— Espérame un segundo... Voy a por toallas limpias — dije desapareciendo de la habitación unos segundos.
Cuando volví ella ya no tenía el sujetador puesto. Jadeé de sorpresa al verla.
— Estas... Eres... Increíble — se me ocurrió balbucear.
Ella se mordió el labio y me acerqué contra su cuerpo.
La besé y luego fui descendiendo por su cuello, hasta sus pechos deteniéndome un rato.
Posteriormente quedé arrodillado frente a ella, para poder desprenderme de sus bragas con más delicadeza y sensualidad.
Las bajé con cuidado y me quedé frente a sus piernas, en el vértice.
Miré hacia Lya, que me observaba con la boca entreabierta, levemente ruborizada...
Me puse en pie y me acerqué de nuevo a sus labios, la besé y no tardé en agarrar sus piernas para levantarla y sentarla sobre el lavabo.
Sus ojos oscuros me miraban con deseo e impaciencia, a la vez que curiosidad.
Volví a acariciar sus pechos con mis manos y besé su cuello antes de volver a postrarme ante ella
Le abrí las piernas con delicadeza y supe que tenía la vista clavada en mí.
Acaricié con las manos la parte interna de sus muslos y luego me acerqué yo para comenzar a lamer...
Lya gimió y me acarició el pelo con ambas manos.
Yo sonreí y continúe lamiendo, succionando, arrancándole jadeos y suspiros, obligándola a gemir de placer
A los minutos, ya estaba notablemente húmeda, más que cuando yo me había sumergido en ella para probarla, sus piernas habían comenzado a temblar ligeramente y se estaba tensando.
Me separé de ella y me miró con frustración.
— Tranquila pequeña — sonreí antes de besarla.
Apague el grifo de agua, que estaba ya caliente.
Ella se bajó del lavabo y me observó con atención quitarme el bóxer.
Cogí su mano y la invité a pasar dentro de la ducha.
Abrí de nuevo la fuente de agua que empezó a caer por nuestro cuerpo.
Ella me miró a los ojos y se mordió el labio antes de mirar mi miembro, y rodearlo con los dedos para empezar a masajearlo.
Suspiré y me humedecí los labios.
Mientras cogí el bote de jabón y vertí un poco en mi mano antes de empezar a repartirlo por su cuerpo con caricias.
Jadeé de placer mientras ella me masturbaba y yo acariciaba sus pechos enjabonándolos.
Lya se puso de puntillas tratando de alcanzar mis labios y yo terminé de acortar aquella distancia.
—Joder enana... Me estás haciendo querer follarte a lo bestia...—le confesé a Lya.
Ella jadeó sorprendida por mí revelación y aumentó la velocidad a la que masajeaba mi miembro.
Gruñí y me dirigí a su cuello, descendí un poco, casi llegando a la altura de su hombro y comencé a hacerle un chupetón.
—Ian...—me regañó.
—Déjame...—le pedí—Aquí no te lo verán...
Mi alumna acabó cediendo y echó la cabeza hacia atrás.
Yo me acerqué más a ella y comencé a acariciar su culo, dejando un rastro de espuma y jabón por dónde mis manos la rozaban.
Notaba los dedos de Lya moverse sobre mí con agilidad y destreza. Nadie pensaría que hacía poco que se había iniciado en este mundillo.
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Por si me ves, estamos destinados -Contigo soy-
RomanceEl amor, como tantas cosas es inexplicable y muy abstracto. Puede darse en cualquier ocasión, salir y desaparecer a su antojo, abrir y curar heridas. Sus miradas se encontraron con otro brillo diferente, igual sus vidas tuvieron un golpe de suerte...