⛄Especial Navideño⛄

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-Canada-
-1807-

Los viajes en tren solían ponerla de buen humor.
Pero bueno, eso era antes de tener un niño.

Desde el primer momento en que Peggy se había visto en la necesidad de viajar, en algún transporte público, con Marius, se había dado cuenta que era una tortura.

Al principio era divertido, pues el niño se dedicaba a conocer su entorno. Sin embargo, con el pasar de las horas, el infante comenzaba a aburrirse, lo que lo ponía de un modo irritante, en el cual no dejaba de llorar y molestar a los demás pasajeros.

Y Peggy, bueno ella nunca se había hecho cargo de un niño.

¿Que se puede hacer cuando no sabes que hacer?

Así que, desde ese entonces, ella se había visto obligada a llenar un bolso con incontables actividades para entretener al niño a lo largo del camino.

En un momento de divino silencio, Peggy pudo apreciar a Marius, quien veía atento a dos niños, hermanos suponía ella, quienes jugaban con pequeños animales de madera.

Peggy sintió cómo su corazón se encogió al ver al niño, quien deseaba jugar.

Los pocos recuerdos de su fría y solitaria infancia volvían a su memoria.
Ese sentimiento de desear algo con tantas ansias, y que simplemente se lo negaran por ser algo "mundano e innecesario" le hacían brotar lágrimas de sus verdes ojos.

Ella había crecido sin un solo juguete propio, siempre compartiendo, siempre rogando por un momento de felicidad que solo le perteneciera a ella.

-Sabes, pronto será Navidad.- dijo Lilith desde su hombro.

La pequeña roedora marrón se escurria entre sus cabellos, limpiando sus bigotes con sus diminutas manos de ratón.

-Lo se.- dijo Peggy.-¿Crees que este año hay que celebrarlo?-

-Bueno.- dijo Lilith.- ¿Por el niño?-

Peggy lo pensó un momento.

¿Habría Marius tenido alguna buena Navidad en su corta vida?

Peggy no la había tenido, o no lo recordaba.
Sintiendo como el niño se subía a su regazo y se acurrucaba entre sus brazos para tomar una siesta, Peggy decidió que deseaba darle al niño, de ese momento en adelante, las mejores fiestas navideñas.

°°°°

Su nuevo hogar aún se sentía frío y ajeno, pero ese sentimiento no dudaría para siempre.

Mantenerse a sí misma siempre había sido una tarea sensilla y sabía hacerlo a la perfección, pero mantener a alguien más joven y vulnerable que ella, bueno, eso era un reto.

Frente al calor de la estufa de leña, la Hija de Morgana sentía todos sus temores salir a la luz.

¿Y si lo que hacía no era suficiente?

¿Y si el niño no era feliz?

¿Si no podía darle todo lo que se merecía?

Pero todas esas dudas eran expulsadas de su mente cuando él sonreía, o cuando le veía comer con entusiasmo, o cuando la abrazaba.

¿Cómo era posible que tanto amor podía salir se una persona tan pequeña como Marius?

No lo entendía, pero le encantaba saber que Marius sentía, aunque fuera un pequeña pisca, de amor por ella.

La Hija De Morgana [Tales Of Arcadia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora