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Enfrenta.

Hades.

Dos años lejos podría parecer una eternidad y la tentación de regresar en cada minuto era clara, no sabía como estaba de su boca pero si desde su madre quien jamás de comunicarle todo.

Toma su móvil a punto de abordar el avión en dirección a Zúrich, llegaría dos días antes para evitar problemas de transporte o vuelo, su madre lo recoge junto con Theo apenas llega.

Se hospedaría en la ostentosa mansión Hollwards, siempre hablo con la madre de su ángel. Vamos, su relación con esa mujer cambió un par de días hasta que le explico todo con detalle.

Comprendió y callo.

Su último año lo estudió en Smethre, ubicado en Canadá para evitar el roce, no es como que fuera del todo cómodo cruzarse con quien te utilizó, ¿verdad? Eso remarcaba su madre cada vez que hablaban.

Baja del avión pasando por todos los controles necesarios antes de llegar a la bandeja de recibimiento.

Theo saltaba de emoción, eran dos años.

Dos largos años donde no se enteró de nada sobre ella y anhelaba llegar a su graduación sin contratiempos. No llevaría sorpresas, suponía que su presencia era suficiente sorpresa.

Se centra en su madre quien toma la maleta con algo de molestia, quizás era el peso o quizás era la decisión que tomó.

Porque la escogió a ella. Siempre fue de algún modo ella.

-¿Entonces?¿Te quedarás con Theo unas horas o irás directo donde quien fue tu suegra?

-Iremos directo, necesito hablar con ella- aclara.

Cumplirás veintiún años, ella tiene diecinueve, ya no hay problemas.

Observa el frente y baja seguido de Theo quien corre al ver a Emilie, sus madres con el tiempo y dedicación eran buenas amigas pues los niños también. Era una rivalidad estúpida porque ambas madres odiaban la idea de que sus hijos estuvieran juntos. Cuando terminaron eso cambió.

Siente abrir la puerta principal y observa de reojo.

-¡Hades, querido!

-Señora Hollwards.

-No quiero que me sigas llamando así.

-¿Entonces como?

-Da igual, ¿sabes? los dejo en casa- toma una pequeña agenda con el dibujo de un bebé- Debo entregar estos documentos a Vanessa.

-Subiré a dejar las cosas al cuarto de invitados- observa a su madre quien monitorea a los niños.

Sube dejando todo acomodado cautelosamente, sale a revisar pasillos y se encuentra con la habitación respectiva a Vanessa. Entra por simple curiosidad.

Encuentra una enorme cama que mantenía a su lado una mini cuna y dos biberones en conjunto a un dispensador de formula notoriamente vacío.

Espera, ¿qué?

Sigue observando sin tocar nada, me tomo la curiosidad.

Abre un par de cajoneras encontrando ropa de bebé en temporada de verano, vestidos para que entrara ni siquiera su mano.

Escucha llegar a su madre quien estaba seguro que sabía mucho.

-¿Qué es todo esto?

Observa con detenimiento cómo se tensa y abre un poco más los ojos esperando algún tipo de respuesta. Nada, no habían respuestas.

Ángel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora