CAPÍTULO 38

13 6 0
                                    

Al principio nos mandó calentar, corriendo por alrededor de la pista durante un par de minutos. Luego por ser el día de vuelta, lo dedicó a jugar a un par de juegos que nos gustaba a casi toda la clase, incluso él se animó a participar en alguno de ellos.

Si que es cierto, que ambos intentábamos disimular todo lo que podíamos algunos gestos que igual descolocaban, pero sin querer no podíamos evitar mirarnos y sonreír de manera diferente a como lo hacíamos con el resto. Cuando el timbre sonó, todo el mundo fue lo más deprisa que podía a los vestuarios para coger sus cosas e irse ya que era última hora. Yo sin embargo preferí tomármelo con calma recibiendo miradas acusatorias de mis amigas.

— ¿Qué tal el día de vuelta? — preguntó una voz tras de mí. Automáticamente mi piel se puso de gallina y cogí algo de color en las mejillas.

Me giré con todo el valor que tenía y le miré a los ojos.

— Bien, muy bien — sonreí.

Ian asintió.

—Me alegro—me respondió con una sonrisa amable.

Miró entonces hacia ambos lados comprobando que mis amigas estaban lo suficientemente lejos y se dirigió de nuevo a mí.

—Mañana entrenabas, ¿verdad?—me preguntó.

Yo asentí.

—¿Podrás escaparte al final y te voy a buscar?—me preguntó—me apetece pasar tiempo contigo...—me confesó con una sonrisa tierna mientras los ojos se le rasgaban como a un niño inocente.

Yo también sonreí, pero justo cuando fui a contestar me di cuenta de que mis amigas estaban al lado.

—De todos modos se estaba mejor de vacaciones—solté de pronto volviendo al primer tema para que mis amigas no sospechasen.

Ian me miró extrañado y al llegar Gaia junto a mí comprendió el porqué de mi respuesta.

—Nos ha jodido—se rió— como para no estar mejor. ¿Vosotras qué tal?—les preguntó a mis amigas tratando de desviar las miradas que las tres tenían clavadas en mí

— Bien, todo muy corto — dijo Gaia — pero han sido entretenidas.

— Eso es lo que cuenta. Entonces lo pasasteis bien ¿no? — volvió a preguntar Ian.

— Unos mejores que otros — dijo esta vez Sofía mirándome a mí, insinuando cosas.

Yo la miré extrañada y sorprendida por el comentario. Estaba claro que iba para mí, aunque las intenciones no acababa de verlas.

— Eh... Bueno — dijo Ian sin saber qué decir.

— Bueno, nosotras nos marcharemos ya, hasta mañana — dije yo. Él me miró y dibujó una sonrisa apenada.

— Hasta mañana anda — se despidió para darse la vuelta y acabar de recoger.

Salimos del edificio y fuimos caminando por la calle para comenzar la vuelta a casa.

— ¿Qué pasa ahora? — dije esta vez al ver que seguían mirándome.

— Que no se cuando piensas decirnos las cosas, está claro como os miráis a escondidas, ha pasado algo entre vosotros.

— Seguir soñando — interrumpí. — Sólo hablábamos, ya lo habéis visto, pesadas, lleváis todo el día igual.

— Bueno... Ya verás como tengo razón - dijo Sofía dirigiéndose sobre todo a mis otras dos amigas.

Cuando llegué a casa, ayudé a poner la mesa antes de subirme a cambiar, y aprovechando los escasos minutos que tenía antes de comer escribí a Ian.

Por si me ves, estamos destinados  -Contigo soy-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora