─Para una próxima actualización, este capítulo debe llegar a los 15 votos!
El destino es un ser maquiavélico, amante cruel del sufrimiento ajeno, era algo tácito de ver cuando a los desalmados los mima con todo tipo de lujos mientras que los inocentes apenas obtienen migajas de su parte.
Este relato es solo uno de los tantos casos que un individuo lleno de candor sufrió solo porque éste deseaba degustar un poco de maldad.
Años atrás, tuvo el antojo de darle a un niño y a una niña -sabiendo que eran malcriados- un hermoso muñeco de porcelana, con preciosos detalles y una sonrisa espectacular.Primeramente, los infantes adoraron su obsequio, jugaban con él, lo alimentaban y vestían con las prendas que podían quedarle, sin embargo, con el pasar de los años, se aburrieron de su regalo, era bien sabido que algunos pequeños dejaban sus juguetes en el olvido y otros los donaban a quienes más lo necesitaran.
Sin embargo, el destino tenía otros planes para aquel presente.
Los niños crecieron, haciéndose inmaduros, egocéntricos y egoístas, y cómo no, si fueron consetidos por el universo. Una tarde, la niña fue en búsqueda de entretención y encontró aquel muñeco descuidado de atención, tras no tener nada mejor que hacer, decidió jugar con él tranquilamente sin pensar que eso enojaría al otro niño, el cual en un capricho pidió que le prestase el muñeco, ella le negó su deseo y, luego de en berrinche, se desató una pelea para ver quién podía jugar con él, jalando cada uno un brazo candoroso del objeto añorado, olvidando su delicadeza, sin embargo, en un momento dado del desacuerdo, el niño trató de golpear a la niña para que soltase el muñeco pero en vez de eso, su acción provoco que éste terminase en el suelo hecho pedazos.
Asustados de como pudiera reaccionar el destino, escondieron los fragmentos en un pequeño cofre de joyas de plástico y guardaron el secreto, aún con el remordimiento de lo que hicieron.
Otra niña, un tiempo después, deseaba algún accesorio que combinase con su vestido de princesa y buscó en muchos lugares alguno que le gustase, al no dar con uno, procedió a inspeccionar ese cofre que le había parecido curioso, encontrando lo que había quedado del muñeco, con lástima y un ligero cariño en sus ojos por el estado del mismo, dejó a un lado su deseo y se dedicó a pegar las piezas del objeto, no había quedado idéntico a como estuvo en un principio pero pudo jugar con él en un par de ocasiones. El muñeco de porcelana estaba deprimido por su nueva apariencia, aún así, se motivó pensando que su nueva dueña cuidaría mejor de él, aunque no fue ese el caso.
─Y así fue como mi hermana mayor terminó con un esguince tratando de patinar sobre hielo. ─terminó por contar Sunghoon, haciendo que el peli negro menor tratase de ahogar una risa, fallando torpemente en el intento cuando una carcajada salió de sus labios contagiando al mayor para reírse de igual modo. Ambos se hallaban caminando hasta el hogar del menor como ya acostumbraban, las pláticas amenas en conjunto con las anéctodas graciosas los llenaban de felicidad y cómo no, sí la compañía del otro hacía que todo lo malo fuese tirado a un lado para enfocarse en algo más.
─Su noona debió de haber sufrido mucho por eso, una vez traté de bailar una coreografía de algún grupo pop de chicas cuando tropecé con mi comoda y terminé en el suelo con un brazo roto- ─se interrumpió así mismo cuando su campo visual dejó de enfocarse en Sunghoon y pudo visualizar a la distancia una cabellera larga azulada bien cuidada que pertenecía a Chaeyoung, una vieja amiga de su prima, parecía que estuvo en su hogar momentos antes, solo se dedicó a saludarla con un movimiento de manos. Ella lo captó rápidamente y repitió su acción, dándole una sonrisa dulce que de inmediato se volvió una mueca al darse cuenta de quien acompañaba a Sunoo, Seeun le contó que ahora ellos eran amigos y no le agradaba la idea en lo absoluto. Sin darle más vueltas al asunto, se dedicó a caminar con tranquilidad hacia otra calle y con ésto el peli negro la perdió de vista.
Ambos continuaron charlando de alguna trivialidad y solo se detuvieron al llegar hasta el lugar, se despidieron con un efímero abrazo y mientras que Sunwoo abría la puerta de la casa, el otro peli negro se dirigía a su apartamento de soltero. El ocaso había llegado y la luna amenazaba con aparecer en el firmamento ya pintado de un negro espeso, se adentró en el lugar, aspirando el exquisito aroma que abrumaba sus fosas nasales, quitando sus zapatillas deportivas y dejándolas a un lado al igual que su mochila para dirigirse a la cocina, en donde se encontraba Seeun cocinado lo que parecía ser tteoboki y kimchi, dos de sus comidas preferidas. Se sentó en una silla a esperar el alimento como un infante con su madre, Seeun se había dado cuenta de su presencia y le había sonreído con un ligero candor.
Esa fue la última sonrisa sincera que pudo apreciar por parte de su hermana mayor.
Discúlpenme sí la historia ha tomado un toque más triste o ha perdido aquel que parecía ser su enfoque principal ─refiriendome a los chismes y todo eso─, durante la creación de la trama sufrí de incontables epifanías y eso conllevó a ésto.
Aviso de antemano que la historia solo tendrá veinte capítulos y un posible epílogo, aún no sé sí tendrá algún extra puesto que ninguna idea ha venido a mi cabeza, sí tienen alguna que se les ocurra estaría encantada a leerla.
Sin más nada que decir, nos leemos luego.
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Mixed Up ⌗ 𝘚𝘶𝘯𝘰𝘰 𝘢𝘯𝘥 𝘚𝘶𝘯𝘨𝘩𝘰𝘰𝘯 ꒱ ❜
Fanfic- ', 별안간 ꒱ ↷♡ ─Estoy confundido, ¿Cómo te puedo gustar? Sí todo el instituto me ha puesto como un patán... ➳ Aún cuando Park Sunghoon estuvo rodeado de chismes de todo tipo, Kim Sunwoo no pudo evitar enamorarse de él. ㅤㅤㅤㅤ . ⊹ . ✧ . * . ˚ ·...