15

144 19 3
                                    

Su mirada estaba perdida en algún punto, sostenía su taza de café que estaba sobre la mesa. Pensaba en tantas cosas pero siempre llegaba al mismo problema, todo lo que había pasado en estas semanas. Diría que no fue difícil pero tampoco fácil.

Desde aquel día de la discusión con Armando, quizás todo ya no era igual. Hace 7 semanas que cuidaba de Horacio como le había prometido al doctor, y hace 7 semana que no tiene relación alguna con la mafia, ni con los integrantes. Le parecía extraño que nadie de ellos le envié un mensaje pero estaba seguro que armando tenía que ver con eso. Conocía al mayor como la palma de su mano, sabía lo que era capaz de hacer cuando este se enojaba. No demostró importancia en estás semanas por que le era más importante cuidar del menor.

Los primeros días se desvelaba mucho pues Horacio tenía pesadilla y tenía que quedarse a su lado hasta que se duerma, el chico se despertaba muy asustado y Gustabo intentaba tranquilizarlo lo más que podía.
El doctor del chico le dijo que era normal que suceda eso y que siempre esté a su lado en esos momentos, era un acontecimiento reciente que le seguía atormentando lamentablemente.

Por el momento Claudio y nikolai no dormían en la casa, por recomendación del psicólogo, le había recomendado que nikolai no esté en el ambiente de recuperación de su padre, pero el niño si podía estar unas horas todos los días. A gustabo le parecía ridículo pero por Horacio no le decía algo al psicólogo del menor.

Volviendo al punto principal, Markus le había informado que quizás en dos semanas ya podría dejar de cuidar a Horacio, en un momento lo acepto sin problemas pero había olvidado el detalle de la pelea de el y armando, no sabía bien que iba a hacer por que su casa era la sede. El día de la pelea tenía un bolso listo para ir a la casa de Horacio pero nunca lo pudo tener.

Se mordió el labio inferior de la molestia, le enojaba mucho cuando armando recordaba el pasado vivido, simplemente se le hacía irritante. Fueron muchos años duros para los dos y era algo que no quería volver a recordar. Pero parecía que armando olvidaba eso y no era la primera pelea que tenían por eso mismo.

–¿Gustabo?–

Giró rápidamente su rostro y miro a Horacio, relajo su mandíbula que no se había percatado de esa acción y sus dientes dolieron un poco al relajar la mandíbula.

–¿Sucede algo?– le habló tranquilo, no quería mostrarse molesto.

Horacio nego– Nada, solo que te ví así y me preocupo un poco, tú estás bien?– miro al mayor un tanto dudoso.

Gustabo nego bajando su cabeza mirando su taza de café totalmente llena, le dió un sorbo al café y este estaba muy frío. Se sorprendió y miro el reloj de la pared, viendo que estuvo 40 minutos sin tocar ni un poco su bebida.

Le dirigió la mirada al chico que le miraba esperando una respuesta– estoy bien, tu doctor me comunico que en dos semanas ya podré irme y todo volverá a la normalidad– le dijo tan serio que ni se percató.

Horacio asintio algo triste –entiendo...– susurro.

Gustabo miro al chico que miraba a la nada, se le quedó mirando unos segundos y su cabeza unió un par de hilos.

–¿Crees que esto termina aquí, verdad?–

Horacio le miro y asintio– bueno, es que lo has dicho de una manera que parecía una despedida, sabes? –

Gustabo suspiro– si eso, Lo siento si lo notaste así, no tengo muchas cosas buenas aqui– señalo su cabeza.

El menor se sentó en una de las sillas que estaba enfrente de Gustabo– pueden decirme, creo que ya sabes bastante de mi vida, pero de ti... No sé nada–

Fides - gustacio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora