13. Nosotros.

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Brandon me acompañó a casa de Roxanne luego, pero lo hizo caminando y no llegó hasta la puerta. En serio, no necesitaba problemas con ella con respecto a él, aunque estaba segura que no estaría tan interesada como hacía unos meses atrás.

Esta vez toqué el timbre. Ella se asomó confundida y me regañó por tocar "en mi propia casa". No discutí sobre aquello, sobre cómo no se sentía como si fuera mi casa, pero sí le dije que la última vez que había ingresado no había tenido una grata vista.

Se disculpó por aquello, con sus mejillas encendidas y luego me dijo que algún día me presentaría a ese hombre. Al parecer iban en serio.

Compartimos la cena y esperamos a que Jorge fuera a dejar a Olivia. Lo saludé desde la ventana y pude notar su sonrisa comprometida, quizás él sentía lo mismo que Roxanne, que ahora que no estaba más con mi hermana no tenía ninguna obligación para conmigo.

Roxanne me acompañó a la cama esa noche. Me asusté un poco al principio, ella no tenía forma de saber lo que había pasado con Brandon, de ninguna manera, pero había algo en su mirada que me decía que no tendríamos una charla buena. Esperé pacientemente mientras ella hacía preguntas distraídas sobre mi día y luego fue al punto.

—Chat conoce a tu novio Max —dijo con demasiada amabilidad. Chat era el tipo con el que casi la había encontrado teniendo relaciones.

—Max no es mi novio, nos hemos visto algunas veces nada más —la corregí.

—Él dice que no es una buena junta —continuó, no estaba segura que me hubiera oído. —No sólo está con muchas chicas a la vez, sino que además consume y vende drogas.

Esa última información era desconocida para mí. No podía negarla, pero no lo había visto nunca metiéndose algo a su organismo o intercambiando algo de eso.

—No quiero que caigas en eso Lucy... tus hermanos estuvieron allí, y no, no te quiero allí también.

—No estoy consumiendo.

—Sí, Rocco y Piera decían lo mismo —suspiró. Respiré profundamente varias veces y sólo asentí. Había descubierto que no tenía sentido discutir con ella, cuando algo se metía en su cabeza no había manera de sacárselo. Ella siempre tendría la razón. —Quiero confiar en ti Lucy, en serio, pero debes confiar en mí también.

—¿Cómo?

—Si no tienes nada que esconder no habrá problema que revise tu celular ¿No? —mierda. Eso no era bueno. No tenía nada antes de dejar la casa de Brandon, pero él quizás había escrito algo.

—Eso sería invadir mi privacidad Roxanne —me atajé demasiado fuerte. Su ceño se frunció y la duda se instaló allí. —Tengo 18 años.

—Sí. Pero vives en mi casa y eres mi responsabilidad. Sólo quiero confiar en ti.

—Si confiaras no estarías pidiendo mi maldito teléfono.

—Cuida tu lenguaje Lucila —exigió tendiendo su mano a mí.

La desafié varios segundos con su mirada y finalmente le tendí el aparato luego de desbloquearlo. Alcancé a ver dos putos mensajes del maldito Brandon.

Ella se tomó su tiempo, seguramente revisando todas las aplicaciones. Su rostro no expresaba nada. Absolutamente nada mientras veía su dedo deslizarse de un lado para otro.

Le llevó al menos 5 eternos minutos devolverme el aparato y me miró ceñuda.

—¿Estabas con Brandon? —consultó mientras me metía en los últimos mensajes que había enviado. Respiré aliviada "¿Todo bien en casa?" "Escríbeme cuando puedas, estoy preocupado". Nada más, afortunadamente.

Nuestro SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora