Ángel.

(19)

demonizes

Vanessa

Las emociones comprimidas entre la sed de venganza que mantenía en ardua constancia contra su padre y el que se haya atrevido a tocar a su primogénita y posiblemente única hija le hizo arder la sangre, sin embargo, no hizo nada más que ver como se retorcía en su sangre. Cosa que le resultó tan jodidamente agradable.

Ahora vivían los tres juntos, y pesé a que era la cosa más extraña que podrían estar viviendo juntos. Era la primera semana que había pasado, la más feliz, jamás pensó vivir eso.

Tener a los dos amores de su vida juntos, y estaba sintiéndose tan malditamente egoísta por negarle a su hija los primeros años, era tan buen padre que verlos juntos le hacía sentir fatal.

¿Fuiste mala madre por negarle a tu hija a su padre el tiempo necesario?
¿Fuiste mala persona por no dejarles conocerle?
¿Eres tan idiota de quererlos juntos cuando jamás pensaste en presentarlos?

Apoya su cabeza en el marco de la puerta mientras los observa, su visión se captaba en Hades abrazando a Bela mientras dormían, sonríe sin imaginarse jamás vivir eso.

Era un sueño, un sueño que jamás creyó vivir.

Baja a la cocina entrecerrando la puerta a su espalda, no quería más. Con ellos tenía suficiente para vivir una vida entera.
Se observa en el espejo del pasillo y sonríe acomodando su cabello, frunce el ceño al ver su silueta. No le estaba gustando.

Suspira y toma una sudadera, ya que, nada era imposible.

Camina y recorre la cocina buscando comida, necesitaba comida con urgencia pues sentía que un león quedaba pequeño al comer.

-¿Dónde mierda están?- busca unos pasteles y sonrie al encontrarlos, los sirve con chocolate fundido y un té negro.

Se sienta en la mesa observando los pasteles mientras niega con la cabeza. ¿A quién le niegas si estás sola? Suspira e introduce uno a su boca, come un par y corre al baño para terminar de devolver absolutamente todo el contenido de su estómago.

Suspira apoyándose en la pared del baño, la cual estaba fría y le molestaba, en un suspiro niega con la cabeza cuando siente que se abre la puerta. Levanta la cabeza y se encuentra a Hades alzando la ceja.

-¿Te encuentras bien?

Lo observa sentarse a su lado acariciando su cabello, posiblemente algo te cayó mal, ni siquiera observaste la fecha de vencimiento de esos pasteles y posiblemente se pasaron. sí, es eso. Tu estómago no soporto ni un día de vencimiento.

-Creo que solo me cayo mal.

-¿Estás segura? porque podemos ir a un médico y..

-Hades, no hay problema.

Se recuesta en sus piernas sonriendo, frunce el ceño cuando la carga y se sienta dejándola recostada sobre su pecho mientras abraza su cuerpo. Era ese instinto sumamente protector que ejerce sobre ella, era genial, siempre sentirse protegida y sin miedo porque sabes que alguien estará para defenderte, siempre.

-¿Segura qué te sientes bien?

-Segura, señor Scott.

-¿No quieres ser la señora Scott?

-Basta, Hades- ríe- cuando tengamos otro hijo aceptó.

Observa llegar a la niña corriendo por el pasillo y la carga dejándole en medio de ambos, le sirve cereal y ríe al ver como intentaba alimentar a su padre, se estaban conociendo pero realmente esa era la mejor sensación que había experimentado en sus diecinueve años de vida.