fantasia; JooKyun.

Capítulo 6.

Ese día las clases se cancelaron por lo que había ocurrido y la escuela quería cerrar una semana para buscar maneras de protegernos a nosotros, los alumnos. 

Mientras tanto sólo me quedé en casa trabajando y ayudando a mis padres, hablaba de vez en cuando con JooHeon, me había hablado a media noche del jueves sólo para perdonarse por lo que pasó en aquella tarde, al final de tanto debatir nos perdonamos el uno con el otro y quedamos en buenos términos cómo si nada hubiera pasado, me dijo que había pasado de nuevo, sus delirios mentales, y para ser sincero, se me había olvidado que él sufría de eso así que, me tranquilicé más de lo normal.

El miércoles antes de irnos me habló la hermana menor de SeulGi, Wendy, se me acercó y sus palabras se me quedaron tan grabadas, no pude decir nada al respecto pero sí haré algo al respecto, ir al funeral de SeulGi, que era mañana, viernes. Nadie aún podía reaccionar bien ante la noticia, nosotros sus compañeros de escuela no podíamos aún procesarlo no me quería imaginar a su familia, que estaba peor que nosotros. La policía nos visitó y sólo querían hacerme preguntas acerca de los últimos momentos en que vi a SeulGi, me llevaron a la jefatura.

─ Entonces dices que se te acercó, hablaron y después se retiró a casa, ¿no es así muchacho Im?.─ preguntó el oficial enfrente mío, sólo miraba su cara sin ningún sentimiento, no me sentía bien.

─ Así es oficial, fue la última vez que la vi...─

─ ¿Puedo saber de qué hablaron? La jovencita y usted, si es que puede recordar.─ dijo mientras anotaba varias cosas en una libreta.

─ Estaba solo, en la cocina tomando licor hasta que ella se me acercó, preguntó si me encontraba bien, le respondí y después volví su pregunta.─ comenté, sin dificultad de recordar o algo por el estilo, sólo salían las palabras.─ me dijo que le quería dar el gusto a MinHyuk, el chico que organizó la fiesta, dijo directamente que no quería estar ahí.

─ Entiendo, ¿Y ante ello qué fue lo qué le respondiste?.─ preguntó, suspiré sacando el aire retenido, me acomodé mejor en la silla para seguir hablando.

─ Uhm... le dije que no debía de darle los gustos a la gente sólo para parecer una buena persona y que eso no haría que la odiarían, le pedí que se fuera a su casa a descansar y que su presencia ya había contado en el lugar, aceptó sin dudarlo, me dio las gracias y de ahí... Ya no la volví a ver... Sólo la vi desaparecer entre la multitud...─ me tomé un tiempo para pensar las cosas.─ Oficial... ¿Cree que tengo la culpa de su muerte?...

─ No joven Im, le diste un gran consejo de vida, pero no debes de culparte, el que le dijeras que se fuera a casa no fue tu culpa y ni la será, no es culpa de nadie de que la joven se haya dirigido a casa, la culpa se la lleva el homicida.─ su comentario me tranquilizó y sólo suspiré con más calma.─ Bien, hemos terminado el interrogatorio, puede irse a casa joven Im y su información nos ayudará, muchas gracias.─ estrechamos la mano y me abrió la puerta de la sala de interrogatorio, me dirigió a la salida y salí. Iba a casa pero me encontré con WonHo afuera de la jefatura, me acerqué a él.

─ Hola Won... ¿Qué haces aquí?.─ pregunté tomándolo de sorpresa, me miró tranquilo.

─ Te vi entrar, por lo que había pasado, me hicieron unas cuántas preguntas y bueno, acabo de salir y al ver que no habías terminado pues, te esperé para acompañarte a casa...─ explicó nervioso y con tristeza, todos estábamos de esa manera, tristes, agotados, en shock varios.

─ Entiendo, pues entonces vamos, yo ya no quiero estar aquí...─ Dije abrazándome.

Me rodeo los hombros y me acercó a él, bajamos las escaleras y nos fuimos a paso rápido porqué compartíamos el mismo sentimiento de asco, de tristeza y nos enfermaba. Después de unos cinco minutos por fin nos separamos por si alguien nos veía, nadie hablaba y al parecer ninguno de los dos quería hablar o tocar algún tema por qué, de una u otra forma íbamos a terminar hablando de lo ocurrido posteriormente, sólo se escuchaban nuestras respiraciones, los autos en movimiento y la gente hablando y murmurando, no teníamos prisa pero tampoco pereza en ir a casa. Tomamos unos atajos para llegar y después de media hora llegamos a mi casa, lo miré y sonreí, supongo que era una sonrisa deformada por la forma en qué respondió, una sonrisa de oreja a oreja apareció en su rostro mostrando su dentadura, me abrazó de forma repentina y en un susurro me dijo: "Gracias"; le acepté el abrazo por unos segundos y nos separamos.