Capítulo 12º

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El líder miro a la chica, perdida entre un mundo lejano a este. Ella, sentada en la orilla de la cama, con sus manos entrelazadas y perdida. El, mirándola a ella, desde un sillón enfrente, apreciándola. Sabía que las cosas que hacía estaban mal, después de todo él no era el que desidia si la chica vivía o moría, pero no quería dejarla. Aunque siempre se mostraba serio, temía perderla en alguno de esos estúpidos juegos, que solo eran, juegos de sangre.

—Yo... —ella apenas pronuncio eso —Te he estado engañando todo este tiempo.

Un silencio incomodo se apodero de la habitación. El no dijo nada, pero ella sabía que tenía toda su atención. Comenzó a sudar y a ponerse nerviosa, su mirada perdida aún estaba hacia el suelo.

—Yo... No soy una jugadora más... —se detuvo y pensó "está bien lo que hago, ¿cierto?" —Vine aquí con un solo propósito. ¿Mi misión?... matarte, pero no puedo —dije completamente seria, levanto la mirada y sus ojos mostraban a un monstruo —Mis padres no son italianos, ese niño no es mi hermano, ni siquiera lo quiero. Soy hija de un exmercenario que murió en un trabajo, el italiano era su amigo. Me convertí en una de sus asesinas más meticulosas que él había obtenido. Él ya sabe de todo esto, y por eso, me envió a matarte. ¡Pero tenías que joderlo, ahora me enamore de ti y no sé qué mierda voy a hacer! —grito con todas sus fuerzas, estaba muy molesta.

El no dijo nada, algo que hizo que ella se sintiera desesperada.

—¿En serio no dirás nada? —ella se levanto y miro al suelo —Entiendo, tengo que irme —salió de la habitación.

No escucho nada, ni siquiera una palabra de el. Solo le quedaba un pensamiento.

Chiara

Debo irme de aquí, no me quedare mas tiempo con ese idiota. ¿Cómo mierda fui tan estúpida como para decirle mis sentimientos?, no se que carajos debería hacer.

Mire el techo de la celda en la que me encontraba. Sabia muy en el fondo, que quería permanecer ahí, pero sería estúpido hacerlo. No quería quedarme mas tiempo.

La oscuridad invadió toda la habitación. Los guardias estaban afuera de cada puerta, triangulito no había aparecido. Creo que comenzaba a entrañarlo.

—Oye —toque la puerta para que el circulo me mirara —Quiero ir al baño, me estoy orinando —el lo pensó un momento y abrió la puerta. —Gracias —dije con sarcasmo.

Me guio hasta el baño y entre sola. Mire cada balo, su techo. Bingo, encontré la puerta de los ductos. Me subí a él, y con una navaja desatornillé todos, para que quedara libre. Subí a este y me arrastré por todos los ductos. Cuando triangulito me presto su uniforme, pude encontrar muchos pasadizos y lugares secretos. Mire la habitación del líder, y el no estaba. Sali de un ducto y me metí a otro. Si no mal recordaba, este daba a la parte del océano. Baje y baje, hasta que lo encontré.

Había tanques de oxígeno, mi entrenamiento había sido basado en o todo tipo de terreno. Pero, si agarraba uno, se darían cuanta. Mire al estanque de agua y me tire en él, sumergiendo mi cuerpo totalmente. Nade hasta una isla cercana. Estuve muchas horas caminado, hasta que lo encontré. Un barco que era de emergencia. Al menos estar en la habitación del líder me había servido para algo bueno. Subí a él, y lo puse en marcha. Mire la isla a mis espaldas, cada vez me alejaba más y más de ella. Y con eso los recuerdos ahogados sobre todo lo que había pasado en ese estúpido lugar.

2 años después.

Le apunte con mi arma al hombre enfrente de mí.

—Policía, no se mueva —dije imponente.

Me acerque a él y lo espose. Llegamos hasta mi auto y lo encerré en la cajuela.

Llegue a la estación de policía y mire a mi alrededor, no encontraba a mi compañero.

—Aquí estas —dime el, haciendo que voltee hacia atrás.

—Te estuve buscando todo este tiempo, ¿Dónde carajos estabas? —caminé hacia él y ambos llegamos a la sala de interrogatorios.

Me senté a lado de mi compañero, miraba mi teléfono con mucha atención, como si no le prestara atención a lo que estaban diciendo.

—¿Y tú que?, ¿no prestaras atención? —dice el hombre

—Claro, pero no quiero verte la cara. Las drogas te han dejado muy mal It —levante la vista de mi teléfono y lo apague —Bueno, entonces, ¿Quién te da la droga?, vamos dímelo. No creo que sea ten difícil hablar —dije soltando una sonrisa sarcástica.

—Nadie más que tu sabe lo que me harán si hablo, además no lo diré jamás —revira los ojos.

—Agh, ¿tienes que ser tan insoportable todo el tiempo? —me levante y Sali de la habitación.

Cuando Sali, vi como una persona cruzo por uno de los pasillos. Pero, no cualquier persona, alguien que se veía como el líder, después de tantos años aun no lo había olvidado. Bueno, ni tantos, pero de todas formas. Corrí hacia él y cuando llegue no había nada, ni nadie. Estaba solo ese pasillo. Miré a ambos lados y corrí del lado derecho buscándolo. Me detuve cuando no encontré nada.

—Debí habérmelo imaginado —solté un suspiro.

Llegué a mi auto y la abrí para entrar, mañana entraba a trabajar temprano y estaba muy cansada después de todo el alborotó de hoy...

Abrí los ojos con pesadez, todo se veía borroso, y no podía controlarme aún. Mire a mi alrededor con dificultad, había 4 hombres.

—Así que eres tu, pensé que me había equivocado —esa voz.

—¿Quién mierda eres? —dije con dificultad y aun desorientada.

—Soy yo, ¿Quién más podría ser? —se mostró contra la luz.

—Carajo —susurre para mí misma cerrando los ojos.

—Bueno, te desapareciste de mi radar belleza —dice acercándose a mi silla.

—Ya ves, tengo muchos trucos bajo mis manos —sonreí.

Era un "amigo" que se supone que había asesinado hace unos 5 años. Creí que no volvería verlo. Me sentía acorralada en ese espacio tan pequeño. La luz baja, hacia que todo se viera como si estuviera en una jodida película. Los hombres estaban detrás de mí, parados derechos con un arma por si las dudas y el, estaba enfrente de mí, sonriendo como loco y yo, no podía hacer más que verlo y sin decir algo.

El juego del calamarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora