Capítulo 6. Solo puedes pelear para ganar...

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Había tan solo pasado dos días de mi herida. Había escuchado muchas cosas en esa habitación. Escuche que alguien vendría, invitados muy importantes. Creo que era hora de hacer que el triangulito me pague la apuesta. Él se había vuelto mi "guardaespaldas" por así decirle. Me acompañaba a todas partes y siempre estaba a mi lado.

—Triangulito —le hable acercándome a él.

—¿Ahora que hiciste Chiara? —su tono de voz sonaba cansado.

—Que carácter, yo que venía a decirte cuanto te quiero.

—Si, claro y sobre todo tu —se ríe burlonamente.

—Solo quería que Pages tu apuesta.

Estaba a punto de decirle el por que. Pero tal vez si se no decía me regañaría y le diría algo a Su-ji.

—De acuerdo, ¿Cuándo y a que hora lo quieres? —dice mirándome.

Me acorde de lo que había dicho el por teléfono.

—A las 7:00 pm.

—De acuerdo, creo que a esa hora no tengo algo importante que hacer, ya que no estarás —asintió.

—De acuerdo, no llegues tarde.

—Chiara, mi único trabajo es cuidarte. Solo que no te atrapen, de verdad, me causaras problemas.

—Soy más silenciosa que un grillo.

—Esos animales son muy ruidosos.

—¿En serio?, bueno, entonces mas silenciosa que un tigre mirando a su presa —le guiñe el ojo y el soltó un bufido.

Revise la hora en el reloj de a lado. Había pensado en mi plan una y otra, y otra vez. Por que no sabia si realmente funcionaria. Mi plan consistía en, que el triangulito llegara, me diera su traje y saldría por los pasadizos secretos que había encontrado mientras estuve aquí.

—Los juegos están por comenzar —sonó en la alta vez.

¿Qué mierda?, se supone que no habría hoy ningún juego. El me lo habría dicho.

El reloj marcaba las 6: 45 pm, no sabía si el triangulito vendría.

La puerta se abre de golpee y es el.

—Bien, será mejor que nos apresuremos. Los juegos están por comenzar.

—No participare, será fácil pasar a desapercibido.

—Si claro, con los ojos del jefe sobre ti. No lo creo —se volteo y se comenzó a quitar todo.

Yo me voltee también para no verlo. El me lo entrego y me cambie. Cuando me voltee el ya no estaba. Debía de estar loca para al menos pensar que algo como esto saldría bien.

Sali de la habitación del líder y me adentre a los pasadizos. Gatee por los ductos y miraba por las rejillas que había.

Narrador

Todos estaban muy nerviosos por lo que pasaría ahora. Nadie tenia idea de que se trataría este juego esta vez. Unos lloraban y otros rezaban, como si su dios los fuera a escuchar. En este momento, ni siquiera dios, podía hacerte ganar los juegos. No hay que pedirle a dios sacarte de algo, en lo que tu solo te metiste por la codicia.

—¿Qué haremos ahora? —dice una mujer temblando.

—No lo se. Supongo que esperar a que nuestra muerte llegue —exclama un hombre con miedo.

—No finjan, ustedes están aquí por qué quieres. Absolutamente nadie los obligo a asistir a estos juegos de muerte —una joven de no mas de 23 años dijo molesta.

Le molestaba como todos, lloraban y suplicaban pidiendo perdón, cuando ellos mismo había sido los que se habían escabullido por aquí. Nadie los había secuestrado, todo fue por voluntad propia.

—Tu cállate pequeña mocosa —un anciano reprende enojado.

—Usted cállese abuela y cámbiese los pañales. No valla a ser que allá un accidente —ella se ríe burlonamente y el anciano se molesta.

El juego del calamarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora