No fuimos a comer con sus padres, nos quedamos en su habitación porque ella no quería asustar a su papá. "Él es malo lidiando con sentimientos" dijo amable. Luego nos fuimos a dormir y ocupé la cama de su hermano Gael.
—¿Tu otro hermano dónde duerme? —consulté luego de una ducha y un cambio de ropa. Ella insistió en prestarme ropa, pero me negué, en cambio tomé la ropa de uno de sus hermanos. Quise bromear diciendo que esperaba que fuera de Nano, pero no quería que me corrieran en ese momento, no tenía dónde ir.
—¿León? —asentí. Así se llamaba el otro gemelo. —Gael le dio la habitación para él solo y se mudó conmigo—se encogió de hombros. —Gael y yo nos llevamos mejor que ellos dos así que está bien compartir con él. Además ellos no vienen nunca, así que está bien. Esta alcoba es más grande.
—León es lindo —dije y ella rió fuerte, yo solo quería molestarla. —O Gael, no lo sé, son iguales.
—No tanto... luego de unas horas de verlos te das cuenta de eso. Además, ahora Gael tiene todo un nuevo estilo —dijo orgullosa, luego, una sombra de tristeza cruzó su rostro. —O por lo menos así fue la última vez que nos vimos.
—¿Hace mucho?
—Bastante —suspiró. —Más de un año.
—Eso es mucho ¿Pasó algo?
—No... él no quiere ver a nadie, está bien, yo lo entiendo —dijo mirándome con una sonrisa que decía que sí lo entendía. —El año que viene volveré a verlo, iré a estudiar allí y lo encontraré. Hablando de eso... las becas.
Nos quedamos hablando de las becas, la razón por la que ella se había acercado a mí en un principio y me contó que Greg había dicho que yo quería postularme. Me explicó el proceso y dijo que haríamos el tramiterío el día siguiente, ella se había postulado a muchas becas y estaba segura que alguna le tocaría, estaba segura que yo obtendría una también. "Eres inteligente, yo sé que puedes".
Era triste que todos, incluso Abril Iniestra, pensaran que yo era inteligente y hermosa, y yo no pudiera ver eso, no pudiera creerlo. Sin embargo, lo haría, me presentaría a cuanta beca pudiera porque quería y necesitaba irme lejos de ese lugar, empezar de nuevo.
El sábado no fue mejor que el viernes. Nos levantamos, hicimos algunas tareas y me inscribió a todas las becas a las que ella había postulado, almorzamos con sus padres. Me di cuenta a qué se refería con eso de que su papá no era bueno lidiando con sentimientos: él me saludó amablemente, pero cuando notó mis ojos hinchados se mostró incómodo y susurró algunas cosas a su esposa. Él apretó mi hombro en algún momento, me dio una sonrisa comprometida, y me dijo que era bienvenida a quedarme el tiempo que quisiera.
Abril rió por lo bajo y luego reafirmó aquello. Porque, entre todo lo que yo le había contado, le había dicho lo incómoda que me sentía en casa de Roxanne. No me sentiría más cómoda en su casa, pero por lo menos tenía una segunda opción si algo no iba bien con mi hermana y mi sobrina.
Roxanne había escrito varias veces a mi teléfono, el día anterior y ese mismo día. Los mensajes del viernes preguntaban porqué no había llamado yo misma para pedir permiso y exigía saber quién era Abril, ella no conocía a ninguna amiga mía con ese nombre.
Tenía llamadas perdidas también.
Los mensajes de ese día pedían que la contacte. Decían que estaba preocupada, que necesitaba una señal de vida. Sonreí. Era tan exagerada.
Texteé diciéndole que estaba bien, que Abril era una compañera con la que tenía que hacer un trabajo, que estaba todo bien y que su familia era amable.
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Nuestro Secreto
Teen FictionLucila Di Girólamo había crecido rodeada de mentiras, amores imposibles, relaciones fallidas. Siempre se había sentido sola e incomprendida y la adolescencia había llegado en un mal momento, pero ella quería hacer la diferencia, quería apartarse de...