Depredadores

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El león se arrojó hacia los hombres hombres que gritaron como arpías desplumadas mientras trataban de tirarse hacia atrás, el tiempo parecía ir lento mientras veían pasar sus vidas pasar frente a sus ojos, ambos cerraron los ojos y escucharon un impacto fuerte y el grito de sorpresa de Atlanta, si ya estaban muertos.

–Oigan, ¿Cuánto tiempo se van a quedar abrazados?–.

Erick y Acteón abrieron los ojos para ver a Adán parados frente a el con una sonrisa de oreja a oreja, el león de Nemea estaba detrás de el reincorporándose mientras sacudía su cabeza como si estuviera mareado.

El león se volvió a colocar en posición para saltar sobre Adán pero el humano haría su primer movimiento, el se inclino mientras estiraba una de sus piernas hacia atrás dando un salto mortal hacia atrás, su cabeza fue girando al mismo tiempo que la zarpa del león bajaba esquivando el ataque al mismo tiempo que giraba y golpeaba con su talón la parte superior de la cabeza del león, el león resistió el impacto y trato de atrapar al humano que uso su cabeza como una superficie de apoyo para saltar y mantener su distancia con el león.

Adán se incorporó y tomo la pequeña esfera que guardaba el hacha de minos, la apretó con fuerza haciendo que la esfera se partiera en añicos invocando el arma que brillaría con un aura divina, los cazadores, el principe y el león de Nemea miraron con atención el arma, sin duda está sería una batalla épica pero lo que vieron a continuación dejo a los demás humanos en shock  Adán simplemente tiro el hacha a una lado mientras levantaba sus puños colocándose en guardia.

El primer hombre lucharia a mano desnuda después de todo no necesitaba usar armas y probablemente no sabría cómo usarlas, así que confiaría en la perfección de su cuerpo para defenderse de todo peligro, el león trataría una nueva estrategia y avanzaría a toda velocidad hacia el humano, si no podía atraparlo con un salto entonces solo debía embestirlo, el humano se colocó con las piernas un poco separadas a la vez que sus brazos se estiraban frente a el para después alzar uno mientras bajaba el otro, una posición desconocida para los cazadores pero una que Adán recordaba de su otra vida, un tal asesino de tigres Orochi Doppo.

El león avanzó con rapidez mientras que el humano se queda estático, las zarpas delanteras se lanzaron en un intento de atrapar al primer hombre que rápidamente junto sus pies para luego alzar su pierna derecha junto a su brazo izquierdo y bloquear lateralmente los ataques del león, apesar de la diferencia de tamaño Adán bloqueo perfectamente el ataque sin perder el equilibrio, de hecho ni siquiera se había movido, el león siguió avanzando lanzando una mordida hacia la cabeza del hombre que se agachó hacia atrás colocando su puño derecho en el suelo para después girar con toda la fuerza que su espalda de podía dar y golpear con fuerza la mandíbula del león que apesar de tener un peso un poco mayor al de un elefante adulto fue levantado por el poderoso Uppercut del hombre que no conforme con su ataque bajo su otro brazo con velocidad y aprovechando su impulso dirigió su otro puño directamente a la nariz del león que no pudo hacer nada para protegerse.

El león retrocedió y su anterior mirada de superioridad había cambiado a una mirada analítica, este humano era el segundo que había logrado plantarle cara con las manos desnudas pero a diferencia del anterior este no tenía ni una gota de divinidad, este era un simple humano... No era cualquier cosa menos simplemente, era el punto más alto de la humanidad y un oponente formidable, desde que salió del tártaro se había sentido fascinado por lo agradable del viento, el olor de las plantas y sobretodo el sabor de la sangre humana... Pero fue gusto en este momento que recordó algo más, el sabor de una sangre totalmente diferente a la humana, su sangre, este humano lo había hecho sangrar, sin duda era un oponente difícil pero mientras más costaba la cacería mejor sería la presa.

Adán empezó a mover sus hombros mientras se movía lentamente hacia el lado contrario del león,  su mirada estaba clavada en el león que se había agazapado mientras trataba de rodearlo, ambos oponentes se movían al mismo ritmo tal como si fueran el reflejo del otro, la única diferencia aparte de lo implícito en su anatomía era la sangre que goteaba de la nariz del león,

Esto parecía casi imposible, un león capaz de asesinar a semi-dioses, un depredador que en la naturaleza ya era perfecto había conseguido un estado cercano a la divinidad, podría sonar exagerado pero un ser con sus características podía asediar un reino entero y salir victorioso ante hordas de enemigos revestidos en cuero y acero, era una de las pocas creaciones que todavía podían recordarle la humildad a los humanos, su mensaje para la humanidad fue claro como el agua, "Ustedes no son los más fuertes, solo son una creación más, solo una presa más", así era la naturaleza.

En la naturaleza un león devoraría a un humano sin problemas, asi era la vida, después de todo el león junto a los demás depredadores ápice habían sido bendecidos por los dioses, el león contaba una vista  perfecta y un físico exelente, sus poderosas zarpas eran capaces de despedazar la carne y sus afilados colmillos podían llegar a lo más profundo del cuello de su víctima, en su hábitat los leones no tenían depredadores ellos gobernaban pero aún así los humanos tenían una ventaja la evolución, los humanos habían evolucionado hasta poder enfrentarse a bestias superiores a ellos.

Los humanos había inventando lanzas de piedra y flechas las cuales eran capaces de asesinar a un león, las armas y el número eran la única forma con la que un humano podía vencer a un león pero no había sido así en todas partes, en Nemea un león alcanzó un poder inimaginable y sin importar el número de cazadores o la dureza de sus armas nadie podía vencerlo, una bestia que gobernó por las montañas y las llanuras sin temor a perder contra nadie, el mismo pensó que era superior a cualquier otro ser en la creación y en su mente no entendía como un humano sin sangre divina podía lastimarlo, curiosamente el humano pensaba algo similar.

En el jardín del Edén los leones se escondían del humano, un capricho de su creador hecho a su imagen y semejanza, un ser capaz de acabar con cualquier animal, capaz de neutralizar cualquier veneno, capaz de nadar hasta las profundidades y  rivalizar contra cualquier depredador, la cúspide de la creación, un ser sin rival pero el ser humano había salido del jardín y se había encontrado en un mundo distinto con diferentes creaciones, pero había creaciones iguales a su mundo entre esas creaciones estaba el león, pero este felino era totalmente diferente a otro que haya visto antes, era más rápido que un guepardo, más pesado que un elefante, y poseía patas delanteras que eran más fuertes que un rinoceronte en estampida, el humano nunca había visto un animal que pudiera soportar su ataque y sobrevivir, eso lo emocionaba.

Yo en un mundo de Dioses griegosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora