Francesca.—Este será nuestro primer entrenamiento clandestino. —Le digo a Zadic con emoción.
—¿Qué tan divertido crees que sea?
—Mientras no nos descubran, lo suficiente. Ahora cuéntame, ¿Qué fue ese nuevo estilo que aprendiste y dónde?
—El trabajo al que me envió tu padre tuvo sus consecuencias como notarás. — Explica señalando su rostro golpeado y mallugado aún.
Mi padre no quiso enviarnos juntos, dijo que era sumamente arriesgado y mi madre tampoco lo aprobaba, puedo luchar pero no se arriesgarían a perderme cuando aún no he logrado nada.
—Te golpearon, no es gran cosa.
—Basta de subestimar, concéntrate. — Exige algo molesto y me callo— El sujeto al que debía asesinar fue un yakuza, algo difícil pero no invencible, al menos así lo vi hasta que lo enfrente. Su estilo de pelea era más brutal más violento, convirtió su cuerpo en un arma entera. Tenia técnica, destreza, velocidad, potencia pero sobre todo tenia instinto y por eso fue que logro escapar.
—¿Escapo?
—Shh, pueden oírnos. Si, lo hizo y tuve que fingir su muerte o tu padre me asesinaría. Pero debo encontrarlo cuanto antes y terminar el trabajo.
—Te voy a ayudar. — El niega con la cabeza pero insisto con más ganas—. Lo haré, te ayudaré a encontrar a ese sujeto y lo asesinaremos juntos.
—Me alegra tenerte. —Murmura con una sonrisa.
—Y yo a ti, pero ya dejemos las cursilerías y practiquemos.
Comenzamos a pelear hasta el agotamiento y tuvimos que huir cuando uno de los guardias casi nos descubre.
Meses después encontramos al sujeto que Zadic debía matar, aun era un riesgo que estuviese todo ese tiempo vivo, pero pronto nos encargaríamos de que llegará al lugar al que estaba destinado.
Su tumba.
♡♡♡
Algo parecido a una alarma comienza a sonar, aún sigo algo sensible por la tortura. Lo noto ya que aunque no dormí porque estaba entrenando, tampoco podría haberlo hecho porque el insomnio me lo hubiese impedido.
Alguien toca a mi puerta y un hombre armado me entrega una toalla, un cepillo, un jabón y ropa de combate. Ya que no hay realmente una ducha en la habitación, me voy humedeciendo el cuerpo y apenas logro lavar las áreas esenciales. Ni siquiera hay pasta dental, por lo que solo alcanzo a enjuagar mis dientes con el cepillo y el agua del grifo.
El mismo hombre armado regresa algunos minutos después y me lleva junto a otros más hasta un comedor, luego de desayunar nos dejan en un gimnasio gigantescamente amplio donde además de asientos, en el medio del lugar hay una enorme jaula de rejas metálicas. La jaula cuenta con el centro donde se lleva a cabo la pelea y en cada una de las cuatro esquinas hay una pequeña sección de jaulas pequeñas con una puerta asegurada hacia el exterior de ella, son del tamaño perfecto para que solo una persona entre.
Las botas negras que acompañan nuestras vestimentas, son pesadas por lo que será conveniente usarlas como una ventaja. Al menos una hora después empiezan a indicarnos nuestros puestos.
En cada entrada hay grupos de cinco personas y los primeros cuatro que entran a las jaulas pequeñas lucen emocionados, la primera jaula se abre y un hombre avanza hasta el medio. Es un sujeto realmente enorme y si fuese mi turno estoy segura de que me agotaría derribarlo. Para mi fortuna me encuentro en el tercer grupo.
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Frenesí [+21]
De TodoNací en la mafia, me crie en la mafia y me casé en la mafia. Mi marido y yo no solo somos letales, también mortales, nuestro clan es conocido como La Parca. Somos los reyes de todo Chicago. Todo estaba saliendo a la perfección, o eso creíamos; al me...