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Corrí y corrí hasta que me perdieran de vista para así dejar de ser perseguido por esos seis hombres vestidos de traje negro. Me tiré al árbol grande de en frente para descansar porque si bien, esa caída fue a toda velocidad que terminé con una rodilla demasiada raspada que hasta podía creer que se veía mi hueso, quizá estaba exagerando.

Mis brazos, piernas y torso me dolían que se me dificultaba con cada bocanada de aire que tomaba. Me sentía fuera de mí, débil, mareado y muy probable terminaría perdiendo la razón.

No quiero.

Otra vez no.

Mi celular vibró que me hizo alertar de los hombres que me perseguían, me escondí en un pequeño muro que se encontraba a unos 5 pasos de donde estaba yo. Decidí calmar mi aliento y contestar.

-Diga.

-Oh, Taehyung, soy Jungkook- sonaba nervioso y agitado.

-¿Sí?¿Pasó algo?

-Te escuchas con poco aliento, ¿te encuentras bien?- estaba cambiando el tema, estaba desviando mis preguntas.

-Estoy bien, ¿Qué necesitas?- me estaba poniendo más nervioso, alterado de lo que ya me encontraba.

-Eh...-ese silencio era más incómodo que las charlas que tenía con mi mamá sobre la sexualidad.- Taehyung, yo...

Ese "yo" fue lo último que salió de su boca porque se escuchó un ruido raro como si fuera un golpe y se terminó la llamada. Miles de pensamientos me invadían que estaba a punto de que colapsar, me dolía la cabeza de tanto pensar en qué le habrá sucedido a Jungkook en cómo salir de aquí y llegar a la casa de Jin.

Me levanté y decidí seguir; aunque quedaban algunas carreteras y no creo que mi cuerpo pudiese avanzar. Maldición, si tan solo tuviera quién me ayude.

Su nombre vino a mi mente tan rápido como a velocidad de la luz: Hyung-sik, mi amigo desde de la infancia.

-Hyung- el tono de llamada sonó una, dos, tres veces y nada.

Volví a marcar.

Uno, dos, tres, cuatro e infinitamente sonaba la contestadora. Contesta.

De nuevo marcó y esta vez si contestó.

-Hyung, soy Taehyung- estaba alterado, mi respiración cada vez era agitada.

-¡Heey, Taehyung! ¿Cómo estás?

-Mal, sé que no hablamos desde hace aproximadamente un mes, pero en verdad necesito tu ayuda.-tomé aliento- Unos hombres me han perseguido y estoy en medio de la nada para ir a la casa de Jin, no creo poder seguir porque estoy lastimado.

-Kim, Kim tranquilo- podía escuchar su voz alterada, se escucharon unas llaves de fondo- Iré por ti, por favor sigue despierto.

Sigue despierto, me repetía una y mil veces para no decaer. Mis ojos se cerraban cada vez más y mi respiración se cortaba por momentos, dolía el pecho y los recuerdos del pasado volvieron.

Estaba oscureciendo cada vez más y es probable que ellos me siguieran buscando. Me agarré del muro y me levanté para seguir, todo se estaba volviendo nublado, oscuro que pareciera que no hay salida. Seguí caminando hasta ver un árbol grande y venía un tráiler que nubló más mi vista con la luz radiante.

Radiante.

Tan radiante como lo estaba la luna aquella vez.

Mi cuerpo cayó sin fuerza alguna que cualquier músculo pudiera ejercer de mi, estaba tirado en la nada. 

El amanecer termina y cuando la luna se duerme. La sombra azul que permanece conmigo, desaparece.

Canté sin fuerzas y como si de un pétalo de una rosa caída se tratase, todo de mí se fue a la deriva.

Canté sin fuerzas y como si de un pétalo de una rosa caída se tratase, todo de mí se fue a la deriva

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