Capítulo 57

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Paré el grifo, ya que la bañera ya estaba lo suficientemente llena. Y me metí en ella, dejando que el agua caliente me cubriera el cuerpo. Ian se acercó, y apretó la mandíbula, luego se mordió los labios. Atrajo las toallas más cerca de la bañera dejándolas a una altura en la que se podían alcanzar con sólo estirar un brazo. Tras hacer eso se metió en el agua frente a mi y me miró.

– ¿Por qué has acercado de pronto las toallas?

–¿Qué? Yo no... No he hecho nada... Yo...Eh...

– ¿Qué has metido ahí? – le pregunté riéndome. Él se chupó el labio y vino a por los míos.

– ¿Lo quieres saber? – susurró haciendo que me recorriera un escalofrío. Asentí con la cabeza. – esto no es como la ducha eh... Aquí.. Es más... Cercano...

–¿Si?– pregunté sugerente.

Ian se acercó a mí y me besó lentamente, saboreando cada rincón de mi boca, pasó mis piernas a los lados de sus costados dejándome sobre su regazo de cara a él.

Seguíamos sin separar nuestros labios y sus manos estaban sobre mi culo atrayéndome hacía él. Yo rodeé su cuello con mis brazos, mis piernas, entre las paredes de la bañera y su cuerpo permitían que notase cada movimiento que él hacía.

Empecé a frotarme contra él y gimió en mi boca.

–¿Ahora también te vas a ir?– me preguntó con una medía sonrisa.

–Depende...– dije deslizándome hacía atrás para picarle, pero él me abrazó y de nuevo me atrajo.

–No, esta vez no– gruñó

Yo sonreí para mí y le besé.

Noté su erección contra mí y sonreí apartándome.

Miré hacía abajo y después volví a mirarlo. Me sonreía inocente, como un niño mientras se mordía el labio.

Negué con la cabeza y estiré una mano hacía las toallas para buscar el preservativo.

Mientras lo hacía, Ian me besaba y mordisqueaba el cuello complicándome la tarea pero a él parecía divertirle.

Volví a frotarme contra él e Ian que no se lo esperaba se detuvo mientras gemía. Encontré el sobre y lo abrí, con dificultad conseguí ponérselo mientras él me miraba sin perder detalle con una sonrisa en la cara.

Cuando me cogió de la cintura y me dejó caer sobre él lentamente ambos gemimos

–Joder...No sabes...como...

Dejó de hablar y se lanzó a mí cuello, sus manos que seguían en mi cadera me elevaron y me dejaron caer de nuevo provocando que gimiésemos de nuevo.

Notaba la tensión de sus músculos, la cercanía entre nosotros hacía que nos sintiéramos uno solo. Nos volvimos a besar sin dejar de movernos hasta que poco a poco nuestros movimientos se fueron acelerando a la par que los gruñidos y gemidos que soltábamos por el placer.

Al llegar al final, al orgasmo, Ian me elevó para salir de mi y después deslizó mis piernas con cuidado para poder salir a tirar el condón.

Antes de que volviese, oí el sonido de notificación de su teléfono. Ian fue a la habitación y volvió mirando a la pantalla sin decir nada.

Dejó el móvil sobre el lavabo y volvió al agua pero está vez detrás de mí.

Me abrazó y yo me apoyé sobre su pecho.

–¿Quién era? –pregunté

–Nadie– respondió, le miré esperando una respuesta mejor. – tranquila– me dijo mirándome y esbozando una pequeña sonrisa– mi corazón solo late cuando estoy contigo.

Por si me ves, estamos destinados  -Contigo soy-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora