Epílogo

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Un mes después.

Francesca.

Había llegado hasta donde ahora me encontraba con muchisimo esfuerzo pero una vez más tenia una decisión en mis manos que no podía rechazar.
Al fin el encargo de Zadic estaba frente a mi y el impulso que esa bestia sedienta de venganza provoca en mi, ahora era aún más fuerte que antes, aun más fuerte que mi autocontrol.

Una vez me gane el favor de Emiliano, poner a Eros en la cima fue más fácil. Hubiese preferido ser yo, pero aún era muy pronto como para que el resto de la organización me aceptará en el poder. Así que luego de tener el dinero de vuelta le pedí a Eros dejarme a cargo del trabajo pesado, y aunque al principio no estuvo de acuerdo luego cedió.

Lo primero que hice fue pagarle a una gran cantidad de policías y hombres para sacar a Denaro y a Gavrel de la cárcel, estaban agradecidos y por supuesto que aceptarían trabajar con la viuda de su antiguo Capo. Con Denaro afuera logre recuperar la mayoría de los contactos que Enzo utilizaba para hacer sus negocios. Negocios que maneje yo directamente ya que con Denaro recién salido de la cárcel nadie confiaría en él y con Gravrel estudie las mejores formas de lavar nuestro dinero.

Los casinos siempre son una gran ayuda pero necesitaba muchas más ideas, y de allí funde un convento, varias fundaciones y empresas fantasmas para comenzar. Eros estaba feliz siendo un rey en su silla frente a súbditos fantasmas que yo misma había colocado, mientras que yo iba ganándome el respeto de muchos en el bajo mundo, ensuciándome las manos como uno más de ellos y causando terror a aquellos que me subestimaban.

Emiliano había regresado a su casa en New York y Alessio aún estaba en Chicago, siempre recordándome que estaba disponible para ayudarme en cualquier cosa que necesitará.

Me paseo por la bodega que Alessio me consiguió de un lado a otro, logrando que mis pasos resuenen. Ver temblar a mi presa con frío y miedo me provoca unas inmensas ganas de reír pero decido permanecer callada antes de arrancar la venda de sus ojos.

Siempre hablan del diablo y lo peligroso que es pero en la historia hay millones de figuras siniestras que también representan a las mujeres, siempre son bellas y encantadoras antes de darte un horrible y tenebroso final.

Ahora mismo me siento como Lilit, una diosa de la oscuridad con una fuerza y sensualidad inmensurable al igual que el temor que los hombres sentian hacia ella. Pero, ¿Por qué solo los hombres? ¿Por qué detenerse allí? Cuando es tan gratificante que tanto hombres como mujeres te teman.

-No sé quién eres pero piensa bien... lo que vas a hacer, mi hermano no te... perdonará si me sucede algo.- Dice la chica con notable terror en su voz.

-¿Sabes qué es lo que sucede? Que yo no le tengo miedo a tu hermano. -Declaro antes de quitar su venda y permitir que sus ojos me reconozcan- Ya no hay nada que él pueda quitarme, no tengo nada que perder.

-Francesca...-no dejo que pronuncié algo más que mi nombre.

-Estás equivocada si crees que tendrás algo de simpatía de mí, he esperado un mes para comenzar a sentir algo más que deseos de vengarme, algo de satisfacción quizás. No eres una niña, Kannis. -Le aseguro con ferocidad para demostrarle que esto no es un juego.- Eras una adulta al aceptar las órdenes de tu hermano y meterte en nuestro territorio, lo fuiste al envolver a Armand para sus planes y lo fuiste al saber lo que todo eso causaría. Ahora lo serás para afrontar las consecuencias de tus decisiones.

Kannis tiembla con temor suspendida del techo por sus tobillos, su cabeza cuelga hacia abajo y ya que esta en ropa interior puedo ver claramente como su cuerpo y rostro enrojecen mientras más tiempo pasa en esa posición. Enciendo la cámara que grabará su muerte, para que así Kostandin pueda mirar sus últimos momentos, para que así quiera venir por quién la asesinó, a mi territorio y donde lo estaré esperando.

Ya que la iluminación es poca y visto de negro, será muy difícil distinguir quién es el verdugo de Kannis.
Tomo mi arco y flecha imaginando la ira de Kostandin Dervishi al recibir el video. Me coloco en un punto estratégico antes de disparar la primera hacia la pierna de la pelirroja.

Kannis lanza un alarido en cuanto la flecha atraviesa su pierna, no la dejo pensar mucho y le disparo la segunda en la otra pierna maravillándome con la cantidad de gritos y sufrimiento. La siguiente flecha va a su estómago y puedo oír claramente como se queda por un momento sin aire del dolor al recibir el impacto. Su cuerpo se sacude haciendo que se balancee, como si quisiera desatar sus manos que se encuentran en su espalda para intentar detener el sangrado.

Miro como la sangre se derrama y va manchando su piel, hechizada por el color de esta y a la vez excitada por verla correr sobre su cuerpo. Cambio de instrumento dejando el arco y la flecha a un lado y en su lugar uso una navaja para abrir un canal en el cuerpo de Kannis de largo a largo. Comienzo el corte desde su pelvis y me detengo entre sus senos, viendo como la piel se separa.

Los gritos son música para mis oídos y la sangre es hipnótica, me sumerge en un estado de euforia. Clavo la navaja en medio de su garganta, escuchando como comienza a ahogarse con su propia sangre, mientras que el líquido carmesí que sale de su cuerpo cubre el suelo bajo el.

Le cortaré la cabeza y se la enviaré como un recuerdo a su hermano.

Recojo algo de la sangre de Kannis esparciendola en mis manos y en mi rostro, me rio extasiada mientras cubro mi piel con ella e incluso lamo la sangre de uno de mis dedos. Escucho pasos en el interior de la bodega, antes de oir una serie de aplausos.

No me giro sino que aprieto el mango de la navaja en mis manos. Le ordene a Pavel vigilar para evitar contratiempos por lo que dudo que sea la persona que acaba de entrar.

-Sabes... está es otra razón por la que tú y yo somos tan perfectos juntos.

Quizás en otro momento me hubiese sentido abrumada por su presencia, pero justo ahora mi mente no puede pensar en algo más que sangre y muerte.

-A nosotros no nos importa a quién tengamos que arrastrar para obtener lo que queremos, tampoco nos importa destruir el mundo o lo que construimos con tal de hacer correr la sangre de nuestros enemigos.

Me siento temblar de ira cuando escucho el repiqueteo de sus zapatos acercándose a mi, aún así el sonido de su voz no se compara con lo que el roce de sus manos en mi causan. Una de ellas va a la mano donde sostengo la navaja deteniendola con sutileza y la otra se posa en mi cadera.

-Tranquila, Dominus. -Susurra con lentitud tan cerca de mi que eriza mi piel y despierta mi deseo a pesar de la furia que me recorre-. El infierno ahora esta vacío, todos los demonios están aquí.

Frenesí [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora