Capítulo 13

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Adeline Miller

— ¿Te sientes mejor? — preguntó Jade, cautelosamente

— Si, estoy bien — contesté sin más, pues estos últimos días me lo ha estado preguntando varias veces por el incidente pasado

—¿Me lo estás diciendo en serio? — preguntó, según él para asegurarse

— No, de broma — comenté sarcásticamente, provocando que pusiera los ojos en blanco divertido como de costumbre.

Desayunamos tranquilamente para posteriormente, dirigirnos al colegio, como ritual fuimos acompañados de buena música a alto volumen, amaba estos pequeños momentos con mi mejor amigo, al llegar, cada uno tomó, su camino pues teníamos materias diferentes.

Odiaba las clases de dibujo técnico pues tenía la mala suerte de que la regla cobraba vida, se movía sola, pero eso no era lo peor de todo sino que justo mi profesor se daba cuenta y empezaba a darme un sermón de como coger la santa regla, las santas escuadras en el bendito tablero, además justo hoy estaba con un dolor de cabeza de los mil demonios por mí falta de sueño del día anterior...

Aquel día solo asistí a la primera clase y después pasé escuchando música bajo un árbol.

✨✨✨

Corríamos con el objetivo de ocultar nuestras siluetas entre los árboles, no teníamos nada para encararlos, nos habían tomado desprevenidos, después de tanto estábamos agotados, nuestras piernas ardían, pero queríamos vivir, por esa razón obligamos a nuestro sistema a seguir, sin embargo, nos alcanzaron

— Ayúdame, no me dejes aquí — exigió desesperadamente, había caído al pie de un árbol, su cuerpo ya no aguantó más, corrió a pesar del disparo, pero cuando los perdimos demostró lo mal que estaba

— Pero ¿Qué hago? — grité con el mismo tono de desesperación, no sabía que hacer siempre era él quien nos liberaba de los problemas, ahora no tenía idea de cómo sacarnos de este

—Yo lo lamento, lamento todo, se que este será mi final y quiero irme tranquilo — comentó entrecortado sabiendo que sería su final, le faltaba mucho el aire, recibió una bala en la costilla derecha, estaba muriendo, su corazón se apagaba a cada segundo, estaba luchando por mantenerse despierto, no podía pedir ayuda pues aquello nos condenaría

— No te lamentes, no lamentes nada — respondí con lágrimas en los ojos — gracias a lo ocurrido pudimos ser felices — confesé lentamente — eres todo para mí — finalicé, mi pecho subía y bajaba, estaba desesperada no quería perderlo

— Te cuidaré desde arriba, eres mi pequeña tormenta, quiero que seas feliz sin importar con quién — dijo con la mirada perdida

— Yo te amo, no me dejes, sé que dijiste que no pida ayuda pero — comenté con rapidez, no pude terminar la frase porque me interrumpió

— No, este es mi final, estoy agotado, no quiero tener que escapar nuevamente, no te quiero arrastrar y condenar a esta vida, solo — se detuvo para tomar otro bocado de aire y dirigió su mirada hacia mí — Te amo y prometo protegerte desde arriba — finalizó cerrando sus bellos ojos color avellana para siempre

— No me dejes, no me dejes — suplique pero fue inútil pues su corazón dejó de latir — Te amo, te amo, te amo — suspiré abrazando su cuerpo sin vida, siempre supe que esto sucedería, pero supuse que ambos estábamos condenados a morir, no solo él.

Lo abracé, lloré, sabía el peligro en el que estaba y más si me quedaba ahí, pero no quise alejarme, no podía soltar su cuerpo, él era mi todo pero ahora se fue.

Estaba oscuro y despejado, yo seguía sentada junto a su cuerpo sin vida, escuché pasos acercándose al lugar, el miedo volvió a recorrer mi organismo, miré como se acercaban tres figuras masculinas desde la penumbra del bosque, estaba asustada, solo esperé con miedo mi fin....

Me desperté de golpe desorientada, solo fue una pesadilla, tan real como lo fue en aquel entonces, sin darme cuenta me había quedado dormida.

Salí del edificio apenas sonó la campana, ese recuerdo me había dado una idea.

Al caer la noche llevé dos rosas rojas, demostrando la pasión que sentí en aquel entonces, que poco a poco se fue convirtiendo en dolor, lo había olvidado tras la muerte de mi madre, siempre iba a hablar con él en su tumba pero dejé de ir, alce ambas rosas al cielo mostrándole que en cualquier lugar que esté, yo lo seguía amando, lo sentía tan cerca de mi como el primer día, después las dejé sobre su tumba, le conté todo lo que pasaba en mi caótica vida, lloré y me desahogué de todo, él siempre me entendió y ambos nos amamos con intensidad, aunque siempre supimos que no estábamos hechos para estar juntos, el esperaba al amor de su vida, a mí me daba igual pero quería disfrutar todo lo que durara lo que teníamos, ambos éramos amantes del romanticismo.

Lamentablemente, él murió sin conocerla y yo estoy condenada a vivir con tanto dolor y abandono a mi misma, que como él dijo "no encontraría a mi verdadero amor así" y la misma respuesta que le di, la volveré a decir "Prefiero una y mil veces estar sola que mal acompañada".

Al inicio nos odiábamos, éramos enemigos a muerte, él creía que era muy odiosa, molesta y yo creía que él era demasiado frívolo, idiota, sarcástico e indiferente, pero con el paso del tiempo se convirtió en amistad, amor y complicidad en varios aspectos, me dejó conocer sus demonios, me mostró el lado gris de su vida, conocí cada rincón de él, empecé a huir con él, me enseñó el verdadero miedo e irónicamente estar con él me daba seguridad, fue mi todo y por primera vez dejé que una persona conozca todo de mi, deje que sea mi debilidad, le di el control para que me arruinara aunque, nunca lo hizo, siempre fuimos cómplices.

Todos los que nos conocieron juntos decían que éramos el uno para él otro, nos hacían bromas, pero cuando todo terminó varios me dieron la espalda, dijeron que todo estuviera bien, si no hubiera aparecido y esa fue la señal para alejarme...

A Pesar De Todo #1 [Primera Versión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora