La Noche Eterna (Final)

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-Nueva York, Estados Unidos-
-2017-

Su nueva casa era perfecta. No sólo por el hecho de ser una casa bien equipada como para resistir los fríos inviernos o los horribles veranos.

No, eso no la hacía perfecta.

Lo que hacía perfecta a aquella pequeña casa era el amor que en ella había.
Una casa de asistencia, manejada por una anciana solitaria, quien tenía amor para dar y repartir.

Había llegado a aquel lugar después de vagar por el mundo, pero eso no era algo extraño.
Supuso que se quedaría poco tiempo, tal vez solo unos días. Oh, pero la vida era tan maravillosa en aquella casa.

No era como muchas otras en las que había estado, pues aquella casa siempre estaba iluminada por la luz del sol, había plantas en abundancia que llenaban de paz el lugar, siempre olía a deliciosa comida casera y la música nunca dejaba de animar el lugar.

Este lugar se sentía como un hogar verdadero.

El día había iniciado con normalidad: se había despertado, duchado, vestido y arreglado su cabello y maquillaje.
Su larga melena comenzaba a pesar y pensaba que ya era tiempo de volver a cortarla.

Al bajar por las escaleras, siendo seguida por Lilith, la música de la mañana se hizo presente.

-"Eres secreto de amor (secreto) Eres secreto de amor. Delante de la gente no me mires, no suspires, no me llames aunque me ames. Delante de la gente soy tu amigo. Hoy te digo: que castigo"-

Peggy se quedó de pie junto al umbral de la puerta, observando como la Señora Rodríguez cantaba mientras servía el desayuno.

La castaña no pudo más y aplaudió al maravilloso espectáculo que presenciaba, al igual que todas las mañanas.

-¡Ay, güera de mis ojos!- exclamó la Señora en español.- Buenos días, Peggy, Lilith.-

Peggy rio ante las palabras de la Señora.
-Buenos días.- respondió.

Si, los días en su nuevo hogar eran algo que apreciaba como nunca antes había apreciado algo.
La Señora Rodríguez era una buena y solitaria mujer, viuda y sin hijos, con la única compañía de la bruja para alegrar sus días.

Una vez hubieran terminado el desayuno, Peggy comenzó a levantar los platos. Sin embargo, mientras lo hacía una enorme rafaga de energía mágica la hizo tambalearse en su lugar, y los platos cayeron al suelo.

-¡Ay, niña!- exclamó la Señora.-¿Que pasa? ¿Estas bien?-

No, no estaba bien.
Sus oídos zumbaban, su vista se volvía niebla, su estómago amenazaba con devolver lo que había comido.

La energía que había sentido era nada más y nada menos que magia oscura, en una gran e incomprensible cantidad.

Y entonces la sintió.

La magia de Morgana estaba en aire, podía sentirla y casi hasta tocarla.
Corrió hacia el baño, siendo seguida por la Señora y por Lilith.

Arodillada frente al inodoro, expulsó un negro y espeso líquido por su boca.
Poco a poco comenzaba a sentirse débil.

-Peggy.- llamaba la Señora desde el otra lado de la puerta.-¿Estas bien? ¿Quieres que llame al médico? Jesús bendito.-

-No.- respondió Peggy a penas.- No es nada, estoy bien.-

°°°°

Aquella noche le temió a la oscuridad más que nunca, la lámpara de la mesita de noche estaba encendida. Su cuerpo aún se sentía débil.

La Hija De Morgana [Tales Of Arcadia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora