las lágrimas salían de mis ojos. Un disparo me lastimo los oídos y el cuerpo callo a mi lado. Respire con dificultad y una linterna me alumbro. El me tomo de la cintura y me pego a su cuerpo, el mío temblaba como un árbol cuando hay viento y está a punto de romperse. El me cubrió y salimos de la habitación de celdas flotantes. La luz me lastimo los ojos, y todos se voltearon para no verme descubierta. Ahora habían cuadrados a su alrededor, personas con esa marca en sus mascaras. El me sentó en lo que parecía ser su cama y limpio mis lágrimas. No tenia ni puta idea de lo que estaba pasando. Todo era tan confuso. El número, el juego, el señor del traje, la camioneta negra, los hombres de rojo, el líder, mi uniforme, las celdas, las camas. Todo me estaba volviendo loca, em dolía la cabeza de tanto pensar en eso.

—Te quedaras a partir de ahora aquí, dormirás conmigo —se volteo a tomar algo y me extendió una camisa larga para dormir —Puedes darte un baño ahí —me señalo una puerta.

Me levante cubriendo mi desnudes. Entre y me despoje de la ropa. Abrí la llave y me metí en la bañera.

Narrador

Horas antes...

Habían colocado a todas las personas en una habitación inmensa, para poder quitarle todo tipo de aparatos que trajeran consigo. El líder miraba todo desde las cámaras, afirmando de que todo estuviera saliendo de acuerdo al plan. Pero la vio, una chica de piel pálida lleva de pecas en la cara finamente marcadas, cabello café. La miro detenidamente, no quería perderla de vista.

Terminaron de vestirla y la trasladaron a su celda.

Tráiganla a mí, es una orden -hablo por el sistema de radio.

La dejaron en el suelo y el se acercó a ella.

Es tan hermosa, pensó el hombre al tocarla. Solo pensaba en algo, quería que fuera suya a toda costa, sabia que no tenía que meter sentimientos en esto, pero el rompería las reglas por tenerla.

Chiara

Actualidad...

Sali de darme el baño y me sequé con una toalla que encontré doblada aun lado de mi ropa. Me la coloque. La tela era suave, abrí la puerta y el estaba acostado leyendo. Tenía aun puesta la máscara. Pensé que se la quitaría, pero no era así.

—Duerme aquí —palmea a su lado.

Me acosté a su lado y me tapé con el cobertor de terciopelo negro. Su habitación era dorada con negro. Un combinación tan sádica y hermosa.

—Puedes abrazarme si tienes miedo —su voz era tan caliente.

Me acerque a el y me coloque debajo de su brazo, abrazando su cintura y acomodando mi cabeza en su pecho. Me quede profundamente dormida.

La puerta se abrió y las luces se encendieron. Me queje al sentirla en mi casa. No abrí los ojos por la molestia.

—Apaga la luz, no ves que ella está durmiendo —escuche su voz.

—Lo siento señor —el hombre salió y apago la luz.

El me volvió abrazar y me quede dormida de nuevo.

El juego del calamarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora