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Beomgyu recostó su frente contra la fría puerta tratando de agarrar fuerza de algún lado remoto. Apretó la llave en su puño, hubiera deseado haber tardado más en encontrarla, sin embargo, para su horror, justo cuando dió su primer cabezazo a la puerta, la llave relució, obligandolo a recogerla.

"Eres veloz, eres genial, eres atractivo, eres listo, eres veloz, eres... El rayo Beomgyu."

El castaño entrecerró los ojos tratando de animarse a sí mismo, suspiró y con los huevos que no tenía, abrió la puerta entrando a paso lento. Para su para nada sorpresa, el lugar era increíblemente limpio y ordenado, desprendía un aroma fresco lo que lo hizo al instante sentir como en alguna montaña lejana o su axila luego de usar desodorante de menta. Básicamente el aroma de Yeonjun.

—¡Oppa! —Beomgyu hizo una mueca tratando de tragarse su vergüenza dirigiéndose hacia el pasillo donde se divisaban varias puertas, tratando de llamarlo. Y por supuesto, Yeonjun no contestó.

El castaño abrió la primera puerta, encontrando el baño de la casa, rápidamente volvió a cerrarla abriendo la del frente, allí se encontró una habitación verde claro con blanco decorada de manera ordenada y sencilla. Beomgyu cerró la puerta al percatarse de que la cama estaba en perfecto orden, probablemente era la habitación de Soobin. Así que finalmente, solo una puerta quedaba por abrir, la habitación de Yeonjun.

Como si no lo hubiera llamado minutos antes, Beomgyu abrió la puerta lentamente tratando de ser silencioso, sintiendo un alivio interno al asomar su cabeza y encontrarlo dormido sobre la cama, contrario a lo que pensaba, Yeonjun se encontraba hecho un revoltijo sobre las colchas ya desordenadas y de sus labios, se podía ver un camino de baba hasta la colcha. Bien, no es que esperara ver a Blanca Nieves allí dormida, pero quizá si se lo imagino tieso con los ojos cerrados y una expresión elegante como siempre, aunque, podía admitir que de esa manera se podía ver un poco sexy... Esperen ¿qué? Su alivio pronto pasó a convertirse en terror al sentir su corazón de repente acelerarse y el calor subir por sus orejas, de repente, flasheó la presión de los labios del pelinegro sobre él, la sensación de su respiración cálida en comparación con el frío de sus labios y manos...

Volvamos al closet, adentro, adentro.

—Yeonjun oppa... —El castaño susurró, manteniendo Susanadistancia, sin embargo luego de llamarlo un par de veces más, se resignó a acercarse y tocarlo, el hijo de su santa madre dormía como tronco —Yeonjun...

Luego de casi mover la cama, abrir la ventana, sacar todos los muebles y pasara un tornado, el pelinegro finalmente empezó a removerse inquieto y de repente, sus ojos se abrieron, bueno, unas pequeñas hendijas surgieron antes de que los volviera a cerrar y abrir repetidas veces, hasta que finalmente volvieron casi a su tamaño habitual, estando un poco más caídos, probablemente debido al cansancio de la enfermedad.

—¿Te sientes bien? —Beomgyu preguntó con nerviosismo al sentir la mirada de Yeonjun clavada sobre él en completo silencio —Tu hermano me envió a dejarte medicina y a asegurarme de que ya comiste, ¿comiste?

Silencio total.

—Jaja, ¿comiste? —Silencio nuevamente, bien, eso ya estaba empezando a inquietarlo.

—Aún no —Un susurro suave rompió el incómodo silencio y la crisis dentro del cerebro del castaño.

—Yo... Iré a traerte sopa, quédate aquí... Avisa si tienes ganas de cagar o algo así —Beomgyu rápidamente se escabulló de ahí, entrando disparado a la cocina en busca de la sopa, que como tal había dicho Soobin, estaba en una olla.

Si se hubiera quedado unos momentos más en la habitación, hubiese visto a Yeonjun sentarse con dificultad sobre la cama, y enterrar su rostro en ella, gritando internamente "¿por qué él? ¿Por qué él?"

Serendipia | Yeongyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora