El Limite de la Magia Pt II

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-Italia-

-1645-

Italia le daba todo lo que quería, tal vez no entendía el idioma, o sentía que los italianos eran algo rudos al hablar, pero nadie se metía en sus asuntos y eso llegaba a darle largos días de tranquilidad que sabía apreciar.

Los meses parecían pasar deprisa, pero no tanto como para extrañarlos. Por primera vez en mucho tiempo, no sentía que la vida se le escapara de las manos, sino que ésta corría con naturalidad y ella corría a su lado.

La tranquilidad de una vida silenciosa la acompañó durante su desayuno aquella mañana, mientras tomaba una taza de café. Era cierto que nada se comparaba con el té inglés, aun cuando sólo parecían ser los ingleses quienes más lo disfrutaban. Sin embargo uno de los comerciantes del pueblo le había hablado de una exótica bebida de Etiopía: un elixir capaz de despertar el alma como ningún té lograba hacerlo.

Y así, con el alma despierta y el estómago lleno, revisaba las macetas dentro de su hogar: muchas eran plantas medicinales, otras aromáticas y las demás solamente eran bonitas. Había adoptado un gusto particular por las plantas y la calma que estas lograban darle a su hogar, sobre todo cuando lograba llevar a cabo hechizos y elixires con ellas. Muchos de estos encantamientos se originaban en su memoria lejana, de algo que seguramente había leído en Camelot.

Mientras paseaba entre las plantas que había cultivado y cuidado con esmero, apuntaba en una libreta cada una de las cualidades que conocía sobre las plantas: si causaban sueño, si quitaban el dolor, si hacían el cabello más brillante.

Se detuvo frente a una pequeña planta de romero, gris y a punto de quedar seca. Una que otra bruja, al igual que algunas ancianas, le habían dicho que era por las energías en su hogar, que seguramente eran tan pesadas y sucias que ahogaban al pobre romero y lo aplastan hasta la muerte. Peggy no creía eso, la casa estaba más que limpia de energías impuras, ella sabría si no era así.

Paseó sus dedos brillantes alrededor de la planta, tratando de sanar, pero nada parecía ocurrir.

-¿Por qué no funciona?- preguntó Peggy.

Lilith se acercó a la planta, pero no la inspeccionó como la hechicera lo hubiera esperado.

-Tal vez sea la tierra, o la maceta es algo chica.- respondió la felina.- O tal vez no desea vivir. Algunas cosas deben permanecer muertas.-

La bruja rodó los ojos y se alejó de la planta, a la par que guardaba su libreta en el bolso que ahora colgaba de su hombro.

-No desea nada, es una planta, no piensan.- respondió Peggy.- Solo se estresan por nada y mueren. Es ridículo.-

Salieron de casa, dejando las plantas atrás, caminando hacia el mercado en el pueblo.

Lilith se transformó en una pequeña ave marrón y voló hacia lo alto, sin perder de vista a su bruja. Se elevó casi hasta tocar las nubes que ocultaban al cielo y cerró sus ojos, imaginando que lograba volar más allá, hasta llegar a las estrellas, a donde había pertenecido alguna vez.

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El mercado estaba algo abarrotado, como casi todas las semanas, pero era algo que había dejado de preocuparse casi desde que había llegado a Italia.

Paseaba entre los locales de verduras y especias, escuchando con entusiasmo el rápido y vivido hablar de cada comerciante, deseando poder entender cada palabra a la perfección

-.Oh, ragazza, spero che parlerai presto italiano, così non dovrò sporcarmi la bocca con quella tua orribile lingua.-Oh, niña, espero que pronto hables Italiano, así ya no tendré que ensuciar mi boca con ese horrible idioma tuyo. Solía decirle a uno de los comerciantes a los que más frecuentaba y, debía admitir, le llevó un poco de tiempo descifrar lo que significaba tan cálida frase.

La Hija De Morgana [Tales Of Arcadia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora