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Beomgyu se dejó caer sobre la banqueta manteniendo una expresión en blanco mientras miraba el auto de Soobin alejarse entre la oscuridad y las luces del alba empezar a asomarse por el cielo iluminando poco a poco las calles. ¿Cuánto tiempo había pasado? Sus ojos dolían pero una pregunta más grande estaba empezando a martillear contra su cabeza. ¿Qué carajo había pasado? Por supuesto que lo recordaba con claridad, por supuesto que podía desgraciadamente recordar el extraño comportamiento de Yeonjun y el... Roce de sus labios suaves y fríos contra los resecos suyos. Y lo peor no solo era la gran interrogante de las acciones ajenas del pelinegro, sino de su propio sentir al respecto.

Si una situación parecida hubiese ocurrido con alguno de sus amigos como Hueningkai o Minjae, o incluso tal vez cualquier chico con él que era lejanamente cercano. Probablemente no pensaría tanto en el tema, al fin y al cabo sus acciones no las hacen conscientes y lo qué pasó se queda allí porqué son chicos y él definitivamente no tendría porqué estar... Pasando sus dedos por sus labios, como alguna clase de colegiala la cuál recién acaba de recibir su primer beso.

De repente, el sonido de unos pasos acercarse hizo a Beomgyu levantar su cabeza de entre sus piernas, había adaptado esa posición porqué estaba empezando a sentir sueño y necesitaba estar cómodo para hundirse en su propia miseria.

—Chico, ¿qué haces aquí? ¿Vives en el edificio? —El castaño entrecerró los ojos visualizando al guardia de seguridad del edificio de pie frente a él —¿Te sientes bien?

Beomgyu asintió a medias, y para demostrarlo, se puso en pie, sin ánimo de hablar. Sin embargo, el guardia todavía no parecía demasiado convenido, probablemente por la expresión de -me acaba de arrollar un camión- del chico.

El castaño ya cansado, sin sentir la parte inferior de su cuerpo ni sus pupilas, hizo una breve referencia al todavía estupefacto guardia, y caminó hacía el interior del edificio. Todavía sintiendo la mirada del guardia clavada sobre él.

Beomgyu de alguna manera, logró llegar a su departamento subiendo las extensas escaleras debido a que el ascensor del edificio no funcionaba a esa hora, y se podría decir qué lo "logró", ya qué a medio camino se recostó contra el frío suelo mirando al techo hasta que el frío ya se empezó a extender hasta sus órganos internos y decidió que era hora de continuar avanzando.

Finalmente, pudo desmayarse en paz apenas su cuerpo tocó su mullida cama, cayendo como tronco olvidando momentáneamente la razón de su reciente tormento.

[...]

—Hyung...

—Hyung...

—Hyung... —Beomgyu frunció el ceño entre sueños al sentir como una voz sospechosamente parecida a la de su hermano y el peso de un palo tocarlo.

—Hyung... —Esta vez, el castaño ya harto, entreabrió los ojos con molestia.

Topandose de inmediato con un palo verde de bambú cerca de su cara y la expresión de satisfacción de Taehyun al continuar pinchandolo como si el pobre Beomgyu fuera alguna clase de rata tiesa de la cuál él estaba comprobando si estaba viva o no. Bicho raro.

—Estoy despierto —Beomgyu masculló con una mueca luego de unos minutos de continuar soportando los pinchazos del contrario. Aunque el mayor empezaba a sospechar que Taehyun en realidad ya había notado que en realidad si se había despertado pero continuó pinchandolo.

—Ohh. No te moriste —Taehyun bajó el palo, observándolo con despreocupación —¿Te fuiste de peda anoche? ¿Qué carajo con tu cara? ¿Puedo dejar de llamarte Hyung? Me incomoda un poco tratarte como familia cuando tienes esa cara.

—No me fui de peda anoche —Beomgyu se frotó la cara sentándose sobre la cama medio desorientado. Podía entender la confusión de Taehyun, ya que hasta tenía puesta su ropa de la noche anterior y su estado mosqueado, no ayudaba en lo absoluto.

Serendipia | Yeongyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora