Capítulo 8. Este es tu castigo...

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Las luces se fueron. Me espante cuando todo quedo obscuro. El ni siquiera hizo caso, me tomo de ambas piernas e hizo que me enrollara mis piernas a su alrededor. Me sentía tan excitada, la forma en la que me tocaba no era normal. Sus labios hicieron contacto con mi cuello. El sonido de su mascara cayendo a un lado. Sus manos subiéndome la falda y bajándome las bragas. Quitándome el esmoquin corto. Desato mi sostén con tanta paciencia que me molestaba.

—¿Te gusta que te toque así? —me tense al escuchar su voz.

Me hacía sentirme casi cerca de un maldito orgasmo. No conteste nada, solo quería que me siguiera besando de la manera tan pecaminosa en la que lo hacía. Lo empuje y lo tire en el sofá, no veía nada, pero recordaba donde estaba. Me subí encima de él y me tomo de la cintura. Bese su cuello y lo marque como quise. El solo dejaba salir pequeños gemidos. Me baje y desabroche su cinturón. Lo hice a un lado y bajé su cierre.

Él se estremeció, lo sentí. Me gustaba poder tener control así sobre él. Me sentía muy bien. Las luces se prenden y yo cierro los ojos, si el no me ha dejado verlo es por algo y no pienso perder su confianza.

—Lo siento —dije rápidamente.

Me acomode la ropa velozmente y busque su mascara y se la di.

—Puedes abrir los ojos —me mira —Gracias —se levanta y me da la mía.

Salimos de la habitación y el camino a mi lado.

—Además, deberías de estar en el juego. ¿No puedes quedarte por una vez quieta?

—Si me quedara quieta, ¿Cómo lo complacería?

El me miro y camino rápido. Poniendo su mano en su frente como si se hubiera sonrojado. A veces se comportaba tierno y otras... No tanto.

—Quédate a mi lado hasta que esto acabe —me dice poniéndose de nuevo a mi lado.

Entramos a la sala de antes, en donde había muchos hombres y unas cuantas mujeres, aparte de las chicas que servían. El siguió hablando y me coloque a su lado.

Narrador

Todos temblaban, iban matando de uno a uno a los que rompían lo que parecía ser una galleta. Muchos temblaban demasiado y otros estaban demasiado concentrados en sacar su figura la perfección. Kang Sae-byeok, la chica de antes. Estaba concentrado, no miraba a nadie mas solo estaba ella y la figura que tenia que salir ilesa. Mientras ella iba rascando con la pequeña aguja que les habían proporcionado, muchas personas morían y la arena se llenaba de su sangre. Logro por fin sacar la figura. Se levanto y le toco el hombro a uno de los soldaditos.

—Termine —dijo seria y como si su vida no dependiera de ello.

—Jugador numero 67, pasa —suena la alta voz.

Ella había sido la primera, todos la miraron y comenzaron a hacerlo más rápido ya que no quedaba mucho tiempo. Una anciana movía sus manos temblorosas con rapidez, cuando se rompe el circulo. Ella voltea hacia arriba y comienza a llorar, un disparo suena después, y el cuerpo cae sin vida alguna. Los demás se apresuran y uno a uno van saliendo, hasta que el tiempo termina y muchos quedan. Los guardias apuntan y la gente sale corriendo, pero matan a todos.

Chiara

Regresamos a la habitación y el se sienta en el sillón y me mira.

—¿Sabes?, he estado pensado y creo que podría regresar a mi celda. No importa, de verdad —miraba a todas partes, menos a él.

—No —es lo único que dice.

—No quiero estar más aquí —baje la mirada y me aprete el brazo.

—No quiero que ellos te hagan daño.

—No lo creo, así que, por favor. Quiero volver —el solo me miro.

Llamo al triangulito, sonreí al verlo y lo saludé sin que Su-ji se diera cuenta.

—Llévala a su celda, tú la cuidaras adentro, que nadie te vea.

Triangulito asiente y lo sigo.

—Gracias —le digo antes de irme.

No responde nada y sigo a triangulito. Corro hacia el y me subo a su espalda.

—No fue muy buena idea —digo quejándome.

—No creas que tienes el peso de una pluma —se queja.

—Claro que si, además tu eres un hombre grande y fuerte, cárgame.

—Como sea —dice vencido.

Me baje antes de entrar a la habitación flotante. Entramos a mi celda y el se sentó en una silla adentro que había ahí.

—¿Y ahora que hacemos? —digo acostada en la cama.

—No lo sé, la verdad es que esto se vuelve cada vez mas aburrido —se levanta y me mira —¿Puedo? —dice mirando la cama. Me hago a un lado y el deja su lado aun lado antes de recostarse.

Nos quedamos viendo al techo en silencio. No tenia idea de que podíamos hacer ahí, todo estaba tan tranquilo y no ocurría nada. Un sonido de estruendo nos alerta a ambos. El grito de las personas se escucha por todas partes. Me asomo y veo que unos hombres de negro irrumpen el lugar. Matando a todo el que se le pase por a lado. Entro de nuevo a la celda.

—Tenemos problemas triangulito.

El se levanta y le quito una de las armas que trae. Las luces parpadean y no nos dejan ver bien. Un hombre nos ataca por detrás a cada uno, le disparo mientras varios golpes se presentan. Las luces no dejan de parpadear y varios soldados de los rojos entran. Las balas se me terminan, saco el cuchillo que me habían dado. Golpeo y le corto la garganta o los acuchillo en el pecho. Balazos se escuchan en toda la habitación flotante. Los gritos de los jugadores, desgarradores y otros de enojo matando a los hombres de negro. 

El juego del calamarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora