Francesca.
Cuando hacemos las cosas por las razones incorrectas no podemos esperar que nos vaya bien. Siempre me han inculcado que mi matrimonio tenia el fin de recuperar el poder y el honor de mi familia, pero fue algo que me enseñaron a desear, un anhelo de alguien más que abrace como si fuese mío. Sin embargo, ahora a las cosas eran diferentes, mi motivación de recuperar el poder ya no es solo un mantra diario que repito, ahora es una necesidad que siento en mis huesos y en mi piel.
Cada segundo, cada minuto que sigo siendo nadie es como quemarse vivo, como sentir las llamas destruyendo cada parte de ti desde adentro, pero aunque no he aprendido a vivir con ellas, las elijo, soporto su calor porque me hacen más fuerte, más brutal, más inteligente y más peligrosa.
Enzo y yo subestimamos a Eros y este fue nuestro castigo, el primero fue perder nuestro imperio, luego su muerte, el probar mi fuerza e intentar quebrarme, doblegarme ante él y ahora esto.
Miro mis manos temblorosas llenas de sangre mientras me limpio y seco con violencia las pocas lágrimas que intentan escapar de mis ojos antes de que se derramen.
Nunca he sido una sentimental, pero si soy orgullosa, rencorosa y vengativa.
El ser dentro de mi era tan diminuto y débil que no logro soportar todo lo que he pasado en tan poco días, podría haber creído que solo era mi menstruación, pero nunca he sido irregular con mis ciclos y de alguna manera supe lo que sucedía en cuanto vi la sangre. Aunque Enzo insistía con un heredero, no quería un bebé hasta no sentirme segura, por eso me estuve cuidando y tuve razón, estuvimos juntos íntimamente antes del ataque, ahora gracias a ello, un ser inocente será incapaz de conocer este mundo.
Y el único nombre que aparece en mi mente como culpable es el de Eros.
Eros.
El maldito Eros.
La mejor manera de cautivar a un hombre como él, con un alto déficit de atención es usar las mejores armas de una mujer.
La sensualidad, la feminidad y la vulnerabilidad.
Cuando un hombre común ve esos tres factores juntos su masculinidad interior se despierta, se activa ese deseo de ser un héroe para ti, de rescatarte y de que lo idolatres, así su ego aumenta y se siente realmente importante e indispensables en tu vida.
Pero actuar como una damisela en apuros para obtener lo que quiero no es lo que quiero, quiero destruirlo de a poco. Sin embargo, también lo necesito para recuperar lo que es nuestro.
Espero pacientemente hasta que Pavel vuelve a visitarme, esta vez en lugar de insultarlo le pido un nuevo cambio de ropa. No podía salir con la mancha de sangre entre las piernas.
Pavel se marcha rápidamente y cuando veo la silueta del guardia frente a mi puerta hago lo que mejor se hacer, llamar la atención.
-Camina. -Ordena el hombre pero en lugar de levantarme permanezco sentada. -Que se levante.
Al ver que no me muevo se acerca e intenta tomarme por el brazo, fácilmente lo golpeo y lo desarmo. Cuando el hombre mira como ha pasado de apuntarme a ser el apuntado con el arma, se paraliza y levanta las manos.
-Guíame a donde sea que me ibas a llevar.
El hombre algo tembloroso comienza a caminar y descendemos por un corredor que no había visto antes.
El lugar no es tan diferente al ring de jaulas, hay dos paredes llenas de armas y en medio de ellas un muy buen espacio para pelear, la única diferencia es que este sitio es más pequeño y la iluminación es tenue.
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Frenesí [+21]
CasualeNací en la mafia, me crie en la mafia y me casé en la mafia. Mi marido y yo no solo somos letales, también mortales, nuestro clan es conocido como La Parca. Somos los reyes de todo Chicago. Todo estaba saliendo a la perfección, o eso creíamos; al me...