24. Hay cosas que duelen más que la muerte.

515 66 16
                                    

Francesca.

Cuando hacemos las cosas por las razones incorrectas no podemos esperar que nos vaya bien. Siempre me han inculcado que mi matrimonio tenia el fin de recuperar el poder y el honor de mi familia, pero fue algo que me enseñaron a desear, un anhelo de alguien más que abrace como si fuese mío. Sin embargo, ahora a las cosas eran diferentes, mi motivación de recuperar el poder ya no es solo un mantra diario que repito, ahora es una necesidad que siento en mis huesos y en mi piel.

Cada segundo, cada minuto que sigo siendo nadie es como quemarse vivo, como sentir las llamas destruyendo cada parte de ti desde adentro, pero aunque no he aprendido a vivir con ellas, las elijo, soporto su calor porque me hacen más fuerte, más brutal, más inteligente y más peligrosa.

Enzo y yo subestimamos a Eros y este fue nuestro castigo, el primero fue perder nuestro imperio, luego su muerte, el probar mi fuerza e intentar quebrarme, doblegarme ante él y ahora esto.

Miro mis manos temblorosas llenas de sangre mientras me limpio y seco con violencia las pocas lágrimas que intentan escapar de mis ojos antes de que se derramen.

Nunca he sido una sentimental, pero si soy orgullosa, rencorosa y vengativa.

El ser dentro de mi era tan diminuto y débil que no logro soportar todo lo que he pasado en tan poco días, podría haber creído que solo era mi menstruación, pero nunca he sido irregular con mis ciclos y de alguna manera supe lo que sucedía en cuanto vi la sangre. Aunque Enzo insistía con un heredero, no quería un bebé hasta no sentirme segura, por eso me estuve cuidando y tuve razón, estuvimos juntos íntimamente antes del ataque, ahora gracias a ello, un ser inocente será incapaz de conocer este mundo.

Y el único nombre que aparece en mi mente como culpable es el de Eros.

Eros.

El maldito Eros.

La mejor manera de cautivar a un hombre como él, con un alto déficit de atención es usar las mejores armas de una mujer.

La sensualidad, la feminidad y la vulnerabilidad.

Cuando un hombre común ve esos tres factores juntos su masculinidad interior se despierta, se activa ese deseo de ser un héroe para ti, de rescatarte y de que lo idolatres, así su ego aumenta y se siente realmente importante e indispensables en tu vida.

Pero actuar como una damisela en apuros para obtener lo que quiero no es lo que quiero, quiero destruirlo de a poco. Sin embargo, también lo necesito para recuperar lo que es nuestro.

Espero pacientemente hasta que Pavel vuelve a visitarme, esta vez en lugar de insultarlo le pido un nuevo cambio de ropa. No podía salir con la mancha de sangre entre las piernas.

Pavel se marcha rápidamente y cuando veo la silueta del guardia frente a mi puerta hago lo que mejor se hacer, llamar la atención.

-Camina. -Ordena el hombre pero en lugar de levantarme permanezco sentada. -Que se levante.

Al ver que no me muevo se acerca e intenta tomarme por el brazo, fácilmente lo golpeo y lo desarmo. Cuando el hombre mira como ha pasado de apuntarme a ser el apuntado con el arma, se paraliza y levanta las manos.

-Guíame a donde sea que me ibas a llevar.

El hombre algo tembloroso comienza a caminar y descendemos por un corredor que no había visto antes.

El lugar no es tan diferente al ring de jaulas, hay dos paredes llenas de armas y en medio de ellas un muy buen espacio para pelear, la única diferencia es que este sitio es más pequeño y la iluminación es tenue.

Frenesí [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora