16. Vendetta.

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DEDICADO A: Vanessa Ocasio♡

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La historia ya los personajes son de ficción. No promuevo, ni apoyo este tipo de situaciones o conductas.

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Enzo.
 
—Te tengo excelentes noticias— dice Armand al teléfono— Denaro y yo logramos reunirnos con algunos hombres Del Cártel, todos se negaron a contactarnos con el Rey. Pero, uno de sus hombres, nos invito a comer mañana —
 
—Bien, sigan así. Tengan cuidado, si ese hombre es tan cuidadoso y peligroso como dicen, le resultará casi un insulto, el que llegaran sin avisar y el que no sea yo mismo en persona buscándolo—
 
—Bien, debemos irnos. Hablamos después— la línea se corta.
 
Thomas maneja de regreso a la mansión, su teléfono comienza a sonar y lo atiende en altavoz mientras continúa conduciendo.
 
—Dime que me tienes buenas noticias—
 
—Vieron a Gjon Toska en New York, junto a una mujer rubia. Al menos dos anillos de seguridad de diez hombres— dice la voz por la bocina.
 
La adrenalina comienza a correr por mis venas, han venido a Estados Unidos, han salido de Tirana y eso solo puede significar dos cosas. O Cassia quiere ver a Eros o Kostandin al fin está comenzando a buscar a su hermana con sus hombres de confianza.
 
Gjon Toska, es la mano derecha de Kostandin. Son como hermanos, pero mi deseo no es tener a Gjon entre mis manos, a quien quiero tener es a Cassia, asesinarla con mis propias manos y esparcir sus restos sobre la cara del mierdecilla. Pagaran muy caro el haberse acercado a mi de nuevo, el querer amenazarme como si fuese un simple imbécil pintado en la cima. 
 
Cassia planeo todo, siempre fue así. Me tuvo engatusado por mucho tiempo, me engañó y jugó conmigo como un títere, se aprovechó de que confiaba en ella. Mi venganza contra ella es mucho más personal que por el bastardo infeliz, más personal que por haber intentado controlarme de nuevo. Ya no soy el mismo jovencito que hacia lo que su padre ordenaba, cuando me convertí en Capo; ese otro yo murió, ahora solo soy una bestia sedienta de sangre y de poder.
 
—¿Iremos a New York?— pregunta Thomas.
 
Asiento con una sonrisa, me siento como un niño frente a su regalo de navidad. Desde que llegó, dudo que Eros este aquí por gusto, algo quiere pero no sé que es, sin embargo hay algo más que desde hace semanas no se me sale de la cabeza.
 
Kostandin ha estado moviendo sus hombres estas últimas tres semanas, varios de ellos a Francia e Italia, otros en Alemania e incluso algunos fueron a Tokio. Se había tardado mucho en enviar a alguien a Estados Unidos, aunque no esperé que fuese Gjon acompañado de Cassia.
 
Puede que sea estrategia porque Cassia conoce el país, pero también cree conocerme a mí. Necesito información y necesito unir los puntos porque me estoy empezando a sentir rodeado, tal vez este siendo paranoico o tal vez mis instintos me advierten algo.
 
Cassia está casada con nada más y nada menos que la mano derecha de Kostandin, custodiada por tantos hombres en Tirana, que fue imposible que mis hombres se acercaran a ella. Y la perra albanesa que aún no ha hablado, para ser una simple niñata, no ha cedido, ni aunque la mayoría de las veces sólo permito que le den pan duro y agua. También está su búsqueda, si Gjon está aquí para buscarla, ¿Por qué no lo hicieron antes?, ¿Por qué esperar hasta ahora?
 
Muchas preguntas y pocas respuestas.
 
—Por supuesto que iremos—
 
Cassia será el comienzo de está guerra, no Kannis, no Eros, no Gjon. Será ella, porque una vez la tenga en mis manos y la asesine, se desatará el resto poco a poco. Pero primero me encargaré de que hable y de que sufra.
 
—Primero iremos a empacar y luego nos vamos a divertir— agrego.

Frenesí [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora